Capítulo 74: La pesadilla que me aprisionaba

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Celine


El cañón de la pistola hundiéndose en mi cien mientras observaba presa del pánico la figura de Marco arrodillado en medio de la carretera se alejaba como la camioneta iba avanzando.

Sentí la desesperación apoderarse de mí cuando unas manos desconocidas me tomaron por sorpresa y me arrastraron hacia la oscuridad. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, y un grito quedó atrapado en mi garganta mientras luchaba por liberarme del agarre implacable que me sujetaba.

Mis pensamientos se convirtieron en un torbellino de confusión y miedo mientras me arrastraban hacia un destino desconocido. Traté de recordar lo que había pasado, cómo había llegado a esa situación desesperada, pero todo parecía borroso y confuso en mi mente. Entonces, comprendí que había sido víctima de una venganza dirigida hacia mi padre, y que yo era simplemente un peón en su juego retorcido.

El miedo se intensificó cuando recordé que no estaba sola. Mi vientre ligeramente hinchado era un recordatorio constante de que no solo estaba luchando por mi propia vida, sino también por la vida de mis hijos nonatos. Sentí una oleada de protección maternal inundarme, alimentando mi determinación de supervivencia y mantener a salvo a mis bebés a toda costa.

Al despertar, la sensación de frío metal rodeando mis muñecas y tobillos me hizo temblar de terror. Mis ojos se abrieron de golpe, pero la oscuridad de la habitación me rodeaba, impidiéndome distinguir nada más allá de unos pocos contornos borrosos.

Traté de moverme, de liberarme de las cadenas que me mantenían inmovilizadas sobre la cama, pero fue inútil. Los grilletes apretaban mi piel, recordándome con cada movimiento que estaba atrapada, a merced de mis captores.

Un nudo se formó en mi garganta mientras luchaba por contener el pánico que amenazaba con consumirme. ¿Dónde estaba? ¿Quiénes eran ellos y qué querían exactamente de mí, torturarme, violarme, asesinarme, humillarme?

¿O todas ellas?

El sonido de mis propios latidos retumbaba en mis oídos, llenando la habitación con una ominosa sensación de peligro. Mis manos temblaban mientras me esforzaba por mantener la calma, por encontrar una salida de esta pesadilla.

Pero a pesar de mis esfuerzos, la realidad de mi situación se hundió en mí como una pérdida de plomo. Estaba atrapada, sola y vulnerable, en una habitación sombría y desconocida, a merced de aquellos que buscaban venganza hacia mi padre y el de mi esposo.

Una sensación de desesperación me envolvió mientras luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con brotar, pero en medio de la oscuridad y el miedo, la sombra de una persona ubicada en una de las esquinas de la habitación me puso los pelos de punta.

—Bienvenida a su nueva casa, Lady Vanderbilt...

—Us...usted es...

—Harrison Morgan, es un placer finalmente conocerla.

Mis latidos se aceleraban con forme la figura emergió de las sombras, materializándose ante mí. Un hombre de aproximadamente setenta años, alto y distinguido, con un traje elegante que destacaba en la penumbra de la habitación. Su barba y cabello canosos añadían un aire de autoridad y misterio a su presencia.

Una sensación de temor se apoderó de mí mientras lo observaba, preguntándome qué quería de mí. Sus ojos penetrantes parecían escudriñar mi alma, evaluándome con una intensidad que me hacía sentir vulnerable y expuesta.

Traté de mantener la compostura, de ocultar mi miedo tras una máscara de valentía, pero era inútil. La presencia imponente del hombre me hacía sentir diminuta e insignificante, como si estuviera a merced de sus caprichos y voluntades.

Dulcemente Mortal y Letalmente Efímero [BORRADOR]Where stories live. Discover now