Capítulo Trece

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Sabrina sabía que solo había sido el primer tiempo. Pero en aquellos escasos 30 minutos su corazón había latido con tanta fuerza que parecía imposible. Había sido algo... mágico, alucinante. Tantos chuts, paradas, regates... Nunca se imaginó que el fútbol pudiese ser algo tan... atrayente

–Sabrina –la llamó Silvia, sacándole de sus pensamientos–, ¿quieres ayudarnos? –Le tendió  unas toallas y unas botellas de agua con una sonrisa

Ella asintió dubitativa, cogiéndolo todo con torpeza. Miró a sus alrededores pero todos tenían ya sus respectivas toallas y bebidas. Empezó a dar pasitos pequeños, yendo hacia Erick, luego hacia Jack, luego hacia Nathan, y así sucesivamente, pero sin llegar del todo a ellos. Tampoco se acercaba del todo a ellos por temor a interrumpir la conversación que cada uno tenía. La inseguridad volvía a ella, como era habitual, la verdad. Por un momento, pensó en acercarse a Erick, quien charlaba animadamente con Bobby y Silvia. Sin embargo, desistió de su idea rápidamente cuando se percató de que seguramente hablarían de algo de la infancia. Al fin y al cabo, ellos tres eran amigos de hacía mucho tiempo. Ella no pintaba mucho ahí la verdad

Y entonces alguien le tocó el hombro.

–Tengo sed –le dijo en cuento se giró.

–¿Eh? ¿Y por qué me lo dices? –Preguntó confusa, acomodándose todo aquello que llevaba en brazos–.

»¡Ah, sí! Si yo llevo las bebidas –se golpeó mentalmente en la frente–. 

»Ten –Mark la recibió con una sonrisa.

Bebió un generoso tragó y acto seguido la miró con expectación.

–Y dime, ¿qué te está pareciendo el partido? –Le preguntó ansioso el chico. Necesitaba saber su respuesta, deseando que fuese positiva. Ansiaba que Sabrina amase el fútbol tanto como él

La chica decidió ser sincera con él.

–Muy emocionante, la verdad –respondió colocando las cosas en sus brazos pero sin borrar su sonrisa emocionada–. Nunca pensé que un partido de fútbol me fuese a parecer tan... –Sabrina se quedó callada al ver a Axel echarse agua sobre la cabeza.

Esa acción le pareció tan... tan... tan interesante. Sí, le pareció interesante. Sintió un fuerte sonrojo. "Parece que es lo único que sé hacer bien, sonrojarme", pensó avergonzada de sí misma.

–Yo también quiero una toalla –le pidió Kevin, acercándose a ella– y si me das una botella de agua no voy a hacerle ascos –bromeó, pero Sabrina no le escuchaba–. 

»¿Sabrina? Sabrina –la zarandeó con fuerza, haciendo que se le cayese todo aquello que llevaba en brazos.

La chica parpadeó, despertando de su ensoñación. Fue entonces cuando se percató de lo que estaba haciendo, de que lo estaba acosando con la mirada y que las botellas y las toallas estaban todas desperdigadas por el suelo. Se agachó para recoger todo deprisa, recibiendo ayuda de Kevin y Mark.

–Lo... lo siento, e... es que yo... –Se interrumpió al ver la mirada que le dirigía Axel, que era de confusión total–.

»Estaba... –Titubeó, viendo aún de reojo al delantero– distraída y no controlé mucho las cosas y eso. Y también como pesa mucho... –Frunció el ceño cuando se percató de las excusas tan patéticas que estaba haciendo. No sabía ni hilar unas simples palabras.

Con la cara roja como un tomate, cogió una toalla limpia y se la tendió a Kevin junto con una botella de agua.

–Ten –murmuró sin atreverse a mirar a los ojos a nadie

Kevin la cogió titubeante, temeroso de que a la chica le diese algo como antes y se quedase viendo la nada con la mirada perdida. Mientras Erick los veía con una sonrisa en la cara. Ella era muy graciosa.

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