Capítulo 48: En cada pensamiento estás tú

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"Fue amor a primera vista, a última vista, a todas las vistas posibles." Vladimir Nabokov.

Céline

Finales de octubre.

El impacto inicial de la revelación me golpeó con fuerza, como un tsunami de emociones que amenazaba con arrastrar cada certeza que había construido con nuestro matrimonio. Escuchar aquellas palabras, descubrir lo inaceptable que parecía en ese momento, me dejó sin aliento y con el corazón palpitando con una mezcla de dolor y confusión.

Las explicaciones llegaron como un torrente, palabras que intentaban desentrañar el nudo de incredulidad en mi pecho. En ese momento, la comprensión parecía un horizonte lejano, fuera de mi alcance, eclipsada por la sombra del desengaño. Me sentía vulnerable, como si el suelo se hubiera desvanecido bajo mis pies.

Los días que siguieron fueron una montaña rusa emocional. Me debatía entre la rabia y la tristeza, entre el deseo de comprender y la lucha contra la sensación de decepción. Cada palabra, cada gesto, se volvía un campo minado de emociones crudas.

Miradas fugaces, conversaciones cortantes. En todo el proceso previo a la boda, siempre sentía esa necesidad suya por conocer si realmente deseaba continuar con los preparativos o ya no deseaba casarme con él. La respuesta que esperaba jamás salió de mi boca ante el temor de solo intentar ser cruel con él luego de lo me enteré por medio de la persona menos de acuerdo con nuestra relación.

Con el tiempo, sin embargo, la claridad emergió como un suave amanecer. Las explicaciones, aunque difíciles de aceptar inicialmente, comenzaron a tomar forma en mi mente. Poco a poco, la perspectiva se desplazó, y vi el panorama completo de la situación. Comprendí que, detrás de aquello que inicialmente parecía inaceptable, había una complejidad de emociones y circunstancias que no había sido capaz de ver en un primer momento.

Nada justificaba la muerte de una persona y probablemente no había avanzado tanto como creía, pero él realmente sonaba arrepentido.

La empatía, como una luz suave, comenzó a disipar la oscuridad. La comprensión creció a medida que me sumergí en el dolor compartido y las razones profundas que llevaron a ese momento. Acepté que, aunque el camino hacia la comprensión era difícil y plagado de desafíos, era posible encontrar un terreno común.

Aprendí que la verdad, aunque a veces dolorosa, también puede ser liberadora. El perdón, no exento de cicatrices, se convirtió en un puente hacia la reconciliación. Y así, a medida que los días avanzaban, el inaceptable se transformó en una lección de tolerancia, crecimiento y la posibilidad de un nuevo comienzo.


(...)

Dos semanas después.

19 de noviembre.

La noche tan esperada por mis mejores amigas y, siendo sincera, también por mí había finalmente llegado. Frente al espejo, observé mi reflejo con una mezcla de emoción y nerviosismo, vestida con mi disfraz de ángel dorado. El vestido resplandecía con detalles relucientes y una delicada caída que se ajustaba a cada curva, transformándome en un ser celestial por una noche. Las alas etéreas, de un dorado brillante, añadían un toque de encanto celestial a mi atuendo. La idea por parte de Nessa de unir mis despedida de soltera con el Halloween que no llegamos a celebrar, después de todo había sido una idea maravillosa.

—¿Estás segura de que no puedo ir contigo? —preguntó por tercera vez en la noche Marco, quien continuaba recargado en el umbral de la puerta, cruzado de brazos y observándome de pies a cabeza.

Dulcemente Mortal y Letalmente Efímero [BORRADOR]Where stories live. Discover now