Capítulo 99

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—Yo, Park Jimin, te tomo a ti Jeon Jungkook como mi legítimo esposo; para unirme a ti de este día en adelante, en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarte, respetarte...

Tomó el anillo restante en color negro de la almohadilla azul y colocó el anillo en el dedo correspondiente.

—Y obedecerte.

De un segundo a otro, los bellos colores de la iglesia en esa mañana se oscureció. Cuando caminó un poco supo que estaba dentro de una edificación, con muchísima humedad, y oscura.

Con miedo avanzó hacia el final del pasillo y su corazón se detuvo por un segundo, un dolor indescriptible se instaló en su pecho al igual que su respiración había comenzando a fallar. Con la horrorosa imagen frente a sus ojos se acercó tembloroso hacia el cuerpo frente suyo.

J-Ji... ¿J-Jinnie? ¿Q-Qué...? —Apenas y podía pronunciar una palabra, su voz se había estancado en un nudo en su garganta.

Pero no, aquella pesadilla no ocurrió como todas las demás.
Ya que normalmente él habría despertado cuando viese el rostro de SeokJin, y esta vez no fue así... Ya que a quien vio fue a Jungkook, él estaba muerto, justo el día de su boda.

Con las manos temblorosas arrastró sus dedos por el río de sangre que se encontraba por debajo de él y tocó el rostro helado de su esposo ya sin vida. Luego dirigió su mirada hacia un poco más abajo viendo cómo había una flecha que había atravesado el corazón del Alfa. Sin ninguna piedad.

Encontró con sus ojos hirviendo en color rojo un líquido debajo suyo... Su traje se había empapado de sangre.

Una lágrima cayó lentamente por su ojo izquierdo con un Jimin apenas y dándose cuenta de la situación; dentro de su mente Jungkook estaba lleno de sangre formando una imagen horrible, pero no podía creerlo aún.
Se limpió con una de sus manos llenas de sangre manchando su mejilla, después usó su pantalón para limpiarse el resto de sangre que tenía en ellas.
Su ropa estaba arruinada, incluso su rostro y cabello habían llegado a tocar la sangre de su amado.

Se despertó llorando, con los ojos hinchados y un nudo en la garganta que le impidía hablar. Y con eso había despertado a su prometido que se vio confundido y aún con los ojos cerrados por el sueño.

Jimin de inmediato se lanzó a sus brazos y soltó en llanto; odiaba esos momentos, despertar a su amado sólo por esos estúpidos sueños que no le dejaban tranquilo. Y es que hacía años que había dejado de tenerlos, después de la muerte de SeokJin.
Por lo que no sabía la razón del porqué había sucedido. Tal vez solamente se debía a una mala noche...

Aunque cuando vio aquel traje blanco escondido dentro del armario el flujo sanguíneo en su cuerpo disminuyó por unos segundos, sintió que el mundo le dió vueltas y la respiración errática de sus pulmones serían razón suficiente para que Jungkook se levantase de la cama para encender la luz de la habitación, para luego volver a su lugar en la cámara y tomar la mano temblorosa del rubio.

—¿Qué sucede, Minnie? ¿Por qué lloras?

Pero Jimin no podía hablar, se había quedado petrificado. Viéndolo directamente no podía ver otra cosa que sangre en su pecho, o unos ojos nublados y sin vida.
No había dejado de temblar ni un sólo segundo, y aún teniendo la mano del contrario en contacto con la suya nada parecía regresarlo a la realidad.

—Hey... —Susurró colocando su mano en la mejilla del Omega, teniendo como respuesta un pequeño sobresalto— Oye, Minnie. ¿Tuviste de nuevo esas pesadillas? ¿Es por eso que estás así?

—S-Sí... —Logró articular.

—Escuchame, cielo... Es aterrador, pero tendrás que mirarme. Estoy aquí.

—Koo...

Por fin logró que su mirada se quedase en la suya, y que le permitiera acariciar su linda y esponjosa mejilla que estaba helada.

—Estoy muy vivo, ¿Ves? —Había llevado su pequeña mano hacia su pecho, y como años atrás dejó que comprobase el ritmo en que su corazón estaba trabajando— Mi corazón está perfectamente bien, no hay nada que temer.

—Pero tú... Se veía tan real. —Su voz sonaba quebrada.

—¿Acaso si estuviera muerto podría hacer esto? —Luego sintió la calidez de aquellos labios sobre los suyos, envolviéndose dulcemente, con apenas un tacto muy delicado.

—No... —Soltó una risilla, sintiendo sus mejillas cómo de a poco comenzaban a ganar calor— No podrías.

—Exacto, ¿Ves? Te lo prometí ese día, ¿No es así? Que no me iré a ninguna parte. Y estoy vivo, por lo que esa promesa seguirá en pie.

—Odio esas pesadillas, Koo. —Se sinceró— Y lamento mucho tener que ser una carga de nuevo para ti, se que no lo mereces. Nunca lo hiciste, y aún así... —Bajó la mirada.

—Nunca fuiste ni serás una carga. Por favor no digas eso.

—Es cierto, Koo. Desde que pasó eso... Tú cuidaste de mí, y siento que de alguna forma te robé años de vida al cuidar a una persona hecha pedazos.

—Lo que hice por ti en ese entonces lo habría hecho con cualquiera de mis amigos, pero desde que comenzamos a salir sentí que por fin tenía un propósito en la vida... Y ese era protegerte, porque sabía que eras bueno, y que nada de lo que había sucedido te lo habías merecido.

—Lo siento...

—Todo está bien, ¿Sí? Te amo, y lo que más odiaría en este mundo y que jamás me perdonaría sería dejarte hundirte de nuevo, o verte sufrir. No hay nada de qué disculparse, porque yo elegí estar a tu lado, y no me iré bajo ninguna circunstancia. Menos cuando estamos a un día de nuestra boda. —Rió bajito, viendo cómo se había ganado una sonrisita llena de ternura del contrario.

—Nos amaremos incluso cuando haya días en que nos odiemos, ¿No es así?

—Y seguiremos juntos incluso si una bruja malvada se mete en nuestras vidas para destruirnos.

Ambos se sonrieron cómplices sabiendo lo que estaba por venir.

Crown; 국민Where stories live. Discover now