Cap.37 "No te merece, es muy idiota para ti".

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**Alison Hock**

Entramos en el centro comercial con Jade y Thais corriendo delante nuestro. Me emocionaba la idea de una salida de chicas a comprar ropa. Amaba la ropa de niñas, me daban ganas de tener hijos en algún futuro.

Una mujer pasó gritando "Basta Daniela." con una niña chillando, llorando y pataleando en sus brazos. Okay, se me fueron las ganas.

Como decía, me habría gustado que Irina viniera con nosotros. Pero esa perra era muy inteligente y sabía que planeaba esto para acercarme a Nathan, aún más. Claro, como si no hubiese sido suficiente la noche del jueves.

Aún tenía las cosas escritas del cuaderno de Nathan en la mente y era difícil pensar en algo que no fuese eso, pero tenía que eliminarlo por hoy, sino el sabría que algo ocurría. Todo el mundo me había dicho que leyera su cuaderno, pero no quería tener esa conversación hoy y menos aquí. Prefería que fuese una salida tranquila y normal.

—Mira —dijo Nathan deteniéndose en una tienda de vestidos—. Te verías aún más linda en ese. —Señaló un vestido largo y rojizo casi bordó, tenía escote corazón y un lazo que colgaba detrás. Le sonreí, porque me había dicho linda indirectamente.

—Me encanta —dije honesta. Mi gusto para la ropa era muy particular, y me agradaba que el supiese lo que me gustaba.

—¿Por qué no te lo pruebas? —preguntó y fruncí mi nariz dudando.

—Mm, no lo sé. Es hermoso pero no tengo ocasiones para usarlo. —Me encogí de hombros. Hills Town no era un pueblo muy lujoso, a pesar de que había gente con dinero, las fiestas y eventos caros no abundaban por aquí.

—Entonces voy a tener que invitarte a restaurantes caros más seguido. —Sonrió tirando de mi mano para caminar otra vez.

—¡Allí, allí! —Señaló Jade empujándome a un lugar pintado con color rosa y pancartas con brillos. Thais tomó el brazo de Nathan y lo arrastró hasta la entrada.

Entramos con las niñas emocionadas, Jade le sonreía a Thais como si le mostrara el lugar donde ella siempre compraba y la hermanita de Nathan no podía cerrar su boca. Había muchas niñas por todos lados acompañadas de sus madres.

—Ustedes compren, yo me quedaré aquí. —Nathan se sentó en un sofá donde un niño jugaba con un celular y un hombre estaba cruzado de brazos mirando hacia algún lado.

—Aburrido. —Le saqué la lengua y vi como me fulminó con la mirada para luego sonreírme.

—Mira Ali. —Ambas jalaron de mis manos para llevarme hasta un colgador donde comenzaron a revisar perchas. —Me gusta este. —Thais me mostró una camiseta negra y un jean azul. —¿Te gusta?

Dios, era la imagen de su hermano en versión mujer, solo que más pequeña y menos sarcástica.

—Me encanta. —Le sonreí.

—¿Esto me entra? —Jade levantó una percha en el aire con una blusa color celeste que combinaba con sus ojos a la perfección.

—Déjame ver.

Después de cinco minutos en los que ayudé a las niñas a encontrar prendas de sus talles, ya estaban dentro de los probadores cambiándose.

—¿Y? ¿Ya voy a ofrecer uno de mis riñones cuando el dinero no alcance para pagar o qué? —Me reí de su tono divertido y le di un empujón en el hombro.

—Tendrás que esperar un poco más que eso. —Le di la espalda y me abrazó por la cintura.

—Me alegra que Thais y tú se lleven bien —dijo de pronto, apoyando su mentón en mi hombro.

Controversia (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora