Doce.

442 54 15
                                    

Jimin abrió la puerta de aquella cafetería como todo un caballero, haciendo sonreír a su amiga por ese gesto amable, cerrando luego para lograr que su amigo golpeara "accidentalmente" su nariz contra el vidrio, riéndose después de su desgracia.

— ¡Eso no fue gracioso! -sostuvo su nariz mientras abultaba su labio inferior, causándole ternura a la menor y preocupación, viéndola acercarse a él para verificar que no se haya lastimado y sonriendo satisfecho al ver la expresión molesta de Jimin, ya que el mayor era bastante posesivo hasta con sus amigos-

— Estás bien, Kook. No tienes nada malo.

— Gracias por preocuparte por mi, Lucy. Me caes mejor que mi amigo. -sonrió dulcemente, escuchando el bufido que Jimin soltó después de oír aquello-

— Hay que sentarnos, Lucy.. -la tomó por los hombros, volteándola para arrastrarla hacia una de las mesas en medio de la cafetería, dejando a su amigo atrás y escuchando su risa- Este es un  buen lugar. Jungkook y yo siempre venimos aquí.

La menor sonrió con emoción, sentándose frente a Jimin antes de observar con detenimiento el lugar, maravillada con ese color café de las paredes y el techo de madera siendo adornado por candeleros. Las mesas de un color beige y con más longitud que otras, con sus asientos del mismo color junto a un cojín pequeño con demasiada suavidad; todo era realmente hermoso y jamás esperó poder estar en una cafetería en Corea del Sur.. Para ella todo era como un sueño, se sentía en uno.

— Esto es muy elegante, Jimin. No tengo tanto dinero.

— No te preocupes por eso. -le sonrió kook, acomodándose mejor a su lado- Nosotros pagaremos.

— Espero poder recompensarles. -ambos le sonrieron con dulzura y sinceridad, haciéndola sentir cómoda y en confianza con ellos, siendo inevitable el reírse ante lo tierna que se veían las mejillas ruborizadas de la menor-

Un mesero llegó hacia su mesa después de un minuto, haciendo una pequeña inclinación antes de hablar, desviando de vez en cuando su mirada hacia la única chica— ¿Qué desean ordenar?

— Un americano y un té de jengibre. -ordenó Jimin, observando después a su amiga, esperando a que ella dijera lo que deseaba beber-

— Café con leche. -observó al mesero con una sonrisa amistosa, sonrojándolo un poco y causando que sus nuevos amigos se miraran entre si- Gracias.

Jimin decidió ordenar también un pedazo de pastel para Jungkook y unas galletas para Lucy, viéndola sonreír mucho más que en toda la semana que pasó en Seúl, sintiéndose felíz de poder alegrarle ese día y esperando hacerlo con los siguientes.

Luego de unos minutos en los que el café llegó, Jungkook comenzó a hacer preguntas para conocerla mejor, sumando a Jimin a su charla interesante y el como Lucy se soltaba de manera confiada, contando algunas anécdotas de su país y las costumbres que solían tener, sorprendiéndolos al decirles que: Argentina y Corea del Sur tenían doce horas de diferencia. Ver sus expresiones sorprendidas, más esas boquitas entreabiertas solo le causaron ternura y risa, porque a pesar de ser un poco mayores que ella, seguían siendo tan tiernos como niños pequeños.

— Entonces. ¿Eras bailarina? -Jungkook era alguien que se intrigaba demasiado cuando alguien le parecía interesante y era tan preguntón que a veces podía agobiar, pero no a ella. A la menor le parecía un gesto agradable-

— Por un año y medio, pero lo dejé cuando no pude pasar un año de secundaria, ya que mis padres me castigaron.

—  ¿Ese era tu sueño antes de ser escritora? -Jimin la observaba con tanta atención, porque, por alguna razón; ella le recordaba a él-

Caótico Deseo|| TerminadaWhere stories live. Discover now