Capítulo 47: Mis demonios internos

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"Mi técnica es mirarte, aprender cómo sos, quererte como sos." —Mario Benedetti.

Marco

Inicios de noviembre.

Mientras la puerta se abría, anunciando la llegada de Regina Lockwood de Crawford, sentí un nudo en el estómago. Observé con cautela cómo tomaba asiento, con una elegancia que no podía ignorar. Quitó sus gafas de sol oscuras con un gesto preciso, revelando unos ojos azules e intimidantes que compartían el mismo poder con mi esposa.

Rápidamente me otorgó un especie de Deja Vu al visualizar grandes rasgos heredados a mi esposa en su rostro.

Su cabellera lacia color miel caía con gracia sobre sus hombros, como un recordatorio visual de la conexión de sangre entre madre e hija. Cada rasgo, desde la forma de sus ojos hasta la manera en que llevaba el cabello, era un eco de la mujer con la que estaba casado.

Sin embargo, a pesar de las similitudes, las diferencias eran notables. Mientras mi esposa tenía una dulzura y calidez innegables, mi suegra emanaba un aire de arrogancia y presunción. La forma en que se movía y la mirada fija que sostenía denotaban una seguridad en sí misma que rozaba la soberbia.

Céline era una mujer poderosa, con carácter y muchas veces intimidante, pero la gran mayoría del tiempo era un jodido sol, iluminando la vida de todo aquel que tuviera la suerte de conocerla.

Cuando observaba la interacción entre madre e hija, notaba la complicidad en sus gestos, pero también sentía la tensión que a veces acompañaba a su relación. La elegancia de mi suegra estaba teñida de una arrogancia palpable, y sus comentarios no carecían de un tono presumido.

Mientras intentaba comprender la dinámica familiar, me di cuenta de que enfrentaba a una mujer con una personalidad fuerte y dominante. La cena donde me presentaron se desenvolvió entre charlas cargadas de un encanto superficial, pero bajo la superficie, la presencia imponente de Regina Crawford dejaba una huella que no podía ignorar.

¿Qué sucedía con esa pareja, entre mis suegros? ¿Era una competencia por quien intimidaba más?

Sus ojos azules, intensos y penetrantes, me miraron con una mirada intimidante y afelinada, como si pudiera leer cada pensamiento que cruzaba mi mente.

Era imposible no notar su figura alargada, que emanaba confianza y poder. Su presencia llenó la habitación, y su carácter fuerte se manifestó con cada gesto y expresión. La manera en que llevaba su elegante atuendo resaltaba su estilo sofisticado y su gusto por lo refinado.

—Muchas gracias por aceptar mi invitación —concedí, retrocediendo la silla para que pudiera tomar asiento.

Luego de que la madre de Céline estuviera cómoda en su lugar, yo tomé asiento justo al frente.

—Bueno, el mensaje que dejó tu secretaria fue que tenías muchas ansias por verme...

—Así es, pero ¿le parece sí antes de hablar de la razón por la que la cité ordenamos?

Efectuó una mueca de esas clásicas impregnada de supremacía, sin embargo, me limité a ignorarlo, porque simplemente la razón por la que estaba allí desde un principio era mucho más importante que un gesto condescendiente de su parte.

Cuando terminamos de ordenar nuestros platillos que consistió en una combinación de desayuno de polaco con francés; panqueques, tostadas con bacón y café adornaban la mesa.

—¿Me dirás ya cuál es la misteriosa razón por la que tuviste la osadía de citarme o tengo que fingir que estoy aquí por el desayuno? —sentenció, cortando con ayuda de su tenedor y el cuchillo una porción de panqueque.

Dulcemente Mortal y Letalmente Efímero [BORRADOR]Onde histórias criam vida. Descubra agora