Capítulo 32 "When I Look At You"

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JIMIN

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JIMIN

Pasaron días, incluso un par de semanas en que Jungkook no se atrevía a siquiera dirigirle la palabra. Obviamente habían dormido en camas separadas por primera vez después de todos esos meses juntos, y el Omega de Jimin estaba inquieto aún dentro del nido que había creado.
Se sentía débil, si con una palabra debía definir todo lo que su pequeño cuerpo estaba sintiendo, pero en todo ese tiempo no había tenido la valentía de decirle a Jungkook acerca de sus síntomas y la falta que le estaba haciendo estando lejos de él.

Ese día pensó que lo mejor para despejar todas esas preocupaciones sería tener un tiempo a solas y hacer unas de las cosas que amaba hacer y que por muchísimo tiempo había dejado de lado: cabalgar.
No tenía a Hermes consigo, pero no por eso se acababa el mundo. Iba a extrañarlo, claramente, pero él debía dar esos pasos para mejorar por más pequeños que fuesen.

La arena se levantaba con cada paso que Apolo daba hacia el frente con Jimin sobre él sintiendo la brisa de las olas ondeando su cabello con gracia.
Sus manos temblaban, obviamente tenía muchísimo miedo pero poco a poco podría seguir adelante, de eso estaba seguro.

. . .

El tiempo alrededor de Jungkook había pasado muy lentamente; no se sentía orgulloso de sí mismo por haberse alejado de su esposo en esa situación, pero necesitaba tiempo para pensar y aclarar sus pensamientos, al final también estaba molesto y no quería actuar de mala manera.
Pero mientras Jimin algunos días salía por sí solo de la mansión y hacía una que otra actividad laboral o de sus pasatiempos, Jungkook buscó por todas partes algún médico de su familia quien pudiese realizarle la prueba.

Y justo en ese momento estaba parado fuera de la habitación que compartía con Jimin con el doctor detrás de él. Tocó la puerta y cuando el Omega abrió notó cómo de inmediato fue a esconderse en su nido.

—¿J-Jungkook? ¿Qué haces aquí?

—Quiero llevarte a un hospital para que te hagan la prueba de sangre, debemos estar seguros de... De esto. —Dijo en voz baja acercándose al Príncipe.

—¿D-Debo salir? Pero mi nido, alguien lo va a... —Hizo un puchero colocando su mano en el brazo del Alfa.

—Estará bien, Minnie, créeme. Tan sólo nos iremos por unos minutos, el nido estará bien.—Suavizó su voz, ya que notó que el pequeño cuerpo del menor se escondía cada vez que le hablaba, tal vez le daba miedo el que usase la voz de mando debido a su enfado, era algo normal.

El rubio asintió apoyando un poco de su peso en el hombro de Jungkook quien le ayudó a no sentirse tan mal de dejar ese lugar seguro que había creado en la cama.
Caminaron por toda la mansión hasta la salida de la mansión dónde Sungwoon estaba esperándolos fuera del auto con la puerta trasera abierta.

Apenas se abrieron las puertas de la clínica Jimin sintió un fuerte olor a medicamentos y alcohol, también a algunos artículos de limpieza en la sala de espera.

. . .

—Bien, vas a sentarte en la silla y colocarás tu mano en la mesa de tu lado para que tu brazo quede recto —Jimin obedeció sus órdenes— Ahora voy a usar esta cinta para poder localizar tu vena, va a apretarte un poco así que no te asustes. Puedes mirar a un lado para distraerte. —De nuevo obedeció.

Durante todo momento vio el rostro de Jungkook mirarlo con esos ojitos brillosos en su rostro. No era de temer, pero tal vez el haberlo tenido tan lejos de él los últimos días había influido en ponerse un poco ansioso, con miedo de perderlo a él también.
Extrañamente y como siempre lo había hecho, con sólo mirarlo y sentir su tacto contra su piel había relajado cada músculo en su cuerpo, se sentía tranquilo.

