Ocho.

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Jimin abrió la cajuela de su vehículo, queriendo tomar la maleta de la menor, pero fallando cuando vio el como ella misma tomó con habilidad el pesado objeto, dejándolo cuidadosamente y quedándose con el bolso cruzando su torso. Entonces cerró la puerta, observando el bonito cabello corto de la más baja, desviando la mirada en cuanto esos ojos marrones claros lo observaron también.
Decidió que ya era hora de emprender camino, por lo que le abrió la puerta de manera caballerosa la menor, ganándose una mirada sorpresiva y un agradecimiento después. Se sentó en su lugar correspondiente, metiendo las llaves para encender el motor, colocándose el cinturón de seguridad después y viendo que ella también lo hacía.

El ambiente estaba resultándole incómodo al notar el silencioso momento y el hecho de que la menor no tenía otras intenciones más que observar por la ventanilla con asombro, y una gran sonrisa en sus labios por ver aquello que siempre anhelo.

— Yo.. quiero disculparme por mi amigo. Creyó que era una sola y...

— Sé que estás mintiendo. -su voz era madura para tener la edad que tenía según leyó en la información de la menor, pero era bastante agradable, le daba un aura atractiva y mucho más cuando su pronunciación era buena- Pero gracias por venir por mi.

— No es nada. -sonrió un poco, viendo el como deslizó la liga de su muñeca adornada con brazaletes de tela y metal, haciéndose una coleta baja a pesar de que su cabello ya era corto- Después de todo, trabajaremos juntos.

— ¿Serás mi mánager? -lo observó antes de colocarse una gorra negra, viendo asentir un poco- Te ves muy menor para trabajar se esto.

— Soy mayor que tú. -sonrió dulcemente, encantando a la pelicastaña por su belleza- Y soy administrador de empresas, pero este es un favor que le hago a la compañía en la que trabajaras y en donde están mis amigos.

— Debe ser genial trabajar en la misma empresa que tus amigos. Yo no tengo amigos, pero debe ser genial. -el de cabellos oscuros la observó unos segundos, notando su expresión serena, pero sin ver sus ojos gracias a la gorra que los cubría- ¿Te molesta que te tutee?

— Claro que no. No es necesario que te acoples a nuestras costumbres. Bueno, no es necesario que lo hagas siempre estás conmigo. -sonrió con sinceridad, sin dejar de observar la carretera-

— Vaya, me alegra que tú hayas venido por mi. -sonrió también, mostrándole a Jimin una actitud diferente desde que se conocieron hace media hora- Por cierto, ¿cómo te llamas?

— Jimin, Park Jimin. ¿Y tú?

— Vaya, tú nombre es tan bonito como tú. -eso le hizo sonreír otra vez, pero mostrando su lado tímido que no hizo más que llenarla de ternura.
Se enderezó en su lugar a pesar de que el cinturón le apretó un poco, colocando una mano debajo de sus pechos para luego hacer una pequeña inclinación en saludo, sabiendo que él la observaba- Soy Lucía, Lucía Lacarra. Mucho gusto, señor Jimin.

— Señor Jimin.. -repitió aquella palabra entre risas, logrando que la menor repitiera esa acción, para luego apoyar su espalda contra el asiento- Creí que estarías seria en el camino y eso estaba preocupándome. Qué bueno que decidí hablarte.

— Lo lamento. A veces soy muy callada y otras veces soy como un lorito qué habla, y habla sin parar, aunque repita siempre lo mismo. También tengo viajes astrales, así que no te preocupes cuando eso pase.

— Lo tendré en cuenta. -su sonrisa seguía ahí, pareciéndole muy agradable el compartir un momento con aquella chica que tan bien le había caído, esperando que tuviera alguna amistad a parte del trabajo-

Recordó la última vez que tuvo amigas y el como estás se habían alejado de él, y de sus amigos, para enfocarse en sí mismas. Pero no las culpaba por querer progresar para un futuro mejor en sus vidas, sino que realmente las necesitó cuando su mundo se había derrumbado por completo y los únicos que estuvieron fueron sus tres mejores amigos.

Caótico Deseo|| TerminadaWhere stories live. Discover now