Capítulo Veintiuno

1.4K 113 22
                                    

Los dos estaban en silencio. Ninguno podía dormir. Eran los únicos despiertos. Solo escuchándose las respiraciones tranquilas y acompasadas de los demás.

Hubo muchos intentos de hablar por parte de ambos. Pero, en cuanto uno de ellos abría la boca para hablar, algo pasaba que los interrumpía. Como por ejemplo una flatulencia de tres camas más a la derecha o un ronquido fuerte de cinco camas a la izquierda. ¿El más recurrente? Los chillidos que pegaba Willy cada dos por tres

"¿Cómo podía ese chico gritar tanto mientras dormía?" Lo más raro era que nadie se había despertado por sus chillidos.

Fue en un momento de la media noche, cuando todo estaba en silencio, que uno de los dos pudo hablar:

–Hey.

–Hey.

Silencio. Los ronquidos de uno de los chicos comenzó a oírse de nuevo

–Hey.

–Hey.

–¿Qué tal?

–Bien, ¿y tú?

–Bien.

–Me alegro.

–Yo también.

Silencio de nuevo.

–Hey.

–Hey.

–¿Qué tal?

–Bien, ¿y tú?

–Bien.

–Me alegro.

–Y... ¿Qué haces?

–Nada.

–¿Y tú?

–Pues...

–Queriendo dormir, gracias por preguntar –respondió Kevin con mala leche.

Sabrina resopló, conteniendo las ganas de reír. Se levantó en silencio y salió fuera, donde no peligraría su vida. El chico la siguió. Ambos se sentaron. Uno al lado del otro. Sin decir nada. Justo como estaban antes.

Sus piernas se tocaban y, si tuviese un poco de valor, podía dejar la cabeza sobre el hombro del chico. Pero era muy cobarde y no se atrevía a hacerlo y que él la rechazase. Sería lo más vergonzoso del mundo. Y eso que ella ya había sufrido bastantes situaciones vergonzosas a lo largo de su vida. La mayoría por culpa de un chico. Como por ejemplo Andy. Ese chico había sido su perdición por mucho tiempo

Con el frío calando sus huesos, decidió retomar la conversación:

–Y... ¿cómo vas?

–Pues bien.

–Ah, pues que bien, ¿no?

–¿Y tu? ¿No tienes nada nuevo que decir? –Preguntó con incomodidad, podía asegurar que nunca en su vida había estado en una situación tan incómoda.

–No –respondió escuetamente–. ¿Tú?

–Tampoco.

–¿Estás segura?

–Pues sí, ¿no? –respondió en una breve risa. Risa que el chico no siguió

–¿Completamente segura, Sabrina?

–Ehhh... Bueno... Pues... –Dudó al responder, ¿a qué venía eso? Parecía un interrogatorio de su madre–. ¿Sí?

–Pues a mí no me han dicho eso.

Frunció el ceño, confusa.

–No te entiendo.

Sabrina lo miró con duda. Axel se mantenía neutro. Parecía... enfadado. Nunca le había visto esa mueca, nunca con ella. Sí que se había dado cuenta que a los demás a veces los miraba de mala leche, pero a ella nunca

Otro mundo [IE] ✔️Where stories live. Discover now