Capítulo 42: Bajo el manto de lo prohibido

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"Sé que voy a amarte sin preguntas, sé que voy a amarte sin respuestas." — Mario Benedetti.

Céline

Finales de agosto.

Bufete Legal de Ralph & Asociados.

El corazón me latía con fuerza mientras caminaba hacia la oficina de mi jefe. Cada paso resonaba en mi cabeza, marcando el ritmo de una decisión que sabía que cambiaría mi vida. Había llegado el momento de decirle a mi jefe que renunciaría, y la ansiedad se apoderaba de mí.

Al llegar a su puerta, me detuve un instante para respirar profundamente y reunir el coraje necesario. Golpeé suavemente y entré, encontrándome con su mirada expectante. A pesar de haber planeado cada palabra en mi mente, ahora sentía que mi garganta se cerraba, y las palabras parecían esquivas.

Ralph, un hombre serio con una expresión profesional, me invitó a tomar asiento. Sus ojos buscaban la razón de mi visita, y yo, nerviosa, apenas podía mantener la mirada. Tomé un respiro y comencé a expresar mi decisión, las palabras salían con dificultad, pero poco a poco formaban la oración que cambiaría mi trayectoria laboral.

—Quiero hablar sobre mi futuro aquí —dije con voz titubeante. Cada palabra pronunciada pesaba sobre mis hombros.

—¿Ya te enteraste?

—¿Qué?

—Ya te comentaron acerca del ascenso, ¿no es así? Oh, espera, si no es eso, ¿entonces...?

—He tomado la decisión de renunciar con efecto inmediato.

El silencio que siguió fue ensordecedor. Mi jefe me miraba con sorpresa, y podía sentir la tensión crecer en la habitación. Mis manos, casi de forma instintiva, jugaban nerviosas con un bolígrafo sobre la mesa.

Explicar las razones detrás de mi decisión se convirtió en un desafío, y cada palabra que añadía a la conversación aumentaba la presión en el ambiente. Hablaba de nuevas oportunidades, de crecimiento personal, pero también sabía que mi partida dejaría un vacío en el equipo.

—Yo planeaba ascenderte a socia mayoritaria —soltó de repente, sorprendiéndome.

—¿Mayoritaria? Pero ni siquiera he sido minoritaria...

—Lo sé, pero estás lista.

—Yo sé que sí, pero ¿con exactitud a qué se debe este ascenso?

—Rumores llegaron a mí acerca de todos los bufetes que están interesados en ti y que desean llevarte a sus filas.

—Esto es insólito, ¿usted planeaba volverme socia mayoritaria tan sólo para que otro bufete no me llevara? —inquirí, ofendida—. Soy una abogada talentosa, le produzco más ingresos que cualquiera en este lugar, legalmente sigo siendo la maldita abogada del cliente más importante entre nuestras filas, y usted sabe de quién hablamos con exactitud.

—Sir Vanderbilt fue no solo tu cliente más importante, sino el de todo el edificio y no es un placer con el que muchos pueden presumir, pero esto trasciende a mucho más que solo talento. Es quien logre inyectar financieramente lo suficiente a la firma y tenga un apellido de peso.

Solté una risita con sorna, y me puse de pie, tomando mi bolso Birkin.

—¿Cuál apellido le parece mejor, señor? ¿Crawford, Lockwood o Vanderbilt? Porque los tres son apellidos con más peso de lo muchas personas en el mundo tendrán, y todos son míos...

Dulcemente Mortal y Letalmente Efímero [BORRADOR]Where stories live. Discover now