Capítulo Seis

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El entrenador Travis miraba seriamente a Sabrina. Recodaba perfectamente lo que le contó Seymour sobre ella. Era casi imposible de creer, una chica de otra dimensión. Era imposible que existiese otro mundo. "¿Y si la han estado engañado todo este tiempo?"

Miró de reojo a su hija. Camelia la miraba extasiada. Era la viva imagen de la admiración. Y Percival creía el por qué la miraba así. Camelia era una chica muy callada, tímida e insegura y, aunque la chica también fuese torpe, tímida e insegura, el tiempo que había pasado en los Estados Unidos le había servido de mucho. Seymour se lo había confirmado, y él confiaba en el antiguo entrenador del Raimon.

Sin embargo, aún no podía establecer con exactitud si era una amenaza o una ventaja para el equipo. Porque sí, en el fondo, él quería a esos jugadores.

Solo le quedaba observar y, si hacía bien al equipo, tal vez la admitía en el equipo como gerente cuando llegasen a la isla de Liocott. Si es que llegaban claro.

–Sabrina, ¿nos dirás dónde has estado? –Le preguntó Mark emocionado.

–Sí –dijo Xavier, cruzado de brazos–, ¿y nos dirás quién es ese tal Dylan?

Sabrina lo miró con una ceja arqueada. Eso que detectaba en su voz, ¿eran celos?

–Vaya, vaya, pero míralo, sí está celoso y todo –Caleb le acababa de leer el pensamiento.

–Te equivocas, solo tengo curiosidad –replicó con voz calmada.

Sabrina lo miró, sin creer ni una sola palabra. Puede que Xavier supiera modular muy bien su voz, pero ella había aprendido a comprenderlo mejor y sabía perfectamente que estaba celoso. Y eso no supo cómo tomárselo.

Sí, puede que antes le gustase, pero ahora... Ahora sentía que todos eran sus amigos. Es decir, su corazón no latía desenfrenado por nadie. Esos latidos tan fuertes que sentía por Xavier o por Axel ya no estaban, era como si hubiera desaparecido. Su corazón era suyo, era algo que había aprendido, y no le pertenecía a nadie.

En Estados Unidos, Mark le había dado una buena charla sobre por qué no debía pensar que alguien tuviese su corazón. Su corazón era suyo, y lo máximo que la gente podía llegar a alcanzar, era un sentimiento.

Lo cierto era que agradecía haber aceptado la propuesta de Erick, porque había aprendido más de sí misma, a quererse y a ser decidida.

–Es mi amigo, un amigo que he hecho allí –respondió escuetamente.

–¿Solo eso? –alguien más estaba celoso.

–Sí, solo eso.

Lo miró fijamente y supo que no tardarían en hablar.

[...]

–¿De verdad que solo es tu amigo? –Le preguntó de nuevo, cuando ya estaban a solas.

La chica suspiró, molesta. Ni Sue era tan pesada.

–Sí, ya te lo he dicho antes.

–Pero, ¿amigo amigo, o amigo con algo más?

Sabrina frunció el ceño. No comprendía bien del todo lo que quería decir pero se podía ir haciendo una idea.

–¿Qué significa eso?

El chico dudó un poco antes de hablar.

–Pues que, si es un amigo como Jude o un amigo como yo –aclaró.

Sabrina lo miró, sin expresión alguna. No sabía qué decirle para no hacerle daño.


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Otro mundo [IE] ✔️Where stories live. Discover now