Cap.33 "Porque no he dejado de amarte".

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Había esperado tanto tiempo esas palabras, este momento.

Parpadeé varias veces, creyendo que estaba soñando o ilusionando esto, ya que no podía ser una visión. Lo oí titiritar y noté que se estaba congelando ahí afuera bajo la lluvia.

—Pasa —le dije sin ninguna expresión, haciéndome a un lado. Entró y se quitó la chaqueta algo mojada, dejándola en el perchero. —Voy a traerte una toalla. —Corrí escaleras arriba, tirando mi manta al suelo y tomé la toalla que había repuesto en el baño.

¿Pero que mierda está pasando?

—Gracias. —Me sonrió y se pasó la toalla por el cabello mojado. No pude evitar olfatear su perfume en el aire y me sentí feliz que estuviese muy concentrado en su proceso para notarme.

—¿Quieres un café? —pregunté cuando vi mi taza sobre la mesita de la sala. Porque aunque nos lleváramos mal, yo no era una maleducada.

—Claro. —Asintió con la cabeza y salí corriendo a la cocina, casi tropezándome con manta en el suelo. Usaba cualquier excusa para huir de su presencia porque, por alguna razón, estaba extremadamente nerviosa. Serví café en una taza y se la llevé hasta la sala, donde lo vi sentado en el sofá.

—Gracias —dijo otra vez. Tomé la manta y me senté, colocándomela sobre las piernas. El me vio tan cómoda en mi lugar, que me extendió mi taza de café.

—Gracias. —Dios, ¿ninguno iba a hacer otra cosa que agradecerle al otro?

—Veo que aún no has dejado de usar esa camiseta —dijo sonriendo algo triste, observando mi ropa. Me miré y recordé que llevaba su camiseta.

—Yo... —Me encogí en mi lugar.— ...hacía tiempo no la usaba. —Intenté que parezca que me movía para no quedarme quieta, pero se notó que estaba incómoda.

No podía evitar que sus ojos tan rotos llamaran mi atención. Este no era el Nathan que me fastidiaba y me molestaba todo el tiempo, de eso no había duda.

—No hay problema. —Ladeó la cabeza. —Ya es tuya. —Observó el suelo unos segundos y pude notar que estaba intentando posponer la conversación el mayor tiempo posible.

—Nathan, habla de una vez —dije impaciente y lo vi tomar su café nervioso.

—Es que... son tantas cosas que... —lo interrumpí.

—¿No sabes por donde comenzar? —Sonreí con un poco de nostalgia, recordando cuando me contó sobre la magia o que Irina era mi hermana.

—Supongo que empezaré por el principio. —Sonrió, entendiendo mi referencia. Dejó su taza en la mesita y se acomodó el su lugar. —¿Recuerdas... esa conversación que tuve con Tadeo en la escuela? —Asentí con la cabeza, por supuesto que el principio era ese. —Reynaldo intentó contactarlo para que forme parte de su plan. —Abrí mi boca sin poder creerlo. —Reynaldo sabía que el no se uniría a ningún grupo y no se como es que no lo vio en el ritual fracasado. Obvio Tadeo no iba a aceptar en un principio, claro. Pero aceptó fingir ser un infiltrado cuando supo el plan de Reynaldo. El solo me buscó para decirme lo que planeaba. —Esperaba que esto no fuese tan horrible como enterarme las primeras veces de los secretos de Nathan.

—¿Y que fue lo que planeaba? —pregunté siguiendo el hilo de conversación, porque algo me decía que si me desconcentraba un mínimo segundo, me perdería.

Controversia (Trilogía completa)Where stories live. Discover now