CAPÍTULO 24: No sabes cuánto te odio.

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Céline

Luego haber sido sometida al escrutinio público, de haber sido tildada con centenares de inescrupulosos y bajos calificativos y de haber sido señalada con miradas llenas de reproche y regaño, me encontraba frente a mi psicóloga de cabecera, intentando de esa manera subsanar las fisuras que empezaban a ser notorias más allá de lo normal.

—Dime, Ce, ¿cómo has llevado el hecho de un momento a otro dormir solas todas las noches, en un departamento que no es en el habías pasado los últimos tres años de tu vida? —inquirió la serenidad que caracterizaba su profesión.

—Bueno, la principal razón por la que abandoné la cómoda y enorme casa de mis padres iba más allá de un enamoramiento hacia Nathaniel, pero eso usted ya lo sabe, así que sentí extraño los primeros días luego de regresar de Mónaco y dormir sola. Pero siendo completamente sincera con usted, se siente maravillosamente bien estar sola después de tanto tiempo, algunos síntomas secundarios de todo el torbellino de emociones aún queda en mí, como los mareos o las náuseas, sin embargo, me encontré mejor que nunca.

—Me alegra oír eso, pero ¿no crees que el hecho de que te haya resultado tan fácil soltar la vida que mantenías con Nathaniel se debe a que ya no lo amabas? Dime, ¿cuál es el último recuerdo de peso que guardas de él?

Jamás podría olvidar algo como eso, ni aunque me esmerara en hacerlo. Se trataba de un momento en especial que era uno de los principales por los que había tomado la decisión de huir de la boda con la que siempre soñé.

Caí sobre la cama cuando finalmente todo terminó, lo que se sintió como una eternidad había culminado. Los minutos habían pasado, igualmente las horas y también los días, pero nada había cambiado desde entonces, desde el primer encuentro sexual que volvimos a tener desde que regresé de Nueva York: se sentía vacío, sin sentido, sin propósito.

Fue entonces que reparé en las palabras de Marco que, aunque hubiese intentado no prestarles atención, se repetían en mi cabeza en momentos como esos.

<<"Eso no es amor, ya no. Seguramente los amaste cuando eras una adolescente, seguro que sí, pero continuas a su lado por costumbre, y eso no es amor, Celine, es tortura.">>

Había intentado con todas mis fuerzas no sucumbir ante sus palabras, después de todo él no conocía realmente lo que era amar a alguien como yo lo había hecho con Nathaniel, pero quizá sí, quizá todo sí se había vuelto una rutina: estaba todo el día en la firma, de lunes a viernes, cuando volvía a casa no tenía ganas de tener intimidad, pero cuando era fin de semana no podía negárselo, ¿no es así?

No tendría excusa, mis días de menstruación habían terminado y él lo sabía. Estar casi siete años juntos había ayudado en ello, lo que me dificultaba encontrar una excusa para no intimar, así que allí estábamos; tirados sobre la cama en la que muchas veces soñé con que él me hiciera suya, que me demostrara porque lo deseaba tanto como alguna vez lo deseé, pero todo eso había acabado.

Él intentaba suplir mediante el sexo su error, su infidelidad y yo, intentaba sacarme de la cabeza a quien nunca debió ingresar. Todo eso mientras los últimos detalles de nuestro entonces próximo matrimonio eran culminados.

Todo en vano, porque el sexo no tapaba su infidelidad y tampoco quitaba de mis pensamientos ni borraba de mi cuerpo las marcas que había implantado Marco Vanderbilt con tanta demencia.

—¿Qué sucede, cielo? ¿Estás bien? —preguntó Nathaniel tirado a mi izquierda de la cama.

—Eh, sí, todo está bien.

—Céline...

—He dicho que todo está bien.

—Sé que algo te sucede, puedo notarlo —impuso, mirando mi perfil, mientras yo continuaba centrada en el techo de la habitación —. No me has mirado ni un solo segundo mientras hacíamos el amor, no me has respondido nada de lo que te dije, siento que estoy teniendo sexo con una muñeca y no con mi prometida. Me siento repudiado y rechazado de muchas maneras, entonces por favor no me digas que todo está bien, porque puedo notar que no lo está...

Dulcemente Mortal y Letalmente Efímero [BORRADOR]Where stories live. Discover now