Cap.25 "Los secretos de Hills Town no salen de Hills Town".

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Después de casi diez minutos de llanto y pura agonía, todo se calmó. Mis lagrimas se habían cansado de salir y sabía que no podía seguir perdiendo tiempo sintiéndome deprimida. Así que dejé de sollozar, me sequé las lagrimas y con mucha determinación, caminé hacia mi mochila para sacar el cristal de allí. Cerré los ojos, sabiendo exactamente a qué día quería viajar y solté un suspiro cuando el remolino me atrajo hacia el centro.

Abrí los ojos para notar que estaba en el baño de la casa de Bernarda. Fue recién cuando estuve allí dentro que me percaté de que estar tan cerca era una muy mala idea. Podía cruzarme con alguno de los Clarke, o peor, conmigo misma. Pero mientras recordara bien los sucesos de ese momento estaría a salvo.

Intentando no hacer mucho ruido, abrí la puerta y observé el pasillo. Vacío. Recordaba que no había mucha gente en ese horario, porque todos estaban fuera haciendo sus actividades diarias. Solté un suspiro y salí de allí para correr por el pasillo y esconderme bajo la mesa de adorno que había en uno de los corredores.

Recordaba que Jade había dicho que tenía miedo de esconderse allí, porque creía que cuando alguien la encontrara, le haría pegar un buen susto por no poder ver si alguien se acercaba o no. Así que esperé que el mantel que le caía a la madera fuese suficiente para taparme por completo. Abracé mis piernas y esperé allí. Tenía el cristal en la mano, así que cualquier error y desaparecería de allí en segundos.

Oí las escaleras y supe que alguien venía. Cerré los ojos, esperando que a nadie por cualquier razón se le ocurriera ver bajo el mueble de decoración.

—¿Qué sucede, Nathan? —preguntó Danali y pude oír sus tacones resonando en la madera del pasillo.

—Solo necesito hablarte un minuto —respondió él entrando en su cuarto. Oí como se sentaron en la cama y solté un suspiro inaudible para ellos.

No estaba segura de querer ver si algo había sucedido entre ellos o no. Pero aún rondaban muchas dudas en mi cabeza y no me gustaba no poder tenerlas resueltas. Y sí, sabía que tenía que confiar en Nathan y no volver aquí para aclararlas, pero el saber que había muchas cosas que él no me había dicho, me hacía dudar aún más.

Unos pasos se escucharon en la madera y me tensé en mi lugar. Cuando noté que eran pisadas toscas y rápidas, pude adivinar que era Jade, pasando por allí para esconderse. Cuando vio que el cuarto de Nathan estaba ocupado, corrió a esconderse bajo la cama de Noel.

—Necesito saber qué haces aquí realmente —habló Nathan, totalmente serio y pegué mi oreja a la pared, como si pudiese oír mejor.

—Ya te he dicho que... —comenzó ella pero él la detuvo.

—Sé que no estás aquí por mi. Sabías antes de venir que estaba con Alison y sabes que no quiero estar contigo, ni aunque no esté con ella. Así que dime la verdad —la interrumpió y quise poder ver sus rostros, pero solo veía el patrón de decoración del mantel sobre la mesa que me cubría.

—No estaba segura de si en realidad no querías estar conmigo. Tenía que intentarlo —bromeó ella riéndose un poco.

—Claro —dijo él totalmente serio—. Escucha, de verdad me interesa muy poco lo que hagas en Hills Town y de tu patética vida. Pero si me importa lo que hagas dentro de la casa de Bernarda, donde están mis hermanos y donde Alison pasa la mayor parte del tiempo.

Abrí los ojos, sorprendida de escucharlo hablar de esa forma. Porque mis recuerdos de ese día, eran totalmente distintos. Según yo, ellos estaban casi coqueteando en su cama.

—¿Por qué la dejaste si todavía la amas? —preguntó ella riéndose—. Oh, espera. ¿No te has acostado con ella, cierto?

Podía adivinar que ella estaba sonriendo y quise salir a golpearla, pero otra vez, no podía hacer eso. Nathan se acercó a su rostro porque la cama sonó y habló con todo el veneno que su voz le permitió.

Controversia (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora