Sesenta y uno.

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Min Yeongsu observaba por la ventana de aquella habitación de hospital, el como las gotas de agua se deslizaban por el cristal lentamente, sintiéndose algo triste por recordar lo que había sucedido el día anterior, creyendo que se lo merecía, comprendiendo todo el daño que le causó a su hijo menor y el resentimiento que este tiene hacia él, pero no lo culpaba; si estuviera en su lugar, hubiera hecho lo mismo. Dió un pequeño suspiro, dándose la vuelta para volver a la cama al sentirse aburrido, encontrándose con la sonrisa de su pareja que lo miraba con emoción de verlo despierto por fin y sonrió también cuando se acercó a abrazarlo con cariño y preocupación. Cerró sus ojos lentamente, sintiendo la calidez de su amado y ese apretón en su cintura que lo puso algo nervioso.

— No debí obedecerle a esa enfermera e ir por un desayuno, si sabía que despertarías.

— No importa; ya estás aquí. -susurró, separándose después cuando el mayor subió las manos hacia sus mejillas, cuidándolo como siempre desde que se conocieron, dejando un beso dulce y reconfortante que alteró a su corazón- Gracias por estar aquí.

— Siempre cuidaré de tí, Yeongsu. Te amo.

YoonGi había llegado segundos después junto a Jimin, pero se detuvo cuando pudo observar que su padre estaba con aquel hombre, demostrándose un cariño tan real que prefirió no interrumpir. Sin embargo, se quedó escuchando al igual que el menor, sorprendiéndose todavía más, porque Yeongsu ya no era el mismo que desde hace años y Jimin pudo sentir una vibra idéntica a la suya.. Se veía reflejado en ellos cuando sean adultos, porque la forma tan cautivadora en la que aquel hombre cuidaba de Yeongsu, era la misma forma en la que se sentía cuando YoonGi cuidaba de él.

— Se ve que lo ama mucho. -susurró para si mismo, sintiéndose felíz por ellos, notando el gran silencio de su amado que sentía toda la situación muy difícil de creer- Amor..

El de cabellos rubios decidió observarlo, mostrando su indecisión de si verlo o no y él sólo pudo sonreírle con comprensión, tomando de su mano para luego abrir la puerta de la habitación. Yeongsu se separó de su pareja en cuanto vio a su hijo llegar de la mano con Jimin, sintiéndose algo avergonzado de ser visto de esa forma, pero recordó que no debía de sentirse así, cuando ellos lo podrían entender mejor que nadie.

— Yo los llamé. -confesó su pareja, sonriéndole con cariño como siempre, dejando un dulce beso en su frente que fue notado por los más jóvenes- Me llamo John, por cierto. -extendió su mano hacia el rubio, siendo correspondido a su saludo segundos después, estrechando su mano con Jimin luego- Oh, y nací en Estados Unidos, por eso mi nombre no es coreano.

— Ya vete, John..

— De acuerdo, pero estaré aquí afuera.

Jimin sonrió dulcemente, fascinado con ese trato tan lindo que John le tenía a Yeongsu y el como lo ponía nervioso con sus acciones; jamas creyó que podría verse reflejado en el padre de YoonGi, pero ahora sabía que aquel hombre vivió bajo las máscaras en la que la sociedad y la religión lo habían obligado. Observó a YoonGi, notando la perplejidad con la que veía todo y quería quedarse a su lado en caso de que algo sucediera mal, pero el dejarlo solo con su padre era la decisión correcta. Se acercó para besarle la mejilla, llamando su atención por completo cuando soltó su mano, notando su preocupación al saber que lo dejaría, como un pequeño niño que no quería ser abandonado.

— Estaré allí afuera. -le informó, para que no se preocupara por él, dirigiéndose hacia la salida luego de sonreírle a su suegro, pero este logró llamar su atención cuando le pidió un favor importante-

— Me gustaría que estuvieras presente, Jimin. -ambos menores lo observaron con curiosidad por sus palabras- Quisiera hablar con ambos.

— E-Está bien.

Caótico Deseo|| TerminadaWhere stories live. Discover now