Capítulo 54: El monstruo que alguna vez fui

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Marco

Un mes atrás.

Alpes Suizos, Sankt Moritz.

Las vacaciones de invierno habían llegado dando inicio luego de celebrar el año nuevo en la nueva casa de Leonardo y Phoebe Crawford en Boston, luego tomamos el jet con dirección a Londres, donde pasamos tres días enteros, dos para recorrer los estudios en los que se filmó una de las sagas de fantasía de mi esposa y otro para reposar antes de tomar el siguiente vuelo a Suiza.

El ver su hermoso rostro iluminado por la felicidad, ella pidiéndome que capturara el momento con la cámara instantánea, mientras observaba a través de ella como sus ojos brillaban y lo hermosa que se veía, incluso con ese horroroso suéter navideño de su casa de Hogwarts favorita, porque el hecho de ser su esposo no me convertía en un hombre ciego.

Recorrimos cada una de las galerías en lo que el tiempo nos lo permitió y regresamos a descansar unas horas en aquella hermosa, clásica y lujosa mansión de mi infancia en High Garden, que había pasado a ser mía luego de contraer nupcias religiosamente por la iglesia, tal y como lo estipuló mi bisabuelo en su testamento cuando se enteró de mi creación, sin embargo, no era secreto que aquello fue demandado por mi bisabuela, quien fervientemente creía en que al menos uno de los hombres de su familia lograría encontrar redención y que una boda por la iglesia sería el paso más grande hacia ello.

Siempre fue de mi preferencia Belgrave Square, aquel barrio tan exclusivo que fue ocupado en su mayoría para el año 1840, por lo que una casa en una de las tres esquinas de la plaza y un jardín privado en el centro como el que mi familia tenía, era prácticamente un lujo con el que no muchos contaban.

Desde su construcción y hasta la Segunda Guerra Mundial, la plaza fue ocupada por miembros de la aristocracia británica, junto a un número creciente de plutócratas. Situado en su mayoría al suroeste del Palacio de Buckingham, de la estacón Victoria, y a tan solo 20 minutos de Trafalgar Square.

Toda mi adolescencia en Londres me había servido para conocer todo lo que aquella ciudad albergaba, desde los clubes nocturnos en donde frecuentaba a la gran mayoría de las mujeres con las que me había acostado antes de conocer a Celine hasta aquel barrio en el centro de la ciudad, entre Westminster, Kensington y Chelsea, que era conocido por sus lujosas propiedades residenciales, colocándolo como uno de los barrios más ricos y exclusivos del mundo.

Sin embargo, cuando terminé el internado, dejé de frecuentar aquella residencia al nombre Vanderbilt, en donde solía pasar la noche para escapar de Antoine y en donde James invitaba a algunos amigos para celebrar el fin de semana, lo que me causaba enormes problemas cuando las fotografías de mujeres rodando el edificio aparecían en las portadas de los periódicos de una ciudad tan abocada a conocer las noticias desde ese medio, y lo que sin duda no fue la excepción con mi mamá, quien quiso colgarme de las orejas cuando se enteró por décima vez de mis escándalos incluso antes de ser mayor de edad.

Así que cuando la etapa de rebeldía terminó y James y yo nos separamos al tomar diferentes universidades en diferentes continentes, él en Yale con su carrera de marketing y negocios internacionales, y yo en Alemania con la arquitectura, mi vida dio una vuelta de 360 grados.

<<Por supuesto que había escándalos>> No había muerto después de todo. Recordaba la noche en la que, en medio de las vacaciones de mitad de año, James me visitó en Alemania y acudimos a la casa de un amigo en donde se realizaría una fiesta "tranquila", sin embargo, no tardé en notar que nada en esa noche sería tranquila, pues al regresar a casa, con tragos encima, sufrimos un accidente automovilístico, en donde no solo pudimos matarnos, sino también matar a alguien más, lo que después conocería Antoine que lo cubrió de los periódicos.

Dulcemente Mortal y Letalmente Efímero [BORRADOR]Where stories live. Discover now