CAPÍTULO 13: El objeto de todos mis deseos

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Marco

Luego de haber despedido a la extraña bautizada como Ce en medio de una carretera, regresé a la ciudad cuando mi chofer fue a buscarme, me di una ducha, me vestí y con las mismas partí a la compañía Vanderbilt.

Mientras aguardaba en el asiento trasero, las vivas imágenes suyas se adherían a mi cabeza, sus gemidos, su hermoso rostro en pleno encuentro sexual, sus ojos puestos en mí, la manera en la que me montaba y tomaba sus senos entre sus manos, sabiendo que eso claramente me provocaba.

Fua astuta, directa y completamente diferente al resto de mujeres con las que me había acostado, cosa que despertó mi interés hasta el punto de pedir que la investigaran luego de hablar con mi investigador privado. ¿Se podía considerar una invasión a su privacidad? Sí, probablemente, pero nunca dije que la clase de persona correcta y con educación, ¿no es así?

No recordaba mucho, solo la carretera empapada, los tragos en el bar, la conversación existencial, el espectáculo, los jadeos, el constante golpeteo de nuestros cuerpos y los gemidos de la mujer a la que conocía como Ce. Aún no tenía el resultado de la investigación en mis manos, así que no sabía si realmente se llamaba de esa manera o no, pero dentro de unas horas lo descubriría.

—¿Eso es un chupete, Marco Connor Howard Vanderbilt Seymour? —inquirió James, citando mi nombre completo igual que en un establecimiento militar.

El moreno, al que había tomado de regreso de su merecido exilio de un día, me miraba con horror, como si me hubiese salido un tercer ojo o algo parecido.

Llevé mi mano a la zona y efectivamente dolía al hacer presión. No recordaba en el momento en el que me lo hicieron, pero por supuesto no había sido de Lena porque apenas le había permitido acercarse a mí cuando estábamos teniendo sexo en la regadera, así que la desconocida me había hecho el chupete más doloroso de mi vida.

Acomodé el cuello de mi camisa, cubriendo la zona y me dispuse a tomar un cigarrillo del interior de mi blazer.

—Es un simple chupete, James. No tienes que hacer escándalo por cosas como esas, ¿o nunca te han hecho uno?

Lo encendí y le di la primera calada, impregnando la estancia con el olor de la nicotina.

—Bueno, por supuesto que me han hecho muchos, pero ¿a ti? —volvió a hablar a mi lado —. No recuerdo la última vez en la que hayas permitido que te dejen una marca de esa magnitud. Dios, Marco, no te la cogiste en el mismo club, la llevaste por comida, cosa que nunca hacemos para no creer vínculo, te la cogiste en tu jodido auto, el que tanto aprecias, y ahora tienes una marca suya, ¿alguna otra cosa que yo no sepa? No lo sé, tal vez le pediste que fuera tu novia.

—¿Escuchas lo que dices? Solo quería cogérmela, ¿de acuerdo? Pude notar que era diferente, no se dejaría follar en una cabina de baño ni en una habitación llena de rastros de encuentros sexuales, así que la mejor opción fue esa.

Era totalmente consciente de que todos los miembros de la Junta Directiva estaban sentados en la misma mesa que nosotros, que probablemente estaban oyendo nuestra conversación, pero sí querían algo en su vida, ¿quién era yo para negárselos? Después de todo, también podía ser un buen samaritano.

James soltó una pequeña risa nasal, mofándose de todo lo que yo acababa de decir. Estaba actuando como un maldito imbécil aniñado con la fe intacta de que una mujer llegara a ser la excepción a todas mis reglas y restricciones, pero no podía estar más confundido.

—Escuché que Emma está en la ciudad —manifestó, y yo posé mis ojos en él de inmediato —. Tranquilízate, lobo, fue tu adorable y encantadora madre la que me lo dijo.

Dulcemente Mortal y Letalmente Efímero [BORRADOR]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt