Capítulo Dieciséis

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Oscuridad. Estaba hasta las narices de la oscuridad. Sin embargo, al contrario que las otras dos veces anteriores, no sentía nada. Era como si estuviese dormida, en un sueño. Solo sentía que estaba tumbada en un colchón, pues no se sentía incómoda, todo lo contrario, era como estar en una nube.

De repente, escuchó unos susurros un poco apagados. Las voces se fueron acercando más y, asustada, cerró los ojos, simulando volver a estar dormida. Sintió como la oscuridad desaparecía, pues, pese a tener los ojos cerrados, sentía la luz que acababa de inundar toda la habitación.

–¿Es ella? –Preguntó un chico.

–Eso parece –le respondió otro de voz más baja. Ella conocía esa voz, era de Dvalin. El capitán del Épsilon

Pero la voz del otro chico no le sonaba de nada. Eso la hizo asustarse un poco. Estaba con un chico desconocido y un extraterrestre

"Qué suerte tengo de verdad", ironizó

"A lo mejor el chico es guapo"

"¡¡Conciencia!!"

–¿Qué habrá hecho para que la tengan aquí?

–No lo sé, pero parece inofensiva.

–Voy a despertarla.

–¿Qué? No.

»Janus, no puedes hacer eso.

Pese a la advertencia, el tal Janus se acercó a ella y la zarandeó suavemente.

–Ey, ey, chica –la llamaba mientras la movía.

–Está dormida, déjala y vámonos antes de que nos pillen –sonaba nervioso, ¿es que ellos no tenían permiso de visitarla?

¿Eso significaba que ellos no tenían nada que ver con su secuestro? Pero si fueron los extraterrestres quienes se la llevaron. Sí, no fueron ellos, fueron esos hombres verdes, pero...

Sabrina sentía que no entendía nada. Estaba confusa y no pudo evitar fruncir el ceño.

–Genial, ya la despertaste –se quejó Dvalin.

"Ya te pillaron del todo, chica". Sin más remedio, abrió los ojos y, aunque supiese que había dos chicos en una misma habitación, y uno de ellos estaba muy cerca de ella, no pudo evitar sorprenderse y soltar un grito. El tal Janus estaba justo frente a ella, casi tocando su nariz con la suya. Sabrina gritó, Janus gritó, ambos gritaron.

–Maldición, callaos de una vez, niñas de mamá –se quejó Dvalin, poniendo sus dos manos sobre las bocas de los dos gritones.

Pese a tener la boca tapada, Janus y Sabrina siguieron gritando sin motivo alguno.

–¿Qué son esos ruidos? –Oyeron que preguntaba una chica a lo lejos.

Inmediatamente, se callaron. Asustados ante la posibilidad de que los pillasen. Sigilosamente, Dvalin cerró la puerta, cerciorándose de que nadie estaba cerca de la habitación de la chica.

–¿Quién eres? –Preguntó Sabrina, mirando con resentimiento a Janus.

Ante la pregunta, el chico infló el pecho como un pavo y esbozó una sonrisa engreída, le encantaba tener que presentarse, sonaba siempre tan poderoso:

–Janus, capitán del Tormenta de Géminis.

–Ah, pues yo... Sabrina, gerente del equipo Raimon –le tendió la mano y Janus se la estrechó con fuerza.

Se quedaron viendo fijamente. Retándose con las miradas.

–Bueno, ahora que ya nos conocemos... –Sabrina tragó saliva, nerviosa, tratando de obviar que estaba en un lugar desconocido. Ella solo quería destensar el ambiente–. ¿Qué te haces en el pelo para que te quede tan suave?

Otro mundo [IE] ✔️Where stories live. Discover now