Capítulo Diecinueve

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–Te quiero

–Yo también te quiero, Sabrina

Axel no podía parar de recordar esa escena, ese abrazo. No debería haber ido a buscarlos, debió haber dejado que fuese Nathan, o Sam, o Kevin, o incluso la reina de Inglaterra. Fue un error iré y se dio cuenta en ese mismo instante.

–¿Y Jude y Sabrina?

Axel vio una oportunidad que no se permitió desaprovechar. Desde que Sabrina había arrastrado ayuda hacia el campo de fútbol, Axel no había parado de pensar en lo que podía estar pasando entre ellos. Sabía que era absurdo sentir celos de su amigo, pero no podía evitarlo. Cuando Nathan se ofreció a ir a buscarles Axel le detuvo.

–Ya voy yo, así  tomo un poco el aire.

Fue una excusa pésima que, para su suerte o desgracia, Nathan se tragó. Sin embargo, ese sentimiento de fortuna se desvaneció cuando vio a Sabrina y a Jude abrazándose y diciéndose que se querían. Y, por alguna extraña razón, escuchar esas palabras le dolió mucho más de lo que alguna vez habría pensado.

Maldición. No sabía que le molestaba más, el hecho de que ella quisiera a Jude o que a él le molestase que ella quisiera a Jude. No comprendía por qué se sentía tan frustrado y eso le frustraba. Solo sabía qué no quería que ella quisiera a su amigo. ¿Por qué Jude? ¿Por qué él? ¿Qué tenía Jude que no tuviese él?

–Dinero, una casa enorme, un gran cerebro que es capaz de pensar en las jugadas más espectaculares, misterio, atractivo y una hermana adorable –respondió Nelly detrás de él, al parecer había hablado en voz alta–. 

»Ah, y se me olvidó algo importante, él no lanza balonazos a todo el mundo –le reprochó, aún estaba algo enfadada con él por lanzarle un balonazo a Mark en el partido contra la Royal.

–Gracias por responder a mi pregunta, Nelly –replicó sarcásticamente–. Y yo también tengo una hermana adorable.

–Sí, pero lanzas balonazos a todo aquel que no esté concentrado –rebatió ella, queriendo ganar la pelea.

Axel volvió a sumirse en un silencio profundo, lleno de pesar. Y eso a Nelly le hizo sentir mal. Era una gerente, debía actuar como tal. ¿Qué haría Silvia en su situación? Seguramente que trataría de consolarlo y le diría las palabras exactas para hacerle sentir mejor. La verdad era que Silvia Woods tenía más sensibilidad en su dedo meñique que ella en todo su cuerpo. Pero Silvia no estaba ahora, y le tocaba a ella hacer su papel de buena gerente:

–Eh.... ¿En qué puedo ayudarte? –Preguntó sin saber muy bien cómo actuar o qué decir.

Axel se paralizó. ¿Debería decírselo? Bueno, en condiciones normales no lo haría, pero se encontraba desesperado y, cuando quiso darse cuenta, se lo estaba contando.

–Les oí decir que se querían –murmuró en voz baja.

Nelly parpadeó un par de veces, el asombro palpable en su rostro, y, de repente, se echó a reír sin parar. ¿Era eso?

–Axel, sabes que ella solo lo ve como un amigo, ¿verdad? –Le preguntó aún con lágrimas en los ojos.

–Ya, y los cerdos vuelan, ¿no? –Preguntó con sarcasmo.

–Hay diferentes formas de querer a alguien. No siempre tiene que ser un significado romántico. Deberías hablar con Jude sobre esto, seguro que te lo aclara y...

Se vio interrumpida por la repentina aparición de la chica en cuestión.

–Axel, eh... –Sabrina se sonrojó de repente y comenzó a tartamudear–. Mark dice que... Bueno, él dice que... En realidad yo quería... A ver, no, yo lo que quiero decir... Es que... bueno, ya sabes... 

Otro mundo [IE] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora