Capítulo 65: La mariposa de las alas quebradas

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Celine:


Mediados de septiembre.

Manhattan, Nueva York.


—Marco dijo que me extrañaba —musité débilmente, las palabras ardiendo en mi garganta, mientras su padre me observaba desde el otro extremo del sofá.

Luego de haber sido invitado por mis padres para tomar el té luego de que fuera quien me salvó de Bradford, sonó genuinamente interesado por el deteriorado estado de mi matrimonio con su hijo.

—Y yo lo extraño a él...realmente lo hago —continué, sintiendo la reconfortante forma en la que acariciaba mi espalda, repitiéndome que todo estaría bien—. No quiero que se divorcie de mí, yo lo sigo amando, pero cuando abro la boca para decírselo, nada sale...y es terrible porque nos divorciaremos en unos días...

—¿Crees que es necesario el hecho de que ustedes se divorcien?

—No lo sé, creo que una parte de mí cree que hemos soportado demasiado por el hecho de amarnos, pero creo que existen cosas que simplemente debemos sanar por separado. No somos las mismas personas que éramos cuando nos casamos, él asesinó a Nathaniel, yo pasé por lo que pasé. Quizá, solo quizá después de todo si debemos sanarnos a nosotros mismos para poder ser honestos con el resto.

Era completamente cierto, durante todo el tiempo que él permaneció a mi lado luego de que intentaran violarme jamás hablamos acerca de lo que él hizo, jamás resolvimos los problemas que nos separaron en un inicio, así que allí continuaban, acechando nuestro matrimonio.

Cuando Antoine Vanderbilt pretendió hablar, mi teléfono empezó a sonar en mi bolso, capturando mi atención. Tomé la llamada, encontrándome con la voz de Meredith.

—Él está aquí, —soltó, provocando que yo me pusiera de pie de inmediato, tomando mi bolso— no quiere hablar con nadie más que no sea contigo.

—Dile que estoy en camino.

Corté la llamada, fingiendo una sonrisa ante el padre de Marco.

—Lo lamento, es trabajo. Espero mis padres no tarden en llegar, muchas gracias por escucharme.

—Fue un placer.

Asentí, caminando hacia la salida del salón común en donde mis padres se encontrarían con él, atravesé el lobby del hotel y me monté en mi auto, conduciendo hasta llegar al bufete legal bajo del nombre de mi madre. Me identifiqué en el vestíbulo y me adentré en el ascensor, marcando el número del piso en donde me reuniría con él.

Meredith me dio el encuentro ni bien las puertas se abrieron.

—¿Qué vas a hacer con él? —me preguntó caminando a mi lado.

—Cuando termine con Montanari, ni su propia madre podrá reconocerlo. He preparado este caso por semanas, él ni nadie me detendrá de obtener lo que deseo.

Caminé hasta llegar a la sala de conferencias en donde se llevaría a cabo la reunión, mis tacones resonando en el piso de mármol, mientras el rostro del individuo se alzaba frente a mis ojos,

—Si no es nada más y nada menos que Lady Vanderbilt —proclamó mi entrada, poniéndose de pie y extendiéndome la mano—. ¿O tomando en cuenta tu inminente divorcio, debería llamarte nuevamente Crawford?

—Como se te antoje, me da absolutamente igual. Vanderbilt, Crawford, Lockwood, con cualquier apellido sigo siendo la misma persona y con cualquier apellido patearé tu trasero.

Dulcemente Mortal y Letalmente Efímero [BORRADOR]Where stories live. Discover now