Capítulo 73 "Never Not"

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JUNGKOOK

Habían pasado semana tras semana, más exactamente cinco de ellas, y en cada visita había sido mucho más complicado encontrarse a Jimin por los pasillos. Y no porque le estuviese evitando, sino que al parecer cumplir sus tareas como Rey le mantenían ocupado la mayor parte del día y apenas tenía tiempo hasta en la noche de visitar a su padre.
No lo culpaba; Sangwoo tuvo a su esposa para hacerlo durante todos esos años, Jimin estaba completamente solo...

—Inhale, por favor...

Acercó el estetoscopio a la espalda de Sangwoo, colocando la campana justo antes de que el hombre siguiera sus instrucciones. La situación con sus pulmones si bien no habían empeorado al haber dejado de fumar, no significaba que no fuese mala, y eso llegaba a asustarle in poco.

—Jimin casi murió durante varias ocasiones.

—¿Disculpe?

—Sí, él... Trató de matarse en múltiples ocasiones, al parecer el lazo que compartía contigo le afectó demasiado. Y cuando te fuiste de viaje, sintió el rechazo de tu Alfa, y casi muere por ello... ¿No te lo dijo?

Jungkook se había quedado helado, ¿Acaso era cierto lo que le estaba contando? ¿Tanto daño le había hecho al ser que más amaba en la vida?
¿Estuvo a punto de morir... Por su culpa?

—No, señor... Jimin no me contó nada.

—Algunas veces sigue llorando cuando cae en la noche, porque no ha podido sacarse esa marca. Pero de todas formas estoy agradecido.

—¿Agradecido? ¿Cómo puede estarlo? Estuve haciendo la vida de su hijo una miseria, ¿Por qué estaría...?

—Estoy agradecido porque desde que volviste no ha llorado ni una vez, y su cuarto ya no huele a tristeza. No sé si eso tiene que ver con su estado de ánimo realmente, pero al parecer funciona, por eso estoy agradecido.

—Lo siento mucho —Hizo una reverencia.

De repente, se le vino una idea a la cabeza.

—No te disculpes, hijo. ¿Puedes traerlo, por favor? Está arriba, y tal vez necesite un poco de ayuda para bajar las escaleras.

Y Jungkook no podía decir que no, entonces dejó la habitación del hombre mayor y caminó lo más rápido que pudo a la habitación de Jimin que estaba en el tercer piso.
Todo era como lo recordaba; cada pared y decoración en el interior, y aquella puerta blanca que diferenciaba la habitación de Jimin de las otras.
Tocó tres veces, y detrás de ella apareció éste abrochándose su camiseta.

—Jungkook, ¿Qué haces aquí? —Parecía adormilado.

—Vine a buscarte, tu padre te busca.

—Ya voy, sólo espera un poco, pasa.

Habían algunos cambios dentro, pero las paredes seguían siendo las mismas; se resumía a colores blancos y celestes, y aquel cielo pintado en el techo seguía ahí.
Vio a su derecha cómo Jimin tomaba algunas joyas dentro de una caja que había tenido escondida dentro de un cajón en su tocador, de ahí sacó el collar con el anillo colgando de ella, y algo que le confundió demasiado fue notar que la llave ya no estaba ahí, ¿Qué había sucedido con ella?

Se acercó de a poco detrás del menor, sorprendiéndolo un poco al encontrarse con el reflejo de él en el espejo.
Su cabello rubio brillaba bajo la luz del sol en la tarde entrando por la ventana, y esos labios rojos con algo de gloss en ellos tan sólo lo invitaban a querer hacer el primer paso.

—Luces hermoso. —Colocó sus manos sobre los hombros del contrario aún mirándole por el espejo.

Y es que ellos tan sólo sonreían, no hacía falta que se diese la vuelta para poder hablar, y tampoco lo haría... Estaba demasiado nervioso como para tener que encararlo.

—Dejaste crecer tu cabello, Koo... Te queda muy bien.

—¿Te gusta?

—Sí

Al momento en que sus dedos acariciaron la suave piel del rubio por encima de la tela delgada de su camiseta, éste se encogió en su lugar y sus mejillas se sonrojaron. Fue el momento en que aprovechó de sacar su estetoscopio y con una sonrisa juguetona colocó la campana en el pecho de Jimin, pudiendo escuchar así su agitado corazón.
Porque este latía, demasiado rápido, con cada toque y susurro contra su oído.

—Koo...

—Shh, quiero escuchar. —Dijo de forma suave.

Jimin colocó su pequeña mano sobre la más grande, aún si seguía temblando y el contrario pudiese enterarse de lo nervioso que le ponía su presencia. Mala idea, porque eso sólo pudo contribuir en que Jungkook la besara, muy delicadamente. Y de nuevo su corazón había incrementado la velocidad de sus palpitaciones.
Aquellos labios contra su piel tan sólo habían creado aquellas emociones que por tanto tiempo había guardado dentro de un cajón, y parecía que él lo sabía, porque no le importaba nada más que tratarlo como la persona más importante en el planeta.

—Está latiendo muy rápido.

—Debe ser porque acabo de bañarme, a veces me agito mucho por mi pierna. —Apenas y había podido decir aquellas palabras, su voz temblorosa le había delatado.

—¿Seguro es por eso? —Jimin se paró de puntitas al sentir el tacto de los dedos del mayor contra su cintura al acercarse un poco más.

—Sí, Koo... D-Debemos irnos.

—Espera, escucha.

Por fin Jimin se giró, pudiendo apreciar con precisión cada detalle de su piel; aquel lunar debajo de sus labios delgados, ese en su nariz y en su mejilla, o aquella cicatriz que tantas noches había besado en días como ese en que el viento se sentía fresco al acercarse la noche.
Saliendo de su ensoñación, sintió aquel aparato que antes colgaba del cuello del Alfa ahora en sí mismo, y después de ello un fuerte palpitar dentro de sus oídos... Por un momento pensó volverse loco al creer que estaba escuchando los suyos, pero cuando cayó en cuenta de que era el pecho de Jungkook donde estaba aquel aparato, no pudo evitar mirarle con asombro.

—Koo...

Jungkook sonrió casi ocultándose cuando bajó la mirada, para después tomar la mano del menor y colocarla en su hombro para así ayudarlo a bajar el largo camino que sería hacia la habitación de su padre.

El bajar aquellas escaleras había sido una tarea fácil, de no ser por las incontables veces en que sus cuerpos se habían juntado incluso más de lo esperado.
Y cuando dejaron atrás el último escalón, y cuando se miraron tan fijamente a tan pocos centímetros, fue cuando le pareció suficiente y su pobre palpitar no pudo contenerlo más, tomando tan sólo unos segundos abandonar el lugar con sus nervios a flor de piel.

Atrás había dejado al joven que alteraba sus sentidos, que hacía que aquel revoloteo dentro de su estómago se convirtiera en algo verdaderamente bello.

Crown; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora