PRÓLOGO

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Helios estaba mirando a esa chica. Era muy curiosa... ridícula. Se rio con fuerza. "Sería una buena idea que se cayese ahora", pensó con maldad. Helios no se consideraba un ser malvado, pero sí tenía un humor particularmente negro. En particular, no tenía nada contra ella. Le caía bien. Pero consideraba su vida un poco aburrida. Todo demasiado monótono. Le faltaba emoción. ¡¡Pero para eso estaba él ahí!!

Ya había pasado suficiente tiempo desde aquella vez como para mover algunas cosillas de su vida. Había pasados días muy aburrido sin poder hacer nada. Por eso, la imagen de ella cayendo de nuevo le pareció demasiado atractiva.

–¡¡HELIOS!! –Gritó furiosa la mujer rubia, entrando en la sala como un huracán.

–¿Qué habré hecho ahora? –Puso una sonrisa sarcástica y la ignoró.

–Sabes perfectamente lo que has hecho –le espetó furiosa–.

»Eres un irresponsable. No puedes ir moviendo su vida como a ti te parezca. ¡¡ES UNA NIÑA!! Y tú eres un supremo. ¿Acaso has perdido el juicio? Ya eres lo suficientemente mayor como para dejar de jugar con el destino de la gente y con sus vidas

Helios se levantó con parsimonia. No le gustaba por donde iba ella.

–No me hables así, como si fuera un niño.

–Pues deja de comportarte como tal, joder.

Helios salió furioso de la sala, dejando los ánimos de la mujer rubia estuvieran por los aires. Respiró profundamente y decidió arreglar lo que Helios había causado.

–Volverás a casa, Sabrina –susurró, moviendo lentamente los hilos dorados del destino de la chica–, lo prometo.


╭───────╯ °✧° ╰───────╮


A veces le costaba caminar. Las secuelas del accidente seguían vigentes en su cuerpo. Nunca pensó que llegar a la cocina por un vaso de agua le fuese a costar tanto.

Cansada, se sentó en un sillón y se masajeó las pantorrillas. Aún recordaba su sueño. Era realmente hermoso.

Abrió los ojos con lentitud. La luz le hacía daño a los ojos. De repente, oyó unas risas  suaves. Esa escena le recordó al principio, al principio de todo. Los abrió de golpe y vio a sus amigos. Tenía el mismo vestido que ese día, aquel vestido blanco, vaporoso. Se incorporó levemente, sintiendo como alguien le ayudaba a levantarse. Era Steve. Con lágrimas en los ojos lo abrazó con fuerza.

–Hola de nuevo, Sabrina –la saludaron todos a la vez, haciendo que se girase de golpe.

Todos estaban ahí reunidos, Mark, Jude, Kevin, Erick, Bobby, Todd, Jim, Jack, Max... Y Axel. El chico se acercó a ella lentamente. La miraba como si fuera un ángel recién caído del cielo.

–Eres tú –le rozó la mejilla con el dorso de su mano. Fue un leve toque, pero fue suficiente para que se le erizase la piel.

Sabrina asintió, con lágrimas en los ojos. Sí, había vuelto, era ella.

–Y tú eres tú –ambos rieron y se abrazaron.

–Te he echado de menos –dijeron a la vez, provocando más risas.

Sintió muchas ganas de abrazarlo, pero se sentía inmovilizada. No podía moverse bien. La culpa sería de la emoción, estaba segura.

–¿Volverás a irte? –Preguntó preocupado y con un poco de temor en la voz, agarrando su mano con fuerza.

–No, nunca más –le prometió, acercándose a él.

Sus bocas estaban ya muy cerca, casi rozándose. "Solo un poco más", pensaba ella con ansias, "solo un poquito más cerca".

–Te quiero, Sabrina.

Y entonces el gato cayó la gran cantidad de libros apilados que tenía en su habitación. "Estúpido gato, como te gusta joder a los demás", lo maldijo. Era la quinta vez que la despertaba de un sueño fantástico con Axel... y con los demás, claro.

Sabrina trató de levantarse del sofá y, con mucho esfuerzo, se puso de pie.

–Me siento como un bebé que está aprendiendo a andar –comentó con una mueca.

No logró llegar ni a la cocina cuando el estúpido gato –que ella creía que era la encarnación de Satanás o de Ray Dark, porque ya que estaban comparando...– se enredó en sus piernas. Tropezó con su cuerpo gordo y peludamente naranja y cayó de bruces contra el suelo, dándose un fuerte golpe con la mesa del comedor. 

En ese instante, todo se volvió negro de nuevo. Una conocida sensación la inundó de nuevo. La última vez que la había sentido había sido hacía varios meses, cuando dejó aquel mundo maravilloso donde había encontrado por fin su sitio, su hogar

Dejó que la oscuridad la tragase, dejando escapar un suspiro. Estaba cansada de luchar, de sentir nostalgia todo el tiempo. Ella solo quería volver a su casa

Lo harás, querida, lo harás

Lo último que escuchó antes de perder la conciencia fue la voz suave y candente de Axel Blaze

–Sabrina...

»Bienvenida de nuevo, te echábamos de menos






Es un prólogo cortito pero suficiente para dar inicio a la segunda temporada!!❤️🤩

Otro mundo [IE] ✔️Where stories live. Discover now