Capítulo 62 "Talking To The Moon"

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JIMIN

Las noches en el palacio eran muchísimo más largas que de costumbre, la ausencia de su esposo en su cama le habían afectado más de lo que esperó... Empezando porque estaba comenzando a sentir el rechazo del Alfa sobre él, la marca en su cuello dolía cada vez que le recordaba, y eso era tan sólo era la señal de que la noche estaría llena de sus llantos queriéndolo de vuelta.

Acarició la tela de las sábanas imaginando que tal vez aparecería ahí de la nada, bajo la luz de las estrellas y la luna que le cobijaba en esas noches tan tristes.
Y en noches como esa cuando las estrellas iluminaban su habitación, se sentó en el sillón junto a la ventana al lado de Dionisio, y miró a la Luna pidiéndole nuevamente como deseo el que Jungkook regresara a casa, porque Jungkook lo era todo para él.

Esa noche terminó durmiendo en aquella silla, y justo antes de que dieran las doce, sintió el toque de una mano en su hombro. Abrió sus ojos entusiasmado por la idea de que podría ser Jungkook, pero la desilusión llegó a su corazón cuando vio el rostro preocupado de Sungwoon con una taza de té en su mano derecha.

—Le traje una taza de té y unas galletas, ¿Durmió en esta silla, Su Alteza?

—Sí, ví las estrellas... Debí haberme quedado dormido.

Tomó el control remoto que el mayor le ofreció, cambió el canal de la televisión y se encontró con el canal de noticias hablando de la intensa recuperación de su pierna, la cual aún seguía enyesada, pero ahora podía moverse un poco mejor, teniendo que usar aún su silla de ruedas en algunas ocasiones.
Tomó el pequeño desayuno que le habían preparado y comenzó a comer, viendo hacia el exterior. No había ningún animal en su ventana ese día, tan sólo Dionisio quien parecía querer un pedazo de su galleta.

—¿Crees que él vuelva, Sungwoon? —Murmuró.

—No lo sé, Su Alteza... El Príncipe Jeon parecía estar muy enojado aquel día, aunque se que le quiere mucho, tengo fe en que lo hará.

—Yo lo he tenido también, y ya han pasado casi tres meses, tal vez no lo haga... Y si lo hace sé que las cosas no serán las mismas, yo lo arruiné... —Comenzó a llorar con sus manos temblando, la taza en ellas tintineaban a la vez que sus hipidos llenaban su pecho.

Llegó el momento en que la taza finalmente cedió, y cayó al suelo rompiéndose en pedazos, y debido a la frustración Jimin cubrió su rostro intentando limpiar sus lágrimas.
El contrario detrás de él tan sólo acariciaba sus hombros en un intento de calmarlo, pero él no era Jungkook, y era una misión imposible tratar siquiera reemplazar ese lugar de consuelo.

—Vayamos a desayunar, Su Alteza, comer algo le hará bien. Puedo encargar que le traigan un postre, el que usted desee.

Jimin asintió, aunque realmente no tenía mucho apetito. Si Jungkook estuviese ahí estaba seguro de que su apetito habría sido el mismo de siempre, habría pedido su postre favorito e incluso pediría una segunda porción... Era sólo que demasiadas cosas se habían puesto sobre sus hombros, y no podía ni con la mitad de ellas.
Se levantó con esfuerzo de la silla tomando las muletas que Sungwoon le alcanzó y antes estaban posadas contra la pared, así comenzó a caminar hasta que llegó a las escaleras, ahí sí necesitó ayuda del contrario. Odiaba sentirse así, tan débil e indefenso, aunque sabía que había sido el precio a pagar para por fin librarse de Lycoris, o tal vez por el error que cometió hacía un tiempo con Taehyung... ¿Acaso era ese su castigo realmente?

Dentro del comedor, rápidamente llegaron los empleados a colocar el platillo principal, vasos de cristal y cubiertos, velas y adornos florales para el centro de mesa. Y frente a él, su padre llegó como siempre bien vestido y elegante, esa noche tenía una reunión, su padre no había especificado nada al respecto.

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