CAPÍTULO 27: Todo queda entre familias

3.2K 182 21
                                    

Céline

Cuando aquello pasó, cuando su mano se estrelló contra mi rostro, supe que definitivamente nada volvería a ser lo mismo. Yo no podría seguir poniéndolo en el pedestal en el que lo había tenido durante tantos años, no podría seguir culpándome del final tan abrupto de nuestra relación. Ambos habíamos cometido errores, ambos le fallamos a nuestra relación y a la promesa que hicimos de construir una relación basada en el respeto y la comunicación.

Y aunque las cosas se vieran estratosféricamente mal, con ambos separados, jamás me habría imaginado que él era capaz de hacer algo como eso...no sólo a mí, su compañera de vida desde los dieciséis, sino a cualquier mujer o persona. El golpe fue inesperado, fue doloroso, no solo por la fuerza que había ejercido, sino también por quién lo había hecho; él, al hombre al que hace apenas unas horas llamaba mi Nathaniel.

—Tú... —murmuré sin poder creérmelo, sin querer hacerlo realmente, mientras mi palma continuaba en la caliente zona.

—¿Una aventura? ¡¿Quién mierda le dice a su ex prometido que tuvo una aventura con tanta tranquilidad a semanas de su matrimonio?!

Fruncí las cejas, sin poder creer lo que decía.

—¡Yo me enteré de que tú me eras infiel a unas semanas de casarnos!

—¡Dijiste que lo habíamos dejado atrás, que lo intentaríamos, pero ahora veo que mentías! ¿Solo lo dijiste para poder revolcarte con otro sin cargos de memoria o en qué mierda estabas pensando? ¡Nos íbamos a casar, Céline! ¡Íbamos a formar una familia, a construir nuestro hogar!

—¡¿Crees que quise esto?! ¡Tiré toda mi vida a la basura por ti, porque te amaba, porque te quería a mi lado y tú no hiciste nada más que humillarme, burlarte de mí a mis espaldas revolcándote con otra cuando decías ir a comprar mi maldito té! ¡¿Qué clase de persona hace eso?! Fue por eso que no querías tener sexo conmigo, claro, esa era la razón. Qué estúpida fui...

Se aproximó a mí y, por inercia, me sobresalté en mi propio sitio. Le tenía miedo, miedo a que me volviese a golpear, ya sabía que era capaz de hacerlo, entonces podría volverlo a hacer. Nada se lo impedía.

—No te atrevas a tocarme otra vez...

—Mi amor —murmuró como una súplica, y yo negué, abrazándome a mí misma, con los ojos llenos de lágrimas.

Me dolía el pecho, específicamente el corazón, me dolía saber que el hombre al que me había entregado en alma y cuerpo era capaz de levantarme la mano, era capaz de golpearme, como bien aquello provocaba mi ansiedad luego de que intentaron violarme la primera vez, y él lo sabía.

—Esto se terminó. Lo nuestro ha terminado de manera definitiva —limpié la lágrima que escurría por mi mejilla —. No tengo idea de sí realmente estoy embarazada, pero eso ahora ya no es importante. No tendría un hijo con un hombre que es capaz de golpearme...Simplemente no puedo hacerlo.

Él permaneció en silencio, también lagrimeando como yo lo estaba haciendo justo en ese momento.

—Lo intenté, intenté que nuestra historia no terminará así, intenté volver a amarte, realmente lo intenté, pero el tiempo no perdonó. El tiempo no nos favoreció, tú buscaste en otra mujer lo que obtenías conmigo, lo que sabías que me era difícil darte, pero aun así lo hice. Y yo, cometí el error en no haber terminado nuestra relación justo en ese momento, nos habríamos ahorrado muchos problemas, entre esos...que me alzaras la mano, pero creo que sirvió para conocer un lado de ti que nunca había visto.

—No, lo hagas. No puedes apartarme de ti justo en este momento, no puedes alejarme de mi hijo, porque existe una probabilidad de que lo sea, ¿no es así?

Dulcemente Mortal y Letalmente Efímero [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora