Capítulo Quince

1.6K 112 16
                                    

No podía creer lo que veían sus ojos. Debía ser una pesadilla. Mark Evans se había despertado antes que ella. Y ya estaba desayunando, tranquilamente, no con prisas, que esa era la imagen habitual. Ni tampoco tenía la cinta mal puesta o estaba despeinado. Sabrina sentía que se habían intercambiado las tornas. Ahora era ella quien se encontraba desaliñada, tarde, sin desayunar y aún en pijama.

–Buenos días, Sabrina –la saludó con un bigote de leche.

–Bu... buenos días, Mark –respondió lentamente, mirando de reojo a la madre de Mark que parecía estar en las nubes. ¿En qué clase de universo alternativo estaba ahora? Ahora solo le faltaba ver a Jude y a Axel hacer bromas y ya podía asegurar que, o estaba en un sueño muy extraño, o de verdad estaba en un universo alterno–.

»¿Co... cómo has dormido hoy, Mark?

El chico se quedó callado, pensativo, recordando su sueño. Aún sentía escalofríos de la pesadilla que había tenido. Sabía que su Mano Celestial nunca pararía los remates del Zeus, eso ya se lo suponía. Pero el hecho de que no pudiese parar el Triángulo Z era como si le hubiese hecho darse cuenta de la realidad en la que estaba. Una cosa era pensarlo y otra muy distinta verlo.

Mark sabía una cosa con certeza, el Raimon se encontraba perdido. No ganarían el Torneo Fútbol Frontier. Había fallado, tanto a su equipo como a su abuelo.

Negó con fuerza. No debía pensar así.

–Como todos los días –era una respuesta escueta y que Sabrina no dio como válida

–¿De verdad? Entonces me imagino que los gritos que escuché ayer por la noche eran del vecino, ¿no?

Sharon se giró a ver a su hijo con preocupación. Mark era un chico de sueño profundo, ni siquiera el más grave ruido lo despertaba. Y, definitivamente, nunca había tenido pesadillas. Ni siquiera cuando era pequeño las tenía. De hecho, él solo se despertaba llorando porque tenía mucha hambre, más o menos como ahora

–Yo me voy ya, no quiero llegar tarde –anunció levantándose de la silla lentamente, esquivando la pregunta de la chica–. ¿Quieres que te espere, Sabrina?

La aludida suspiró y negó levemente. Sabía que no obtendría una respuesta por su parte. Se sentó en la silla que tenía al lado y agradeció con una sonrisa que la madre de Mark le pusiera el desayuno de manera casi inmediata

–No, no, ve tirando tú, luego... luego te alcanzaré, ¿sí? –le respondió sin apartar la mirada de él, causando que su tazón de leche se derramase sobre su pijama.

Ante tal escena, Mark no pudo evitar reír levemente:

–¿Qué te pasa? Mamá y tú estáis muy raras hoy, ¿eh?

–S... sí –murmuraron a la vez, viéndolo como si fuera un extraterrestre

–Bueno, entonces me voy –salió de la cocina a paso lento, no corriendo como era usual–. Adiós, mamá, adiós, Sabrina 

La aludida se quedó viendo donde había estado antes el chico y frunció el ceño, preocupada. "¿Qué te ocurre, Mark? Este no eres tú".


╭───────╯ °✧° ╰───────╮


El ambiente era demasiado deprimente. No sabían qué hacer para animar a Mark. Por eso mismo los dos amigos se quedaron callados, cada uno pensando en algo para ayudar al capitán del equipo, capitán que estaba irreconocible por su comportamiento.

Hasta que entró Sabrina, y con ella la oportunidad de subir los ánimos del portero del equipo.

–Chicos, ¿no entrenáis? Todos están en el campo ya y yo tengo que ponerme la ropa deportiva para ayudaros con el entrenamiento –anunció entusiasmada, lanzándoles una indirecta de que se fuesen con viento fresco.

Otro mundo [IE] ✔️Where stories live. Discover now