Controversia (Trilogía completa)

Cap.4 "Es la escena del crimen".

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Mi respiración se agitaba mientras corría, el césped debajo de mi se volvió tierra en algún punto. Mis brazos se movían a mis costados impulsando mi cuerpo y el viento frío chocaba mi cara.

Era increíble lo mucho que había progresado desde el ritual hasta hoy. La furia que recorría mi interior por lo sucedido con Nathan, había provocado que mi fuerza y mi energía aumentará durante los entrenamientos, y eso había servido enormemente. No solo a la hora de derribar a Augusto o Ulises, incluso a Noel que era mas fuerte, en cada entrenamiento. Sino también en la persecución de todas las ratas que tenía pendiente. Porque no me había olvidado ni lo había suspendido. No importara lo que los Clarke dijeran.

—Subiré el monte —me hizo saber Tadeo y corrió lejos de mi.

Al menos no tenía que hacer esto sola. El se había ofrecido a ayudarme luego de ver como me escapaba de la clase de gimnasia de la escuela, no me quedó otra opción que decirle a donde iría, ya que amenazó con delatarme con el entrenador.

Que buen amigo, ¿verdad?

Continué corriendo con la mayor agilidad que pude. Nuestra presa pudo verme cerca de él e intentó desviarse de mi, erróneamente, metiéndose sin quererlo en el camino de Tadeo. El saltó desde el pequeño monte al que se había subido y cayó sobre el chico.

—¡Déjenme ir! —gritó él una vez que fue aplastado. Parecía tener quince años, era bastante fuerte, sin embargo su voz aún era un poco aguda.

—Ay, Gale —me reí sin un poco de gracia—, me encantaría dejarte ir, pero la verdad es que no te he estado siguiendo durante todo el día para dejarte ir ahora. Y para serte sincera, tienes algunas pequeñas cosas negativas en tu lista de antecedentes.

—¿De que estás hablando? ¿quien eres? —preguntó directamente a mi, ignorando los gruñidos de Tadeo. Yo no sabía si Gale me conocía, o si al menos recordaba mi cara de esa sola vez que nos vimos, pero sus palabras me dejaron en claro que no tenía idea quien era.

O me estaba mintiendo.

—No solo robaste el mercado de una pobre anciana, sino que también le cortaste las manos a una niña que se infiltró en tu putrefacto escondite —gruñi acercándome a su cara. El se veía furioso ante mi, pero aún se veía asustado por la presión de Tadeo en su cuello.

—¿Y eso que contigo? —espetó con la voz ronca y rasposa por la falta de aire. Tenía unas ganas impresionantes de estrellar mi zapatilla en su cara y explotarla como a una sandia.

Mm, demasiados dibujos animados con Jade.

Me reí irónica y crucé los brazos sobre mi pechos. Tadeo apretó aun mas su agarré y vi como los ojos del chico se abrían, indicando que no podía respirar.

—También asesinaste a Elias, uno de mis amigos, ¿lo recuerdas? —pregunté sintiendo el sabor amargo en mi boca al decir esas palabras.

El continuó forcejeando y moviéndose como un gusano debajo de las piernas de Tadeo, pero el era mas fuerte y más grande, no tenía manera de zafarse.

—¡No se quien es Elias! ¡No se quienes son ustedes! —gritó moviendose. Harta de su voz y perdiendo la poca paciencia que me quedaba, dejando mi postura calmada e irónica, saqué la navaja de mi manga y se la apoyé sobre el cuello.

—¿Y esto sabes lo que es? —dije aparentando mi mandíbula con fuerza. Moví la daga sobre su rostro para que la pudiese ver y su rostro palideció, recordando lo que le estaba diciendo. Me hizo recordar la vez que le corté la garganta a Jeremiah.

—¡Reynaldo nos obligó, lo juro! ¡No fuimos nosotros! —comenzó a moverse al darse cuenta que no tendríamos ni un poco de piedad con el.

—¿Donde esta Reynaldo? —pregunté cerca de su rostro. El dudó unos segundos en responder pero apoyé suavemente el filo de la daga sobre su cuello. —Se que quieres vivir, lo lamento por Jeremiah. Se que era tu amigo —fingí tristeza sarcástica en mi voz y sus ojos se abrieron a tope. Buena señal, lo que indicaba que nadie sabia aun que yo lo había asesinado. —Pero no te preocupes, no le he dicho a nadie que te acuestas con su novia.