Capítulo Veintitrés

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Era ya la cuarta vez que veía ambos partidos, tanto el de The Little Gigants contra Orfeo, como el de Inazuma Japón contra Orfeo, ese que había hecho esa misma tarde.

Mientras, leía las cartas, vídeos y mensaje de apoyo a los chicos. Aún sentía en sus poros la emoción de ver cómo había crecido el club de fútbol del Raimon. Si bien era cierto que no había estado con ellos desde el principio, Mark le había contado lo mal que había estado al principio el club de fútbol.

Sabrina estaba en su habitación, comiendo chocolate. "Eso te afectará luego al peso. Espero que no llores cuando te peses"

"Ya sabes lo que dicen, lo que no te mata..."

"¿Engorda?

"No, te hace más fuerte"

–Oh, Dios, que monada –exclamó al ver una carta de una niña pequeña dirigida a Caleb.


Querido Caleb,

Eres el jugador más guay de todo el torneo. Me gusta mucho tu pelo, me recuerda a un gallo que tenemos en casa (es mi gallo favorito).

Te quiero mucho y espero que marques un gol por mí. Mami dice que tengo que irme a dormir ya, pero quiero terminar el dibujo del gallo que te estoy haciendo.

¿Podrías responderme pronto, por fiss?


–Esto le va a encantar a Caleb –rio encantada.

Cogió otra carta, esta vez dirigida a Axel.


Hola Axel,

Mi nombre es Miriam, y mi hermana se llama Hannah y mi hermano se llama Michael. Mi mami se llama Mónica y mi papá George. Soy de Inglaterra y, no se lo digas a nadie, pero yo apoyo a Inazuma Japón. Es que Edgar Partinus no me gusta, es feo. Me gustas más tú.

Me gusta mucho el fútbol y verte jugar me ha hecho apuntarme a un equipo de fútbol. No juego muy bien y se burlan de mí por eso, pero no te preocupes porque entrenaré muy duro y al final acabaré ganándote. Ya lo verás. Y te venceré con un Súpermegahiper Tornado de Fuego.

Por cierto, tienes que hacerte novio de Sabrina, es muy guapa y le gusta a mi hermano, aunque él no quiere admitirlo. No quiero que se quede con mi hermano, es tonto. El otro día me tiró mi muñeca por la ventana y cayó en un charco y se mojó toda. Ahora mi mamá le está riñendo y  yo estoy feliz. Mi muñeca está ya limpia y mi papá me compró un muñeco. Es su novio como tú  lo serás de Sabrina.

Tienes que ser su novio, casaros y tener muchos hijos futbolistas.

¿Lo harás?

Un beso muy grande.

¡Ánimo Inazuma Japón!


El final de esa carta era tierno, pero un tanto vergonzoso. ¿La gente de verdad la emparejaba con Axel?

Un vídeo salió en la pantalla de su ordenador y el clicó. En seguida, apareció el rostro de un niño de unos 7 años.

–Hola, so.. soy Marcos. Me gusta Inazuma Japón porque juegan con pingüinos –Sabrina trató de contener la risa, entendió esa referencia–. Y a mí me gustan mucho los pingüinos. Mi jugador favorito es Jude porque tiene capa, como Superman –y entonces no pudo aguantar más la risa–.

»Mu... mucho ánimo, Inazuma Japón. Tenéis que ganar –el vídeo terminó con una sonrisa enorme del niño.

Sabrina se dio cuenta, entonces, de una cosa muy importante: los chicos recibían mucho apoyo y eso era alucinante. Era tan asombroso ver cómo tanta gente de todo el mundo apoyaba a ese equipo que empezó siendo un grupo de siete personas amantes del fútbol. Sabrina sonrió. Sentía que esos ánimos también eran para ella. Se apuntó mentalmente enseñarles a los chicos todo eso.

Otro mundo [IE] ✔️Where stories live. Discover now