Capítulo Quince

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–¿Estás seguro?

–No quiero que vengas conmigo, Sabrina. Ya te lo he dicho cien mil veces. Quiero que te quedes aquí, en el mundial. Que disfrutes por mí y por ti, por los dos.

–Pero... 

Sabrina no lo entendía. ¿Cómo podía pedirle eso? ¿Cómo podía pedirle que lo abandonase?

–Estaré bien. Bobby me acompañará.

La chica asintió, dudosa. Sin embargo, respetaría su decisión. Confiaba en él.

–Te llamaré –le prometió, dándole un abrazo–. Todos los días.

–Lo sé –rio el chico mientras le apretaba la mano con cariño

Los dos amigos se vieron a los ojos. Volverían a verse, estaban seguros.

–Nos veremos pronto, Erick Eagle.


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–¡¿Un kappa?!

–Sí, lo vi anoche, cuando iba al cuarto de baño –afirmó Mark, con una mirada que mostraba tal vez un poquito de locura y de falta de sueño–. Oí un ruido me di la vuelta y allí estaba. No os imagináis que susto me llevé.

Sabrina frunció el ceño.

–Mark, ¿y no será que lo has soñado todo?

–Que no, que te digo que lo vi. El kappa tenía la boca así –se apretó los mofletes y los estiró, haciendo que sus labios se estirasen hacia los lados– y en la cabeza tenía algo como esto –se despeinó a la vez que se ponía una taza en la cabeza–.

»Nathan, tú me crees, ¿verdad que sí?

–Eh, claro –titubeó el chico, sin saber qué decir para no herirle.

–¿Y vosotros, Jude, Axel, Darren, Sabrina? –Preguntó, mirándoles fijamente.

–Pues... bueno... nosotros... –Darren no sabía dónde meterse.

Mientras, Jude, Axel y Sabrina solo miraban a un punto fijo para evitar la mirada anhelante de Mark, que se sentía confuso. ¿Por qué nadie le creía?

"Definitivamente te has vuelto loco, Mark Evans".


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Esas bolas de arroz con atún estaban deliciosas. Muy ricas. Sus gerentes tenían manos de santo. Eran unas verdaderas diosas de la cocina.

A su lado, el delantero de fuego la miraba con duda en los ojos. Desde lejos, Nathan y David le hacían señas para que diese el primer paso, pero él aún no estaba muy seguro. Fue Thor quien le dio un última empujoncito.

"Hazlo, no pierdes nada", le dijo mentalmente.

El chico asintió y se aclaró la garganta, llamando la atención de la gerente.

–Sabrina, ¿podrías venir conmigo... esta tarde... a comprar una cosa? –Le pidió Axel entre titubeos.

La chica lo miró, un tanto confusa, pero en seguida una sonrisa se pintó en sus labios. ¿Una salida con Axel Blaze? Estaría tonta si decía que no. Tragó con rapidez y le sonrió.

–Eh, sí, claro. Me encantaría.

De reojo vio a las gerentes enseñándole el pulgar hacia arriba. Sus mejillas se tornaron rojas. "Por favor, que nadie las haya visto". Y así fue, porque todos los jugadores veían como su delantero estrella la miraba con ojos de cachorro. Todos le habían ayudado para dar ese primer paso, hasta Caleb le había ayudado.

Otro mundo [IE] ✔️Where stories live. Discover now