Y en el último momento vio cómo un algodón con algo de alcohol tomaba el lugar de la aguja y algunos segundos después le ponía un curita en la zona interior del codo. A petición de Jungkook también le regaló una paleta sabor a cereza y poco después les dejaron solos.

Jimin balanceó sus pies de delante hacia atrás jugando con los dedos de sus manos, estaba claramente asustado de los resultados. Aunque muy dentro de él estaba feliz de saber que de ser cierto, el bebé sería de SeokJin... Pero eso debía ocultarlo de Jungkook, no quería que éste aumentase su enfado.

—Jungkook...

—Jimin, no importan los resultados. Sea lo que sea, te prometo que yo estaré aquí para ti y... Y si hay un cachorro creciendo en tu interior, entonces... Entonces no me echaré para atrás.

—Entonces, ¿Por qué los últimos días me ignoraste por completo? ¿No estás molesto?

—Lo estuve. —Declaró— A decir verdad me sentí un tanto celoso.

Al final de todo él tiene todo de ti, y tú tienes todo de él..., Quiso decir, pero se calló apenas y esa frase se instaló en su cabeza. Había sido un idiota, no podía privarle a Jimin el tener y querer a un hijo con su pasado amor.
Él era el invasor, y eso le destrozaba el corazón en un millón de pedacitos, era algo que no podía evitar por más que lo deseara con todas sus fuerzas.

—Me sentí molesto porque me sentí apartado, él... Él no es mío, y... Y sentí que ibas a dejarme de lado por lo que hay en tu vientre...

—Jungkook, no debes sentirte de esa manera...

—Lo sé, lo entendí hace poco. Yo... No importa si ese cachorro no es mío, yo cuidaré de él y te ayudaré a criarlo como propio, si me lo permites.

¿En serio Jungkook estaba dispuesto a todo por él? ¿Qué era lo que le mantenía tan apegado y por qué estaba tan seguro de lo que quería a su lado?

Fue ahí que recordó a Spiraea; sí, sería un infierno en la Tierra si sus padres y toda la población se enterasen que no era un hijo dentro del matrimonio, que ese posible embarazo era producto del día en que de entregó a Kim SeokJin justamente un día antes de su boda con Jungkook. Era un bastardo.

—¿Estás hablando en serio?

—Nunca te mentiría, pequeño.

Y como si sus palabras hubiesen dado el inicio de todo, el doctor salió detrás de las puertas del laboratorio con un par de papeles en sus manos sonriendo de oreja a oreja, y fue ahí que ambos Príncipes supieron que era verdad, ellos serían padres muy pronto.

—Positivo...

No pudieron más de la alegría, y pronto todas sus emociones explotaron en lágrimas resbalando por sus ojos llenos de esperanza y algunos besos que demostraban una vez más qué tanto deseaban el futuro próximo.

. . .

Justamente esa noche Jungkook regresó al lugar lleno de feromonas que Jimin había construido en todo ese tiempo con la ropa del mayor. De nuevo el Omega se sentía completo estando rodeado del delicioso aroma a moras del Alfa. Eso era lo que faltaba, era el toque que necesitaba su nido para ser terminado, la presencia de su esposo en el lugar.

—Gracias, Kookie... —El nombrado sintió cómo casi su corazón salía de su pecho al escuchar ese dulce apodo salir de los labios del menor.

—Te quiero.

Jimin no dijo nada, pero no fue necesaria ni una palabra si sus acciones eran suficientes. Aquellos besos depositados en el cuello del contrario eran las mayores pruebas de que, en efecto, aquellos sentimientos crecían en demasía al pasar del tiempo, y justo en ese momento le necesitó.

Esa noche, cuando la luna extendió sus brazos antes sus hijos, Jungkook le regaló un sello en su piel que le prometería estar junto a él como lo juró el día de su boda. Esa noche esas palabras se hicieron realidad, ya que sus lobos se entregaron mutuamente, el Omega aceptando la marca en su cuello.

Crown; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora