Capítulo Ocho

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Sabrina llegaba tarde a recoger a los niños al colegio. Le había prometido a Thor que los iría buscar pero se distrajo viendo un enorme puesto de regalos. Había visto una bola de cristal con una sirena y pensó en comprarla para la pequeña. Luego vio un balón de fútbol y también lo compró, Axel había estallado el último la otra tarde.

Desde hacía unos días, Axel había dejado su desánimo atrás y se había propuesto entrenar para hacerse mucho mejor. Quería que, cuando volviese al equipo, fuese una ayuda, no una carga. Y para eso debía entrenar y sacar una nueva supertécnica. Al principio no sabía qué sacar o qué hacer, solo chutaba con fuerza o practicaba con Thor. Hasta que un día hubo una enorme tormenta eléctrica y los niños se asustaron tanto que se echaron a llorar.

Para tratar de calmarlos, Sabrina les cantaba en voz bajita, pero ni siquiera eso funcionaba. El llanto lo ponía nervioso y el no poder entrenar aún más. Vio el balón y lo chutó con fuerza hacia el patio, con la mala suerte de que justo cuando impactó contra un árbol se oyó un trueno.

–Ha provocado a la tormenta –gritó un gemelo, abrazándose a Sabrina.

–La has hecho enfadar –lo acusó el mayor de los cinco hermanitos.

–Ahora no va a parar –lloró el otro, escondido bajo la mesa.

En ese momento, Axel tuvo una idea. Una tormenta. Una tormenta enfurecida. Eso sentía él en su interior casi todos los días: una tormentosa furia. Y podía canalizarla en su supertécnica. Una tormenta... de fuego.

Salió al patio, sin importarle la lluvia. Estaba eufórico, ni siquiera escuchó lo que le gritaban Sabrina y Thor desde la casa. Sacaría esa supertécnica y volvería al equipo más fuerte que nunca.

El recuerdo la hizo sonreír. Luego de esa noche, Axel estuvo una semana entera en cama, enfermo. El karma existía. Y le encantaba. 

"Cada uno recoge lo que siembra", murmuró su conciencia

Aunque sonase cruel, se sentía feliz de que Axel cayese tan enfermo porque, de ese modo, pudo olvidarse un poco de Xavier. Hacía ya días que no le había vuelto a ver y tampoco había soñado con esos tres chicos extraños. Lo cierto era que, desconociendo el por qué, la voz de Xavier le recordaba al que se hacía llamar Xen. Pero estaba segura de que fue su imaginación.

Lo cierto era que extrañaba al chico. Puede que solo hubiesen estado juntos una noche y se acabasen de conocer, pero su presencia le daba buenas vibraciones. Lo echaba de menos. Hacía tiempo que no podía hablar con nadie de esa forma, desahogarse. Axel era un buen chico y siempre le dio su apoyo pero no se sentía igual. Axel Blaze la intimidaba demasiado como para contarlo. Y eso no sabía si era bueno o malo.

Su teléfono la sacó de su ensimismamiento. Era Thor. Al parecer sus hermanitos habían salido antes y él los había recogido. "Perfecto", pensó aliviada, "porque voy ya muy tarde". 

"Normal, eres una tardona"

"Gracias, es bueno saber el gran apoyo que recibo de parte de mi conciencia"

Se dio la vuelta rápidamente, tenía ganas de llegar a la casa y darle la sirena a la hermanita de Thor. Ni siquiera se percató de lo que hacía cuando chocó con dos cuerpos, haciendo que casi se cayese al suelo.

–¿Estás bien? –Alguien la cogió del brazo, evitando que su culo besase el hermoso suelo de cemento.

Erick sujetó a la chica de vestido amarillo que había chocado contra Sue y contra él. Fue un acto reflejo el sujetarla. Ni siquiera se percató de quién era. 

–Sí, sí, lo siento, es que yo... –Se silenció en un instante al ver la cara de su salvador– No puede ser, tú... –Erick también enmudeció. Parpadeó lentamente, sabiendo que era imposible que fuese ella. 

Otro mundo [IE] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora