Capítulo Dieciséis

939 63 9
                                    

Inazuma Japón contra Orfeo. Empate a uno. El Contraataque Catenacchio era una gran supertáctica. Y todo había sido posible gracias a Paolo Bianchi, quien había logrado abrir los ojos a Ray Dark.

Sabrina observó atentamente al entrenador de la selección italiana. Su voz. Le sonaba de algún sitio. Pero, ¿de dónde?

–Remate de Hielo –Rafaelle chutó con fuerza.

Gracias a la increíble defensa de Jack y Archer, Mark logró parar el balón a duras penas

–Estos italianos son muy buenos. Su capacidad de flexibilidad es asombrosa. Han cambiado en tan solo unos segundos –comentó Sabrina con una mueca, sería muy difícil ganarlos

Para todos era obvio que Orfeo había sufrido un gran cambio durante el partido. Desde que lograron realizar el Catenacchio se habían vuelto más fuertes, más rápidos, más agiles. Estaban distintos. No era la misma selección que había empezado el partido.

–Si lograsen romperlo...

–¿Es que aún no te has dado cuenta, Sabrina? –La aludida lo miró, confusa–. Observa bien los movimientos de Paolo.

–Pero, ¿por qué...?

Y entonces lo vio. Paolo hizo, justo frente a sus narices, un regate perfecto. La manera en la que apoyaba el pie derecho en el suelo, cómo giraba la cadera de manera casi imperceptible, incluso la postura de sus manos. Ella había visto esos movimientos antes:

–Es imposible, no puedo

–No te estreses por ello –le puso una mano en su hombro como forma de tranquilizarla–. Tómatelo con calma

–Te he observado meses, Jude –murmuró hastiada, he hecho lo mismo que me has dicho, ¡¡y no me sale nada!!

Y era verdad. Hasta se había puesto una capa para "meterse más en el papel"

–Bueno, llevo haciendo esto desde los 6 años y me costó bastante llegar hasta donde estoy

–¿Enseñando a una inútil? –Inquirió jadeante mientras bebía agua.

Jude rio y negó levemente con esa tranquilidad que le caracterizaba:

–Ayudando a mi amiga a conquistar a mi otro amigo

–¿Qué?

–Vamos, Sabrina, todos sabemos de lo tuyo con Axel

–Y... yo no tengo nada con él –tartamudeó, nerviosa

Sin embargo, el estratega no iba muy desencaminado. El otro día había escuchado a Axel decir que había una jugadora de la otra punta del país que parecía una diosa con el balón. De hecho, la llamaban la Diosa del balón. Y las inseguridades flotaron en Sabrina. Había visto en la mirada del chico algo indescriptible y, sin ninguna razón, sintió unos irremediables celos. Por eso mismo ella quiso ser el objeto de esa mirada y, para ello, ordenó a Jude entrenarla desde las 5 de la mañana

–Esa chica, la Diosa del balón –comentó de repente su amigo, sacándola de su recuerdo–, la conozco

–¿Sí? ¿Y cómo es?

–Pues...

–Es guapísima y se le da genial el fútbol –se respondió a sí misma Sabrina, haciendo un mohín

–Bueno...

–Además, tiene pinta de ser lista y super popular, seguro que es de las que cae genial y siempre liga. Por eso hasta el propio Delantero de Fuego está extasiado con ella –siguió con molestia, rodando los ojos 

Otro mundo [IE] ✔️Where stories live. Discover now