Capítulo 98

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Tres meses después...

—¡Tú no lo entiendes, Min Yoongi! —Estaba sollozando, su rostro estaba empapado en lágrimas.

—Claro que sí —El mayor había apoyado el peso de su cabeza colocándola encima de una de sus manos mientras estaba sentado en una silla al lado de la cama del Omega— Sólo que has estado quejándote de absolutamente todo, princesito mimado. —Murmuró.

—¡Oye! —Quien sabe de dónde rayos lo había sacado, pero había golpeado al beta con un abanico de mano.

—¿Qué? ¡Es verdad! ¡Desde que llegué lo único que has hecho ha sido llorar y quejarte de todo! De mi comida, de que Jungkook cumpla sus horas de trabajo, de que Taehyung se haya comido tus chocolates en la mañana!

Oh no... Ahí iba de nuevo. Jimin entonces se soltó a llorar aún más fuerte, llegaba más a parecer un bebé que él mismo. Y es que estaba muy sensible esos últimos meses; desde que le dieron el alta del hospital su Omega se había salido de control, ya que estaba volviéndose loco al no poder ver a su cachorro. Esa era la razón por la cual cayó enfermo y sus amigos se habían encargado de él en ausencia de Jungkook.
Yoongi creyó que sería fácil ya que al final era su mejor amigo... Pero a ese punto estaba colmando su paciencia.

Porque Jimin se quejaba, mucho. Hacía unos minutos le había traído un postre de moras sabiendo que era su fruta favorita, pero al verlo éste comenzó a llorar excusándose con que su cachorro tenía el aroma impregnado de su padre, y que le extrañaba tanto que eso estaba matándolo.

Y bien, tenía que tranquilizarse un poco. Su actitud no era la correcta al gritarle de esa forma, sabiendo que Jimin estaba mostrando su lado más vulnerable y que estaba fuera de sí.
Así que llenó sus pulmones de aire y después de algunos segundos dejó salir todo hasta que pudo encontrar la calma.

—Yo sólo quiero mi malteada... —Dijo con la voz quieta, algo ronca de tanto llorar.

—Lo siento, Minnie, por gritarte... —Se levantó de su lugar y se armó de valor para subirse a la cama junto a su amigo, abrazándolo. Si no le había mordido o pateado significaba que no estaba tan enfadado como pensaba... Y sí, agradeció al cielo que ninguna de esas opciones se haya cumplido.

—También quiero a Jungkook... Y mis cachorros...

Era algo contradictorio, ya que básicamente Jimin se había convertido en un repelente. Ya que su enfermedad le había llevado a alterar el pH en sus feromonas, produciendo un tipo de asco o de repulsión en los cachorros al aroma de él.
Desde que se le dió de alta y comenzó a enfermar, JiHyun se había quedado en cuidado de Taehyung, ya que si bien Jimin era su padre, no podía permanecer mucho tiempo en casa por el fuerte aroma amargo en Jimin.

Sus amigos y Jungkook claramente lo notaban, pero a sus lobos no les afectaba en nada. Mucho menos a su prometido, ya que éste siempre que podía dedicaba sus horas libres para estar junto a él hasta altas horas de la noche.

—Debemos cuidar tu alimentación. Estás enfermo, y una malteada podría...

—¿Qué pasó? Jimin, ¿Estás bien? —Jungkook hizo aparición, estaba en el umbral de la puerta con una bandeja de comida en sus manos. Había llegado temprano.

—Dile que me de una malteada, Koo. Por favor... —Hizo un puchero cuando el Alfa se acercó para darle un beso en los labios de bienvenida.

Yoongi a un lado suyo hizo una nueva de asco volteando a ver hacia otro lado.

—Sabes que no puedes...

—¡Quiero una malteada, Jeon Jungkook! ¡Soy un jodido Omega que dió a luz en medio de una catástrofe en víspera de navidad, que enfermó porque no puede ver a sus cachorros y que mínimo se merece una puta malteada! ¡Y la verdad no me importará levantarme de esta maldita cama y patear a todos si es necesario! —Hipó.

Crown; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora