CAPÍTULO 36: El arte de defender y atacar

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"Un hombre de carácter podrá ser derrotado, pero jamás destruido." —Ernest Hemingway.

Marco

Viena, Austria.

Dos semanas después.

7 de enero.

El ligamento cruzado anterior era un haz fuerte de fibras de tejido conectivo que estaban dentro de la articulación de la rodilla y que se adhería a la parte posterior del hueso del muslo (fémur) con la parte anterior de la tibia, resultando ser uno de los ligamentos más importantes de la rodilla. Si una rotura completa de por sí ya era grave, la mía siendo de grado 3 lo era aún más.

<<"Todas las fibras del ligamento se han roto, lo que resulta en una inestabilidad de la rodilla y severa pérdida de función y movimiento. La rehabilitación quirúrgica y los meses de rehabilitación no están en tela de juicio">> Aún recordaba el discurso del fisioterapeuta luego de despertar de la cirugía horas después.

Al parecer todo se produjo al momento de intentar ponerme de pie, en donde una especie de valgo dinámico de la rodilla se produjo, ocasionando que el ligamento se rompiera de la peor manera posible. Recordaba a la perfección el dolor producido en el momento, tanto que terminé sufriendo lo que pareció ser una muerte súbita sumado a la otra media docena de lesiones, como la craneal, las costillas rotas y partes del rostro destrozadas.

Luego de lo que sintió como semanas de completa agonía en la clínica privada a la fui trasladado, recibí el alta médico, listo para recibir la educación postural, la aplicación de vendaje compresivo y el uso del maldito inmovilizador ortopédico de la rodilla, drenaje linfático manual, ejercicios isométrico de cuádriceps, entrenamiento de la marcha con uso de muletas, ejercicios de amplitud articular y una preparación mental para condicionar al cerebro con vistas a una óptima recuperación. Vaya mierda.

Estaba harto de todo, de sentirme jodidamente inútil, de no tener ni un minuto a solas, de siempre estar rodeado por especialistas o no poder apoyar el pie sobre el jodido suelo, pero sobre todo por los murmullos entre mamá y Emma sobre algo que yo no terminaba de comprender y que se negaban a comentarme.

—¿Cómo está mi minusválido favorito? —canturreó James al adentrarse sosteniendo una charola de comida.

—Si, muy gracioso, te aprovechas de que estoy inmóvil en esta maldita cama.

—Efectivamente. ¿Has hablado con tu madre hoy o con Emma?

—¿Qué haces aquí? ¿Me darás la comida en la boca? Porque puede que tenga restringido los movimientos, pero escúchame bien: jamás dejaré que algo como eso suceda, ¿entendido?

—Amigo mío, —sonrió, tomando asiento en el sofá individual— creo que no estás en posición de ordenar nada.

—¿No es suficiente la humillación pública con la difusión de las cámaras de seguridad que ahora también debo soportar esto por semanas enteras?

Suspiró, dejando la bandeja sobre mi regazo.

—Tu pulmón está casi sanado por completo, la lesión cerebral también, ahora solo debemos tener cuidado con tu pierna. Ya sabes, pasamos la etapa postoperatoria, ahora viene la intermedia, en donde comenzarás con el fisioterapeuta a incorporar ejercicios de fortalecimiento muscular y esas cosas, y luego viene la fase final: aumentar fuerza en la rodilla, ejercicios más intensos y creí escuchar que harás ciclismo en una máquina a prueba de agua. En seis u ocho meses estarás como nuevo.

Dulcemente Mortal y Letalmente Efímero [BORRADOR]Where stories live. Discover now