Cap.16 "Te prometo que aquí estaré".

589 119 7
                                    

Cerré los ojos con el cristal en la mano y decidí aparecerme en Greenwood, pero una media hora más tarde, porque mi teléfono me dijo que desde mi ubicación hasta el orfanato había ese tiempo estimado en auto. Observé hacia todos lados, esperando ver el auto de James o a alguien moviéndose, que me de una pista o algo. Pero cuando no vi ningún movimiento ni oí ruidos supe que había llegado temprano.

El orfanato Greenwood se veía imponente frente a mi. Pero aún no estaba quemado. Lo que me sorprendió, porque según Irina y su versión de la leyenda, el edificio se había quemado hacia muchísimos años. Oí un auto llegando y fue entonces cuando corrí detrás de una de las paredes del antiguo lugar para esconderme.

James detuvo el auto rápidamente, haciendo chirriar las ruedas para bajarse. Tomó a Renzo en sus brazos, quién seguía dormido y caminó lo más silencioso posible hacia la puerta. Su puño se estrelló en la madera varias veces. En el minuto en que tardaron en recibirlo, no dejó de observar hacia todos lados, como si sintiera que alguien lo perseguía.

Una mujer de quizá cincuenta años y un poco más apareció frente a él. Lo observó a los ojos y luego al niño en sus brazos. Él dijo algo que no pude oír mientras le extendía su hijo a la mujer. Ella abrió los ojos algo sorprendida y preocupada a la vez para tomar a mi hermano en brazos. La mujer gritó un nombre dentro de la casa y oí pasos, como si alguien bajara a ayudarla.

Estaba viéndolo todo con mis propios ojos y no había forma de que esto no fuese real. De que esto fuese mentira. Un sueño, un ilusión, o simples jugarretas de la magia. Tenía la verdad frente a mis ojos. James corrió de vuelta al auto para abrir la puerta trasera y sacar a una de ambas bebés del auto, para volver dónde la mujer ya tenía los brazos vacíos para recibir al segundo niño. Al segundo nuevo huérfano. A dos de tres hermanos. Pero desafortunadamente, el tercero de sus tres hijos jamás llegaría al orfanato.

—¡Allá está! —gritó alguien desde la esquina. Moví mi cabeza para ver de quién se trataba, pero solo logré ver a un hombre de quizá treinta y algo de años que no conocía para nada.

—¡Corran! ¡Atrápenlo! —vociferó otro de los que apareció corriendo por la calle.

De pronto, eran unas seis o quizá siete personas las que corrían hacia él. Mi corazón comenzó a latir mucho más rápido de lo normal y tuve un estúpido impulso de salir a ayudarlo. De que no sucediera lo que sea que estaba por suceder. Yo no sabía gran parte de lo que había pasado y por lo que veía en estas ultimas horas, James no nos odiaba. Lejos de eso y por el contrario, nos amaba. Así que se merecía mi apoyo.

Pero apenas saqué un pie fuera de mi escondite, recordé que no debíamos cambiar nada. Ni deshacer, ni evitar. Las palabras de Bernarda, de Nathan, de Irina e incluso de todos los Clarke que en algún momento recordaron que eso era lo último que debíamos hacer, aparecieron en mi mente, dejándome en claro que no debía moverme de mi lugar. Estaba allí para saber la verdad, no para cambiarla.

James notó que lo estaban persiguiendo y volvió a dejar a la bebé en su asiento. Dio un portazo y se subió a tropezones al volante. Dos de los tipos corrieron a una velocidad inhumana hacia él mientras que otro dio un golpe con su puño en la parte de atrás del auto, abollándolo un poco. Abrí la boca, entendiendo que sin duda eran sobrenaturales y cabía la posibilidad de que mi padre estuviese intentando ponernos a salvo de alguien. Tal como Elena le dijo.

Hizo rugir el motor y al segundo de pisar el acelerador, ya se estaba alejando a toda velocidad de la ciudad de Greenwood. Las mujeres del orfanato, las cuales supuse que eran brujas, habían cerrado la puerta del lugar apenas notaron que mi padre huiría de esos tipos y no lograría dejar al tercer niño allí.

Controversia (Trilogía completa)Where stories live. Discover now