Cap.23 "Prometiste que jamás ibas a tentarme".

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No supe como hice para visualizar una fecha y un lugar estratégico si no había estado allí, otra vez. Solo imaginé la casa de Bernarda, llena de música y luces como en una típica fiesta. Y sí, fue así de sencillo. Estaba parada en la acera de enfrente, la casa se veía igual a como recordaba que estaba ese día que llegué por primera vez para cuidar a Jade, solo que eso fue aun año más tarde a dónde yo estaba parada. Estaba en el 2017, dónde yo ni sabía que Hills Town existía.

Eran las nueve de la noche y me sorprendí de que hubiese tanta gente. No había muchos autos estacionados, seguramente porque la mayoría aún no conducía, pues no debía olvidarme que todos allí dentro debían tener entre quince y diecisiete años. No iba a poder entrar y escabullirme, alguien iba a notar que tenía casi cinco años más que la mayoría de los adolescentes allí metidos. Pero a diferencia de todos esos invitados, yo si conocía la casa de Bernarda y sus pasajes secretos.

De igual forma, había tanta gente, riendo, bebiendo, bailando y besándose que ni siquiera repararon en mi. Me abrí un poco de paso entre la gente y ya estaba en el hall. Algo me decía que Bernarda no estaba enterada de esa fiesta, porque de lo contrario no habría dejado que se llevara a cabo. El alcohol abundaba y se podía oler por todos lados. En cada rincón podía ver chicos y chicas, besándose y fumando.

¿Así éramos a los dieciséis?

Continué caminando por la casa, atestada de gente y reconocí una voz que gritó desde las escaleras. Giré mi cabeza para ver a Noel, con el extremo de una sabana atada a la cintura y el otro extremo enganchado en la barandilla del pasillo de arriba. Estaba en ropa interior y soltó una risa antes de columpiarse en la tela.

—¡Soy el rey del mundo! —gritó moviéndose como si fuese Tarzán.

Todos allí se rieron de él y otros lo aplaudían, pero yo no pude evitar afilar mis ojos en él, notando que Noel no había cambiado absolutamente nada. Continué caminando por la casa, buscando algo que no me infartara, porque no me sorprendería que Noel haya tenido la idea de columpiarse desnudo en primera instancia.

Me quedé en un rincón de la sala, intentando pasar desapercibida para todos. Fingí que enviaba un texto, pero solo estaba parada detrás de un grupo de chicas, así que nadie notaría que no era mi grupo de amigas. Desde allí, pude ver sus ojos. Mi mirada se lo quedó viendo a pesar de que él no me veía.

Nathan de dieciséis años estaba parado hasta el otro extremo de la sala. En un rincón, con la espalda apoyada en la pared y una pierna cruzada sobre la otra. Se lo veía relajado, tenía un vaso en la mano y le sonreía a la chica que tenía enfrente. Estaba de espaldas a mi, pero por la ropa que llevaba puesta y el cabello rojo pude adivinar quién era.

Podía ver fácilmente que si aún no eran novios en este momento, se gustaban sin duda. Porque ella se animaba a tomar su mano cada tanto o pasar sus dedos por el cabello de él. Él le dijo algo al oído y ella asintió con la cabeza. Nathan caminó hacia la cocina y agradecí que no me hubiese visto, pero estaba muy escondida para que lo hiciera en tanta oscuridad.

Ella se quedó allí contra la pared hasta que sus ojos dieron con un chico que estaba en otro extremo de la sala. Él le sonrió al notar su mirada y ella batió sus pestañas sin miedo. Reconocí que se trataba de Jack cuando vi la forma en la que bebió de su vaso y bajó su mirada por el cuerpo de ella. Danali se acercó caminando hasta él y susurró algo en su oído. Él se mordió el labio y se rio un poco. Ella tomó su mano y tiró de él, guiándolo hacia las escaleras y desaparecieron hacia el piso de arriba.

Entonces noté otras dos personas que conocía. Irina y Augusto estaban allí, a unos cuantos metros y habían visto todo. Se miraron enojados, porque era obvio que no subían para sostenerse la puerta del baño uno al otro. Irina quiso caminar, quién sabe si tras ellos o a decirle a Nathan, pero Augusto la detuvo y le dijo algo. Ella cambió su mueca enfadada por una de tristeza, sabiendo que lastimaría a Nathan si se lo decía. Así que solo soltó un suspiro antes de decirle algo a Augusto. Él le sonrió un poco y frotó su brazo, intentando calmarla.

Controversia (Trilogía completa)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora