Ochenta y cuatro.

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Acomodó bien su delantal de cocina, subiendo sus mangas para no manchar su camisa, preparando la salsa para el spaghetti que cenaría junto a su pareja que aún no llegaba del trabajo. Anteriormente decidió pasar por el mercado al no tener fideos exclusivos para preparar una comida original de Italia y sabía con certeza que a Jimin le fascinaría, también compró carne de res para acompañar a parte. Luego de cortar la cebolla que casi lo hizo llorar pero dejó sus ojos ardiendo, comenzó por el ajo, oliendo sus dedos después y sintiendo el intenso aroma, optando por lavarse las manos para continuar con la preparación.

Post Malone sonaba en su móvil encima de la isla de la cocina, dándole a YoonGi una mejor sensación al cocinar; se había acostumbrado a escuchar música mientras preparaba sus comidas y la verdad es que no estaba tan mal.

Jimin llegó quince minutos después, sintiendo el aroma especial que hizo rugir su estómago de hambre, dejando su bolso en la entrada para acercarse a la cocina mientras aflojaba su corbata, quedándose sumamente anonado cuando el cabello de YoonGi fue lo primero que llamó su atención, sacándole una sonrisa sincera y maravillada cuando él lo pilló, poniéndolo nervioso cuando se acercó a un más solo para tocar sus mechones negros. Lo besó como saludo, enredando sus brazos sobre los hombros anchos del mayor, inclinándose un poco hacia atrás mientras sonreía en ese beso que dejó deseando por más, abriendo sus ojos lentamente para conectar con los ajenos que brillaban por su presencia, dándose cuenta de que lo tenía apresado contra el mezón cuando se habían inclinado anteriormente y sonrió una vez más cuando subió la mirada hacia su cabello negro.

— Quise cambiarlo; el rubio ya estaba disminuyendo y pensé que teñirlo de negro sería mejor. ¿Tú qué opinas? -el menor subió una de sus manos por la nuca del mayor, enredando sus dedos en ese cabello tan hermoso y ahora algo corto-

— Me recuerdas al YoonGi tímido que le costaba expresarme su amor. -su voz sonaba tan dulce cuando hablaba con él; era lo más maravilloso que Jimin podía ofrecerle, el hablarle como si lo amara eternamente, pero demonios, lo amaba así realmente- Te amo, YoonGi azabache. -susurró, haciendo sonreír tímidamente a su hombre que enseguida volvió a besar sus labios, ladeando su rostro para ir más profundo, haciéndolo desear por más- Y-YoonGi..-jadeó inconscientemente cuando las manos de su novio apretaron sus glúteos, tan rico que lo dejaría hacerlo si no fuera por dos cosas sumam importantes- Mmh, Yoon.. Mi padre está en la sala..

— ¿Qué? -se separó rápidamente de su boca, observándolo sumamente sorprendido, alejándose ahora de su cuerpo- Jimin, debiste decirme.. -el menor soltó una risa traviesa mientras acercaba sus dedos a sus labios como si la sensación de la boca ajena aún estuviera presente, sonriéndole esta vez con coquetería- Eres malo..

— Tal vez merezca un castigo por serlo. -aprovechó la guardia baja del mayor para atraparlo entre su cuerpo y la isla de la cocina, acercándose peligrosamente a sus labios- ¿No lo crees?

— Me siento tu presa ahora mismo. -sonrió al alzar las cejas, atrapando la mano que tocó su bulto con intenciones- Pero no olvides quien manda..

— Me encanta que me mandes. -atrapó el labio inferior del mayor entre sus dientes, observando esa acción con tanto deseo, jalándolo un poco hacia adelante para escuchar el suspiro ajeno que lo encendió completamente- Esta noche no te salvarás de mí; quiero eso que tienes ahí en mi boca y también entre mis glúteos..

— Lo tendrás si te comportas frente a tu padre.

— Haz una excepción por mi. -abultó su labio inferior al fingir inocencia, pasando sus brazos por la cintura de su pareja apretándolo más contra su cuerpo mientras veía esa sonrisa de lado; YoonGi amaba que le rogara en ocasiones- Sabes que eres un hombre al cual nadie podría resistirse.

Caótico Deseo|| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora