Cap.38 "Cuando ellos se vayan, yo estaré aquí".

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Abrí los ojos cuando sentí que mi brazo se dormía por mi peso encima de él. Me senté intentando despertarme un poco. Entonces recordé la noche anterior, a Renzo huyendo luego de una llamada y a Nathan en mi cama. Sonreí como una tonta y volteé en mi lugar. Pero el no estaba allí. Ni sus zapatillas que podía recordar perfectamente en el suelo, ni su chaqueta en la silla.

¿Lo había soñado?

¿Eso calificaba como sueño mojado? ¿O solo cuenta si la que se moja soy yo?

Negué con la cabeza ante mis estúpidos pensamientos y vi lo que me rescató de la locura. Había dejado su reloj sobre la mesita en mi cuarto. Mordí mi labio y me alegré que haya sido real.

¿Pero en donde estaba Nathan ahora? ¿Se había ido? ¿Se habría encontrado con Renzo?

Me levanté y caminé fuera, dispuesta a buscar a mi hermano en la casa. Bajé las escaleras aun medio dormida, y me sorprendí un poco cuando lo vi en la cocina. Sentado en una silla con los brazos sobre la meza, bebiendo café tranquilamente.

Y aun mas me sorprendí cuando habló.

—Buenos días —dijo alejando la taza de su boca. ¿Qué?

—¿A donde fuiste anoche? —pregunté, ignorando por completo su saludo e intento de hacerme olvidar el tema.

Me dio una mirada de advertencia. Hasta pude oír su voz diciendo "no empieces, Alison."

—No quieres ir allí, Alison —dijo con el mismo tono que oí en mi cabeza segundos antes.

—Si, si quiero —dije firme en mi posición. Moví una silla y me senté frente a el. Volvió a beber su café, ignorando mi arrebato. Me miró por unos segundos sin decir nada.

—¿Que? —preguntó como si no le hubiese dicho que quería oír todo al respecto.

—¿Como que qué? —imité su voz ronca de recién despierto y se rió un poco de mi.

Dato uno: Renzo estaba nervioso. El no solía reírse de mis chistes, o de ninguno. Pocas cosas lo hacían reír. Y forzaba su risa cuando estaba nervioso.

—Dime a donde fuiste anoche. Saliste disparado casi a las dos de la mañana. Y fue por recibir esa llamada. ¿Quién era, Renzo? ¿Quien es I.? ¿Era Iris? —pregunté atropelladamente. Sus labios se fruncieron y tensó su mandíbula cuando la nombré.

Dato dos: Renzo estaba enojado. No solía actuar de esa forma cuando alguien la nombraba. Parecía más triste que furioso, pero su expresión ahora me decía que era mejor no nombrarla. Quizá habían tenido una pequeña discusión.

—No tengo porque darte explicaciones. Tu dijiste que me contarías lo que tuviese que saber, ¿verdad? —parpadeé un par de veces, intentando recordar.

Renzo había visto el beso que Nathan y yo nos dimos en el pasillo luego de la persecución a Tadeo y no me quedó otra opción que explicarle que estábamos juntos. No podía decirle que el chico me tomó por sorpresa, besándome sin mi consentimiento, porque mi hermano lo mataria. Claro que no le había contado demasiadas intimidades, solo que habíamos salido un par de veces en los últimos dos meses. Que si, era mentira, pero tenía parte de la verdad. El insistía en que había algo extraño en el, pero yo le prometí contarle todo y solo lo que tuviese que saber.

—Si —admití—, yo dije eso —bajé la cabeza.

Obviamente, tampoco le había dicho que los Clarke y yo éramos sobrenaturales. Ese si seria un motivo para creer que el era extraño, o que yo estaba loca. Pero me excusé diciendo que le contaría las cosas mas importantes.

Controversia (Trilogía completa)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt