Cap.31 "¡Está muerta!".

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Me moví en mi lugar intentando dormir. Si tenía sueño y por supuesto que estaba cansada, incluso había quedado totalmente relajada luego de hacerlo con Nathan. No entendía cómo era que no me había dormido aún. Sabía que había muchas cosas en mi cabeza y que rondaban en mi mente, sin dejarme apagar mi cerebro. Eran esos mosquitos que te molestan durante toda la noche, pero no te pican, simplemente zumban en tu oído, como si su cometido fuese joderte la vida.

Giré para darme vuelta y darle la espalda a la pared. Nathan dormía plácidamente a mi lado, con los ojos cerrados y los labios apenas entre abiertos. Quise poder dormir como él, pero no podía. Debía dejar de moverme o iba a despertarlo y no quería eso, porque sabía que no iba a volver a dormirse pronto.

Volví a girarme, quedando hacia arriba. Solté un suspiro en silencio y cerré los ojos, esperando unos minutos para poder dormir. Pero no, mi mente no quería dejar de pensar. Me destapé, totalmente molesta y cuando me senté rápidamente, noté que Nathan se había movido. Apreté los labios, esperando que no se despertara, pero solo se movió y se giró hacia abajo.

Me levanté y pasé sobre él con cuidado para salir de la cama. Abrí la puerta y la volví a cerrar una vez fuera del cuarto. Necesitaba levantarme y quizá despejarme un poco, porque ver el techo durante una hora sería peor.

Noté que la habitación de Noel tenía la puerta abierta y él dormía boca abajo. Bajé las primeras escaleras para ver que la puerta del cuarto de Renata estaba cerrada y que la de Augusto y Ulises estaba abierta. Ambos dormían, Ulises con los brazos estirados a los lados y la boca abierta. Sonreí un poco y me tapé la boca para no reírme.

Augusto dormía tranquilo, abrazándose a si mismo y mi sonrisa se borró. Dormido se parecía a como era cuando lo conocí, un niño de quince y no un chico de casi dieciocho. Mi corazón se estrujó un poco en mi pecho cuando vi la cajita de pañuelos descartables en el suelo y varios de ellos hecho bolitas. Como si hubiese llorado y moqueado durante un buen rato. A un lado, la cama de Elías estaba vacía, tal cual la recordaba en nuestro otro presente. Bajé la cabeza y seguí caminando, sin querer ver más nada porque me largaría a llorar.

La puerta del cuarto de mi hermana estaba entreabierta así que solo logré ver a Tessa durmiendo sobre su cama. Bajé las escaleras, notando que todos parecían dormir y que no molestaría a nadie. Cuando llegué a la sala, noté que había una lampara prendida. Me acerqué para ver a Irina sentada sobre el sofá, abrazando un almohadón mientras miraba por la ventana.

—¿Qué haces despierta? —le pregunté caminando hacia el sofá y sentándome a su lado.

—Lo mismo que tú —respondió con el rostro cansado y el cabello algo despeinado, como si hubiese dado muchas vueltas en la cama—. No puedo dormir.

—Tampoco yo —confesé y me rasqué un poco la nuca.

—Este presente es una mierda y no creo poder seguir viviendo aquí —admitió y la observé atenta—. No sé como recuperar a Bastian si está contigo. No tengo forma de tener a Alex tampoco.

Me acerqué a ella y la abracé con fuerza, al notar que sus ojos se llenaban de lágrimas. El dolor de su pecho llegó al mío cuando la sentí sollozar un poco debajo de mis brazos.

—Volveremos. No sé como, pero volveremos —dije intentando animarla.

—Hemos estado jugando con fuego, Ali —comentó sorbiendo su nariz—. Desde el principio hemos estado jugando a ser mas inteligentes que la magia y nadie puede hacer eso. Nadie puede ganarle.

—No me interesa ganarle a nadie —intervine tomando su rostro en mis manos—, solo quiero a Elías de vuelta. Y te repito, no se cómo, pero lo tendremos.

Controversia (Trilogía completa)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora