Capítulo 36

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Jungkook amaba admirar a Jimin mientras él estaba distraído, en ese momento veía el cielo estrellado sobre ellos

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Jungkook amaba admirar a Jimin mientras él estaba distraído, en ese momento veía el cielo estrellado sobre ellos. Se habían cambiado hacía ya unas horas, y ahora sólo escuchaban el sonido de algunos búhos y pájaros cantar, los grillos a los lejos y la luz de las luciérnagas acompañándoles.

Su corazón dolía, sí, pero había decidido dejar esos pensamientos de lado y concentrarse en lo verdaderamente importante... Ayudar a Jimin.

—Jungkook....

—Dime.

—¿Alguna vez soñaste con algo con tantas ganas que al final resulta parecer algo imposible? Piensa en el sueño más loco que hayas tenido...

—De niño soñé con ser un doctor, también pilotar un avión. —Sonrió recordando las veces en que su madre le llamaba la atención cada vez que subía a los balcones a jugar con un avioncito de juguete que recibió en navidad— Comencé a estudiar medicina, pero lo dejé a la mitad para ser desposarte...

—Lo siento. —Jugó con el anillo en su dedo anular.

—No tienes porqué, me gusta estar casado contigo. Pero volvamos a ti, ¿Cuál fue tu sueño más loco?

—Mmm... Tal vez vivir en una isla, o algún lugar lejos de Spiraea. No odio a mi reino, pero a veces me imagino cómo hubiese sido mi vida si no fuese un príncipe... Si hubiese tenido la libertad de amar a quien yo quisiera, a comer lo que se me plazca, o vestir como a mí me gusta en público...

Miró las estrellas sobre él y alzó sus manos al cielo apreciando cada detalle; Éstas no poseían las cicatrices de SeokJin cuando hacía trabajos de carpintería, tampoco quemaduras en los brazos como los cocineros del palacio, sus manos no estaban sucias como los agricultores que le daban alimento a cada habitante de Spiraea.
Él había nacido en cuna de plata y había tenido todo a su alcance, por eso él quería ser libre. Quería ser como todos los demás y trabajar para vivir como una persona normal.

—Ser normal... Ese es mi más grande sueño.

—¿Es el único?

—Mmm... Quiero tener al menos tres hijos, abrir mi exposición de arte, vivir de ello y... Y quiero ser feliz.

Tomó la mano izquierda del menor que convenientemente le quedaba cerca de la suya derecha, alcanzó el dedo que llevaba su anillo y así hizo que ambos voltearan a verse. Dejó un beso en la zona de su anillo de casamiento y de ahí subió hasta sus dedos y después a sus mejillas abultadas.

Pensó que era absurdo pensar en todo lo que tenía en su cabeza hacía algunas horas porque ninguno de los dos sabía lo que les esperaba en un futuro, ya que éste era incierto. Jimin podría no quererlo tanto como a ese Omega en esos momentos, pero en un futuro eso podría cambiar, y si su esposo estaba dispuesto a intentarlo entonces podría funcionar. Él ya no estaba solo, ahora estaban juntos en ello y ambos querían arriesgarse.

—Lo lograrás, Minnie. Estoy seguro de ello.

Se acurrucaron tratando de mantener el calor entre ellos dos, sus cuerpos unidos mientras las manos de ninguno de los dos se había contenido de acariciar al otro por encima de la tela de su ropa. Faltaba tan poco para realmente llegar a tocarse que Jungkook ingresó una mano por debajo de su camiseta; su suave piel sentía la diferencia de temperatura entre ésta y la del mayor, y lo que en un inicio iban a ser pensadas a unas inocentes caricias, habían terminado con el mayor tocando con sus largos dedos el vientre embarazado del Omega.

No había aún movimiento, pero saber que un cachorro estaba ahí dentro esperando nacer para llamarlo papá lo llenaba de entusiasmo.

—¿Cómo te gustaría llamarle? —Dijo suave contra su oído.

—¿Yo darle un nombre? ¿Hablas en serio? —Sus ojos brillaron.

—Sí, hablo muy en serio... —Sonrió enternecido— Me gustaría que tú lo decidieras.

—Mmm... Si es niña Jiwoo, y si es niño... JiHyun.

—Son lindos nombres.

La mano del mayor llegó al punto que más le gustaba para ser acariciado, el frío de su anillo le causó un pequeño escalofrío antes de dehacerse en ronroneos contra su pecho.
Un aroma dulce a durazno se dispersó en el aire hasta que el Omega finalmente cerró sus ojos y se dedicó a dormir unos minutos más.

. . .

El regreso a Spiraea fue esta vez teniendo a Jimin detrás de él apoyando su rostro en su espalda. Sería peligroso dejarle ir en Apolo teniendo sueño, y más estando en cinta.
Cuando llegaron al palacio recibieron algunos regaños de parte de los Reyes por llegar cerca de las 11:00 de la noche, Jimin adormilado sólo pudo asentir unas cuentas veces y disculparse en voz bajita.

Subió después de Jungkook quien le guiaba en un camino de oscuridad por el largo del pasillo. Ingresó al baño primero que el mayor y éste quedó recostado en la cama mirando el techo.

—Oh... ¿Cuándo fue que...?

¿Cuándo había pintado ese techo lleno de estrellas en su habitación matrimonial? Ni siquiera era propia del Omega, ¿Cuándo se había tomado el tiempo de hacer algo tan lindo?
Fijó su vista en cada detalle; cada estrella, cada color utilizado en las nubes y la luna a un costado siendo la protagonista.

Regresó al mundo real cuando sintió el delicioso aroma a durazno salir en forma de vapor del baño, Jimin con una toalla en su cabeza y otra en su cuerpo revelando un poco sus hombros le exaltó.

—Ah, Jimin... Eh...

—¿Vas a entrar?

—Claro, sí...

—¿Qué sucede? ¿Por qué estás rojo? ¿Tienes fiebre? Tal vez sea por meternos con ropa al río, lo siento mucho, déjame ver... —Se acercó peligrosamente al mayor colocando su pequeña mano en su frente para comprobar su temperatura.

—¡Estoy bien, Minnie! Iré a bañarme, ahora vuelvo...

Mierda.

Dicho y hecho, ingresó al baño lo más rápido que pudo ante la sonrisa burlona de su esposo... Un momento, ¿Acaso lo había hecho a propósito?

Eso y mil cosas más hicieron de su mente un nudo de problemas a los que no hallaba solución. ¿Qué había sido eso?
Aún más importante, ¿Qué iba a hacer ahora que el baño estaba prácticamente infestado de feromonas del Omega? ¿Acaso eso era normal incluso en su estado de embarazo?

Jimin iba a matarlo algún día de esos.

—Durazno...

Crown; 국민Where stories live. Discover now