EXTRA 6

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Sabrina miraba con amor a su marido, quien estaba dormido con la cabeza apoyada en su regazo.

Nada más despertar, Sabrina se vio rodeada de su marido y de Cami. Los demás no tardaron en llegar... y tampoco tardaron en irse:

–Como no os vayáis ya, comenzaré a lanzar balonazos a todos –les había amenazado Axel y, obviamente, no tardaron en salir por patas de ahí.

Una vez estuvieron solos, Axel se dedicó a mimar a su esposa. La había extrañado tanto.

Sabrina acarició con cariño el pelo de su esposo. ¿Cuándo había pasado tan rápido el tiempo? Parecía ayer cuando apareció con ese extraño vestido en la rivera, donde Mark la taladró a preguntas y donde conoció por primera vez a Axel Blaze, vomitándole encima. Y ahora estaban casados, con dos hijos.

Axel se removió y no tardó en despertarse. Sonrió con burla al ver cómo se intentaba arreglar el pelo. Era tan egocéntrico

–Hola, bello durmiente.

–Gracias por decirme bello, aunque ya lo sabía, preciosa –le guiñó un ojo con una coquetería que le hizo reír–.

»¿Cómo te encuentras?

–Ya te lo he dicho –le respondió con pesadez–. Estoy bien.

–Cuando lo diga mi padre, lo creeré.

Sabrina rodó los ojos con molestia. Había pasado solo un día, pero ya se encontraba mucho mejor y ya quería irse. Quería ver a sus niños.

Y, como si los hubiese invocado, los dos pequeños aparecieron por la puerta como un vendaval.

–¡¡MAMII!! –Gritó emocionada Cat, tirándose a la cama de su madre. Axel la ayudó a subir cuando vio que empezaba a hacer un puchero al no poder llegar bien arriba. No quería que se hiciera daño en el intento de subir y, conociéndola, capaz era de destruir la habitación entera

Con rapidez, se subió a su regazo y se acurrucó en su pecho. Inspiró su aroma y sonrió. Olía muy bien, no sabía explicarlo, pero olía a mamá. Recordaba la vez que su hermano le había dejado un pañuelo que usaba su madre en primavera, cuando refrescaba por las mañanas. Cat siempre lo olía y se deleitaba con el aroma que desprendía la tela. No negó que lloró cuando su padre tuvo que lavarlo.

Devlin también corrió hacia ella y, sentándose a su lado en la cama, se acurrucó en su costado. Y, como siempre que lo hacía, Sabrina acarició su pelo con cariño.

–Te hemos echado de menos, mami.

–Sí. Papá cocina muy mal –asintió Devlin.

Sabrina rio con fuerza al ver el rostro ofendido de su marido.

–No te enfades cariño –murmuró, tratando de ocultar su risa mientras le acariciaba la mejilla con cariño.

Axel se sentó a su otro lado y le sacó la lengua a su hijo, mostrando su gran madurez. La risa de Sabrina aumentó y, al oírla, su hija la secundó. Estaba tan feliz de poder estar con su mamá por fin.

La mujer miró atentamente a su familia y sintió como algo se oprimía en su pecho. 5 años. 5 años que se había perdido de la vida de sus pequeños. No había estado en el primer partido de fútbol de Devlin, ni había visto los primeros pasos de su hija. Sentía que se había perdido una parte importante de la vida de sus hijos, parte que ya no volvería a recuperar.

Axel pareció notar la mueca triste de su esposa y la besó en la frente.

–Está todo grabado –le susurró, haciéndola sonreír. Podían pasar años, pero Axel Blaze seguiría conociéndola mejor que ella misma.

Otro mundo [IE] ✔️Where stories live. Discover now