Capítulo 46: Ambición desatada

1.6K 80 6
                                    

"No deseo que las mujeres tengan más poder sobre los hombres, sino que tengan más poder sobre ellas mismas. —Mary Shelley.

Céline

Teatro dell'Opera

Roma, Italia.

Le regalé una última mirada sobre el hombre a Marco dejándolo con la pelirroja envuelta en un vestido beige. El suave murmullo de la música clásica en vivo flotaba en el aire mientras avanzaba elegantemente por la lujosa sala del evento. Las luces titilantes y la decoración suntuosa creaban un ambiente de sofisticación, y el vaivén de las conversaciones en la alta sociedad añadía un toque de emoción a la noche. Decidida a hacer una pausa y deleitarme con un exquisito trago, me dirigí hacia la barra libre que se alzaba en un rincón iluminado.

Caminé con gracia, mi vestido de noche moviéndose con cada paso. Las risas y los murmullos de la élite social resonaban a mi alrededor, creando una sinfonía de elegancia y diversión. Al llegar a la barra, me encontré con un rincón repleto de botellas finamente iluminadas y un equipo de barman expertos, listos para crear experiencias sensoriales.

Sin embargo, cuando dejé mi bolso de mano sobre la barra y me apoyé en ella, la silueta envuelta en un traje de Nathaniel se hizo presente, poniéndome nerviosa, porque aunque pasaron meses desde el momento en el que me golpeó, me sentía sintiendo incompetente y vulnerable en su presencia.

No importaba el tiempo que pasara, las sesiones con mi psicóloga, las clases de defensa personal que tomara o que Marco estuviera a escasos metros, la sensación de impotencia y dolor continuaban allí, atravesándome por completo, porque no quería necesitar de mi esposo o de ningún hombre para poder defenderme, pero al aparecer así debía ser.

Porque la vida lo había decidido de esa forma. No importaba si aprendieras a defenderte, si te creyeras fuerte o intocable; para que un hombre no te hiciera daño físico o verbal, tenía que ver a otro hombre a tu lado.

Era realmente lamentable.

Aunque había pasado mucho tiempo desde nuestra última interacción, su presencia despertó una incomodidad que no pude evitar. Sus ojos se encontraron con los míos, y una sonrisa se formó en su rostro. Traté de responder con cortesía, pero una incómoda incomodidad se arrastró dentro de mí. Había historias pasadas y viejas emociones que preferiría mantener sepultadas en la profundidad del tiempo.

—Un gin tonic, por favor.

—Lo mismo para mí. —Tronó su voz a mi derecha.

—¿Qué crees que estás haciendo?

—Solo tomo un trago con una vieja amiga, Céline.

—La única diferencia aquí es que no soy tu amiga —debatí de inmediato, observando sus apacibles facciones y su cabellera castaña clara.

Intenté llevar la conversación lo más educada posible, pero cada palabra intercambiada resonaba con la carga de lo que alguna vez fuimos. Intenté ocultar mi incomodidad detrás de gestos amables y respuestas breves, pero no pude evitar sentir que el pasado se asomaba con cada palabra pronunciada.

Las risas ajenas y la música elegante parecían distorsionarse, y mi mente revivía momentos que habría preferido dejar atrás. La incomodidad se materializaba en un nudo en mi estómago, una tensión que me recordaba que ciertos capítulos de la vida nunca se cierran completamente.

Mientras tanto el barman, con su destreza y elegancia, preparó el trago frente a mí. La cristalería reluciente y la presentación impecable del cóctel eran un reflejo de la atención al detalle que caracterizaba el evento. Le agradecí con una sonrisa y tomé el trago entre mis manos con necesidad.

Dulcemente Mortal y Letalmente Efímero [BORRADOR]Where stories live. Discover now