Capítulo Once

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Xavier miraba a la chica, oculto entre las sombras. Tenía que hablar con ella fuese como fuese. Pero, ¿cómo haría para llamar su atención?

Sabrina estaba hablando con el chico encapuchado, le cogió de la mano y le dio un apretón. ¿Quién era ese chico? Sin quererlo, Xavier hizo un puchero, molesto. Decidió ponerse también la capucha y acercarse a ella. Tenía la clara intención de llevársela con él y nadie lo detendría.

–Lo cierto es que el partido no tiene pinta de terminar bien para el Raimon –estaba diciéndole ella, acercándose más a ese chico.

–Espero que sean capaces de ganar –comentó el otro chico que estaba al otro lado del encapuchado, el que tenía tantos hermanos.

Ese chico misterioso permaneció en silencio y a Xavier le dio curiosidad. Para ser sinceros, si Sabrina le apretaba la mano y se acercaba a él, lo último que haría sería estar callado. Todo lo contrario. Estaría hablando por los codos sin parar, lleno de alegría

"Suertudo", pensó con molestia. Ese chico no sabía aprovechar lo que tenía

–Y Shawn... –Sabrina vio como Axel apretaba los puños con la furia de la impotencia–. 

»Axel, tranquilo, tienes que... –Se interrumpió al sentir como alguien se colocaba frente a ella, tapándole todo el campo. Hizo una mueca, molesta, odiaba que la gente se pusiera delante de ella

Ahora fue el turno de Axel de apretarle la mano para tranquilizarla. Sabía perfectamente que ella era capaz de dar una paliza  a ese chico que le estaba tapando todo el campo. Ante el gesto del muchacho, Sabrina tomó aire, tratando de contener un comentario mordaz:

–Perdona, ¿puedes quitarte? –Preguntó cortésmente, pero sin quitar un deje de ironía.

Y, de la nada, el chico la cogió del brazo y se la llevó a rastras.

–Eh, tú, suéltala –gritaban Thor y los pequeños.

–Suéltame, suéltame –Sabrina no paraba de moverse para tratar de zafarse de su agarre pero era fuerte y no cedía.

Furiosa, le dio un pisotón en el pie, con la suerte para ella –pero no para él– de llevar tacones ese día. Lamentablemente, no sucedió como planeó desde el principio y su secuestrador no la soltó, todo lo contrario, emitió un gruñido de molestia y la cargó en su hombro.

–Suéltame, pervertido, imbécil, secuestrador –comenzó a insultarle Sabrina, moviendo las piernas contra su torso una y otra vez.

–¿Puedes quedarte quieta, por favor? –Pidió el chico, las patadas de la chica comenzaban a dolerle.

Cuando se encontraron ya en el bosque, lejos de miradas curiosas, la bajó de su hombro. Sabrina ni se paró a ver a su secuestrador, se arregló la falda del vestido y echó a correr.

–Maldita sea –maldijo por lo bajo Xavier.

Sabrina se mofaba de él. Antes podría haberse quedado ahí, esperando a que el chico le hiciese algo, pero había pasado varias semanas con Axel y Thor, dos hermanos sobreprotectores que le habían enseñado sobre defensa personal. Pero, sobre todo, a correr en caso de peligro (y a correr derecha y sin caerse... más o menos).

Con lo que no contaba era con la rapidez del chico, pues, en menos de un segundo, ya la había vuelto a atrapar.

–Por favor, Sabrina, soy yo –el chico se quitó la capucha, dejando ver el rostro de Xavier, Xen para los extraterrestres–. Solo quiero hablar, por favor, dame una oportunidad.

–¿Una oportunidad? –Murmuró en voz baja.

Sabrina sabía bien lo que era querer una oportunidad. Era lo que ella había deseado desde pequeña, una oportunidad para poder entablar una buena relación con sus padres. Pero ellos nunca se la dieron.

Otro mundo [IE] ✔️Where stories live. Discover now