Capítulo 16 "Moonlight"

775 74 9
                                    

SEOKJIN

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

SEOKJIN

Cada vez que él Príncipe salía del enorme palacio de Spiraea sentía una libertad y felicidad absoluta. Era como si no tuviese que enfrentarse a nada, ni a sus padres ni al reino que esperaban tanto de él.
Y aunque en ese momento estaba fuera del palacio, sabía que lo encontrarían si es que llegasen a querer buscarlo en primer lugar. Buscar su traje de bodas había sido una buena excusa, pero debían regresar pronto.

—Mañana es tu boda...

—Sí, y mañana tú y yo seremos libres, ¿Lo recuerdas? Este anillo que me diste por fin podré llevarlo en mi dedo sin tener que ocultarlo. —Señaló su mano que ahora llevaba consigo el precioso anillo que le había regalado, el zafiro comenzaba a brillar por la luz del sol colándose por la ventana.

La casa de SeokJin parecía un buen lugar para ellos dos, era tan acogedora y llena de su dueño que Jimin se sentía completo. Su aroma estaba por todas partes, tal vez por eso su parte lobuna saltaba de la emoción dentro de él.

—Hay una cosa que quería darte antes de mañana...

—¿Ah, sí? ¿Qué es?

El Omega mayor se acercó delicadamente a sus labios tanteando un poco el terreno, y cuando su chico se lo permitió se atrevió a comenzar a mover sus labios profundizándolo. Jadeos salieron de la boca del menor mientras sus mejillas adoptaban un color rosado muy adorable.

Se sentó en el sofa haciendo que Jimin quedara sentado sobre su regazo. No era la primera vez que intentaba algo similiar, y al ver lo mucho que disfrutaba de sus caricias, despacio intentó colar ambas manos bajo su camisa rozando su espalda causándole escalofríos por la diferencia de temperatura entre ambas pieles.
Luego hacia abajo del todo acarició con sus grandes manos los muslos del menor a los costados apretándolos muy suavemente. SeokJin sonrió al mirar cómo estos eran adorablemente apretujables, mientras que Jimin se deleitaba ante la delicadeza que poseía su pareja al tocarlo, se sentía protegido entre sus brazos.

—¿P-Puedo? —Estaba nervioso, no sabia como iba a reaccionar ante su acción.

—Hazlo, Jinnie. —Realmente no tenía miedo de dónde fuese a tocar; Si era SeokJin entonces estaba bien, confiaba en él. Y con eso en mente colocó sus brazos alrededor de su cuello abrazándolo.

Esas palabras fueron todo lo que necesitó para llegar a su trasero y apretarlo intentando memorizar la textura de su piel, dejó caricias con una mano mientras que con la otra tomaba a Jimin por la parte trasera de su cuello acercándolo para poder besarlo una vez más. Esta vez a diferencia de sus demás besos delicados, fue un poco más controlador dando pequeñas mordidas en sus labios abultados.

—Dime si quieres que me detenga en algún momento, ¿Sí? —Dicho esto comenzó a dejar besos en su cuello y algunas mordidas suaves mientras lamía su glándula de olor.

—Ah~ —Había descubierto una zona sensible apenas y llegó a dicha zona, cerca de sus clavículas. Y Jimin no se quedó atrás ya que cuando la atención del mayor pasó nuevamente a su trasero, sus labios dejaron un camino de besos desde su cuello hasta su oreja, dónde al soplar con tal delicadeza hizo estremecer a su pareja— Está bien...

. . .

—¡Ahhhh~! —Soltó un grito cuando en su última embestida llenaba su interior del esperma del Omega mayor. Se sentía lleno, incluso su lobo estaba esperando deseoso de que le diesen una marca que jamás llegaría.

Ellos sabían que la parte lobuna de sí mismos seguía siendo animal, y eso no podrían cambiarlo, por eso el instinto de Jimin le había pedido algo como eso.
Pero no se sentían tristes, en cambio les daba esperanzas por poder algún día explorar sus vidas sexuales de tal manera en que no lo llegasen a necesitar algún día.
Se amaban, y eso era suficiente para ellos.

Claro que algún día encontrarían algún donante para que alguno de los dos pudiese quedar en cinta, ansiaban hijos con todo su ser.

La noche había pasado entre suspiros y besos, caricias y gemidos que los llenaban por completo. El menor se pegó lo más que pudo a su pecho y pronto sintió cómo las manos del azabache se colocaban cerca de su cuello acariciando su glándula de olor. Ninguno se cansarían nunca del aroma del otro, eran tan adictivos que ponían a sus Omegas saltar dentro de sí sin importar el que no fuesen Alfa y Omega como el reino y la iglesia esperaban. Eran adictos a lo suave que era reposar en la piel cálida del otro, de cómo SeokJin podía cubrir al menor y hacerle ver pequeño entre sus brazos.

SeokJin se levantó de la cama buscando en el baño algo de papel higiénico para poder el desastre que había hecho de semen en la entrada del Omega. Éste estaba exhausto, incluso aún seguía temblando deseoso por ser llenado por SeokJin las veces que quisiera.

En cambio el mayor debía respetar el cansancio de su chico, tampoco quería lastimarlo por apresurarse demasiado.
Así que una vez estando limpio se recostó a su lado abrazándolo muy fuertemente esperando que su aroma pudiese pegarse a su cuerpo.

Finalmente cayó dormido mientras SeokJin acariciaba sus zonas favoritas y le susurraba cosas lindas al oído. Al estar desnudo, los dedos del azabache podían colarse directamente a su piel, que era lo mejor del mundo.

—Te amo, mi vida...

Tomó la pequeña mano de su prometido dejando besos justo donde estaba el anillo que él le había regalado.
Estaba feliz por que lo usara y lo llevaste con él todo el tiempo, al final ese anillo era muy especial. Y algún día se lo contaría.

. . .

Alrededor de las 2:00 de la tarde ambos despertaron viendo alegremente el rostro del otro una vez abrieron sus ojos. Rápidamente se dieron un baño y se vistieron apropiadamente para disimular lo que habían hecho horas atrás.

No habría problemas, lucían impecables, incluso ya tenían el traje de Jimin listo, por lo que no levantarían sospechas.

—Es hora de regresar... —El menor bajó la mirada recordando lo que le esperaba una vez pusiera un pie en el palacio.

SeokJin se acercó al Príncipe con el abrigo que había estado utilizando esa mañana, se lo colocó y lo cerró deseando que no hiciera tanto frío en el exterior.

—Recuerda lo que hablamos ayer... Ya tengo todo preparado, recuerda que mañana no tendremos tiempo de hablar, así que tendrás que seguir el plan al pie de la letra.

—Tengo miedo... —Comenzó a llorar sosteniendo sus manos una con la otra tratando de controlar su respiración agitada.

—Mírame, Minnie. Mírame por favor. —Lo tomó del mentón haciendo que obedeciera su petición.

—¿Me prometes que todo saldrá bien? N-Necesito escucharlo...

—Lo prometo. —Dijo mirándolo a los ojos y se besaron una última vez antes de subir al auto y terminar con el viaje.

Crown; 국민Where stories live. Discover now