Capítulo 53: El desahogo perfecto

1.3K 56 6
                                    

Céline

Apresuré mis pasos con la clara intención de llegar al pelinegro, quien de manera muy evidente intentaba huir de todo, especialmente de mí.

—Marco...—intenté tomar su brazo cuando se regresó a mí destilando furia.

—¿"No estoy en desacuerdo con que él se folle a otra"? —siseó, furioso—. ¿En serio, Céline? ¿Tienes algo que decirme? ¿No te molesta que me folle a otra mujer porque estás haciendo eso...?

—¿Qué? ¡No, por supuesto que no! Eres el único con el que me he acostado desde que nos casamos, idiota.

—¿Yo lo soy? No fui quien dio un espectáculo de primera a toda nuestra familia, ventilando nuestra activa vida sexual, nuestra jodida intimidad y mi incapacidad por embarazarte.

—Entiendo que estés moles...

—Estoy furioso —me interrumpió, sin mirarme directamente—. Estoy furioso porque antes de decírmelo a mí, tu esposo, preferiste decírselo a tu tío, quien por cierto está con mi madre. ¡Mi madre, así que muchas gracias por dejarle saber a mi madre cuanto de mi espermatozoide te he dado!

—Yo no quise que eso pasará...

—Pero pasó, maldita sea. Cuando tienes un problema, vienes conmigo, cuando tienes alguna duda acerca de algo que dije sobre nuestra vida como pareja, vienes conmigo y me lo dices, no huyes, no se lo dices a todos tus amigos, a tu tío, a todo el puto mundo menos a mí; esa es mi definición no de relación, sino de matrimonio...

—Marco...

—¿Realmente crees que te obligaría a hacer algo que te hiciera infeliz? —debatió, estoico, como si la simple duda en mí respecto a ese tema lo lastimara—. ¿Crees que me gusta verte lastimada, crees que quiero que salgas buscando a Phoebe o a Stefano? ¿Realmente crees que yo quiero eso, maldición?

—Yo no...

—Yo creo que podríamos encontrar la manera en la que tener un hijo no destruya tu carrera ni...Se supone que seguiríamos con las inyecciones para que ovularas...

—Ya basta, Marco —siseé entre dientes—. Yo no estoy preparada para ser madre, las inyecciones no han surtido efecto, y lo sabemos.

—Pues cada maldito día intentamos que quedes embarazada, todas las veces que follamos sin protección está abierta la posibilidad de que tengamos un bebé, y lo sabes.

—Yo...no. Marco, no me entiendes.

—Cuando lo perdimos, nuestro bebé tenía dedos en las manos y en los pies, sus huesos comenzaban a endurecerse y su piel y uñas comenzaban a crecer, ¿lo sabías?

—No me hagas esto —supliqué, buscando piedad en sus ojos.

—Solo fue una pregunta.

—Yo...no...estoy...preparada...para ser madre —espeté, con las lágrimas agolpándose en mi campo de visión—. Yo no odio a los niños, adoro a mi sobrino y a Miles, por poco y tuve uno, pero creo que ellos deben tener unos padres que los quieran.

—Yo lo quiero, y tú también lo harías si te permitieras avanzar sin mirar todo el tiempo lo que perdimos, porque eso no hará que regrese. Cuando me dijiste que estabas embarazada, cuando me dijiste que era mío, olvidé mis estigmas y me entregué por completo a ti, incluso con esa ilusión que jamás creí que podría llegar a albergar...—Acunó mi rostro entre sus palmas—. Celine, solo imagina lo qué podrías tener...

—Ya basta, por favor. Me estás haciendo daño, cuando te oí decirlo estando ebrio, quise creer que no sabías lo que decías o que con el tiempo lo olvidarías, pero no puedes hacerlo, ¿verdad? Lo hemos intentando una infinidad de veces, hemos mantenido relaciones sexuales regulares sin utilizar ningún método anticonceptivo durante un año, probamos distintos procedimientos de fertilización, y dijiste que lo entendías, pero ves a Ian o a Miles y ves lo que yo no pude darte, no puedo ahora, ni creo poder darte jamás, y una parte de ti duda la elección que hiciste al elegirme sobre cualquier otra mujer que te habría dado lo que quieres sin siquiera dudarlo.

Dulcemente Mortal y Letalmente Efímero [BORRADOR]Where stories live. Discover now