Cincuenta.

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La mayoría de los hombres siempre piensan en su propio placer, en como se sientan ellos al estar con otra persona y llegando a su orgasmo sin ver que su pareja también lo haya hecho, pero existen otros hombres que primero piensan en ti y te hacen sentir la mejor sensación de tu placer antes que el suyo; a veces te cuidan y a veces te tratan como si follarte fuera lo único que quisieran, aunque luego eres su reina a quien besa como si fueras lo más preciado que tenga. Te protege y te destruye en la cama, te mima, y a veces te maltrata cuando esta sobre ti y esos hombres son lo que toda mujer querría tener.

Lucy quería tener a Taehyung a sus pies; ahora lo comprendía. Quería ser suya y que el lo fuera también, dominarlo y que la domine; quería absolutamente todo y ahora no podía dejar de gemir su nombre mientras la lengua de su amante se pasaba por su intimidad con tanta lentitud, haciéndola gozar como nunca lo había hecho y es que su primera vez se sentía como lo mejor del mundo. Su espalda se arqueaba, sus dedos se torcían, sus ojos ojos cerrados mientras lo imaginaba a él cuando podía ver el como la hacia sentir bien. Sus piernas abiertas y sostenidas por aquellas grandes manos que apretaban sus muslos a cada segundo, dándole una magnífica sensación.

— Estás tan húmeda, bebé; me encanta que sea por mí. -al bajar la mirada hacia sus piernas, pudo notar la gran sonrisa seductora de Taehyung antes de que este lamiera sus propios dedos antes de acercarse a su vagina para adentrarlos lentamente, logrando que volviera a echar su cabeza hacia atrás, evitando el gemir al sentirse tímida aún- No los reprimas, nena; quiero oír como lo disfrutas.

Una de sus más grandes fantasías y aunque fuera algo ridículo, siempre fue el que le llamaran "nena". No sabía el por qué, pero se sentía tan bien escuchar ese apodo y habían tantos que deseaba oír por Taehyung y no por su ex-novio; todo era distinto ahora.

— Bésame.. -susurró, pérdida en su propio placer, sintiendo tan rico el que esos largos dedos estén moviéndose dentro que se le dificultaba hablar- Bésame, Taehyung..

Sintió la respiración ajena chocar contra su rostro segundos después, junto a un roce en sus labios que le hizo temblar los suyos antes de recibir ese beso que pidió casi en súplica, apretando entre sus dedos las sábanas cuando los dedos siguieron moviéndose dentro suyo, ahogando sus gemidos en la boca ajena y escuchando los jadeos de Taehyung que sufría por la presión de su pantalón. Decidió acercar una de sus manos hacia el pecho del mayor, separándose de su boca para observarlo a los ojos, tomando el valor de quitar el botón de aquella prenda, bajando la cremallera luego mientras era analizada por él.

— ¿Estás segura de que quieres hacerlo? -preguntó con preocupación, sentándose sobre la cama y viéndola indeciso, queriendo desviar la mirada al verla desnuda frente a él, pero siendo imposible- No quiero que hagas esto solo por mi, sino por ti también.

— Quiero hacerlo, Tae..-su voz fue dulce, sonriendo un poco para quitarlo de las preocupaciones- Por favor, hágame suya..

Pudo notar la gran sonrisa del mayor cuando le habló con formalidad. Taehyung se levantó de la cama para bajarse el pantalón y ropa interior, dejando a la vista su cuerpo completamente desnudo que puso más nerviosa a la menor por el tamaño de su miembro, logrando que soltara una risita tímida que causó el mismo efecto en él. Se acercó a ella otra vez, subiéndose encima sin aplastarla, sintiendo las manos temblorosas sobre su espalda que lo acariciaban con dulzura y se sintió tan bien; nunca había experimentado algo así con una mujer. La mirada tímida y deseosa, sus manos temblando tanto como su cuerpo, ansiosa porque la hiciera suya y demostrando un cariño inigualable.

Siempre había estado con mujeres que pensaban más en su pene que en él y aunque también hacia lo mismo con ellas; a veces deseaba quedarse recostado mientras se sonreían, dándose caricias y prometiéndose estar juntos para siempre, aunque eso sonara ridículo. Taehyung siempre quiso a alguien a quien amar, pero sus torpes acciones y las mujeres con las que estuvo nunca fue lo indicado. Sin embargo, ahora mismo estaba besando el cuerpo de alguien diferente, de una mujer que lo rechazó incontables veces por fidelidad a su novio y por sus torpes acciones, además de no sentir interés por él en absoluto. Una mujer que no tiene miedo a decir lo que piensa, de mostrar su verdadera cara, alguien independiente y fuerte desde que tiene memoria; una mujer de oro.

Caótico Deseo|| TerminadaWhere stories live. Discover now