Harry Potter y las Historias Mágicas

El Pago 2

*Lumus*

Harry Potter y las Historias Mágicas

-El pago 2-

Como sucedía con tanta frecuencia, Harry una vez más se encontró caminando por el sendero familiar que conducía a la puerta principal de la casa de los Weasley, aunque en este caso quizás estaba un poco ansioso. Su arreglo con Hermione para devolver el dinero que habían pedido prestado para cubrir las opciones de vida menos que estelares de Ron había estado ocurriendo durante todo un mes y mientras él había aprovechado todas las oportunidades para deleitar a su muy dispuesto mejor amigo, los eventos de la semana pasada habían conspirado. contra él, y por lo tanto, él y Hermione no habían tenido la oportunidad de participar en su pasatiempo favorito. La última vez que se había acostado con su amante fue el sábado por la noche y ahora era el jueves por la tarde, el tiempo más largo que había pasado sin Hermione en sus brazos desde que comenzó su arreglo.

El domingo después de su última unión, Hermione tuvo que asistir a una de las reuniones habituales de la familia Weasley, algo a lo que ya no estaba invitado desde su amargo divorcio de Ginny. El lunes había prometido pasar el día con Lily por un vínculo padre-hija, aunque el vestido corto que ella había usado solo distraía a Harry con pensamientos sobre la carne desnuda de su amante. El martes, él y Ron, junto con James, Albus y Hugo, habían ido a ver a Puddlemere, el equipo favorito de James, aniquilar por completo al amado Chudley de Ron. La salida había sido divertida, pero las miradas alternas de Ron, cuando podía apartar los ojos del campo el tiempo suficiente, se habían vuelto bastante tediosas. Sin mencionar que no era realmente lo que Harry quería hacer.

El miércoles había estado libre, pero desafortunadamente, Hermione no. Había sido invitada a dar una reunión de académicos notables, y la bruja no podía permitirse el lujo de dejar pasar una oportunidad como esta, incluso si se trataba de un grupo de personas que hasta ahora la habían ignorado en gran medida a ella y a cualquier idea que tuviera. hasta ahora presentado. Su carrera se había atrofiado, a pesar de ser una figura tan venerada por su papel en la guerra, principalmente debido a su condición de mujer y nacida de muggles. Aún así, si la reunión había ido bien, significaba que Hermione sería capaz de hacer lo que siempre había querido, aunque fuera un poco tarde en la vida.

Era otra razón por la que Harry estaba tan ansioso por ver a Hermione. Quería saber cómo había ido y si había algo que pudiera hacer para mejorar sus posibilidades. Y por supuesto que quería tener sexo con ella. Muy mal de hecho.

Fue por eso que se sintió un poco decepcionado cuando llamó a la puerta principal de los Weasley y no fue respondida por su amante, sino por su hija de dieciocho años, Rose. "Tío Harry, hola", exclamó la joven, sin ver su destello de decepción mientras se apresuraba a abrazarlo en un poderoso abrazo muy similar al de su madre. "Ha pasado mucho tiempo."

"Rose, no me di cuenta de que habías vuelto", dijo Harry, abrazando fácilmente a su sobrina favorita. "¿Está tu madre en casa?"

"Oh, ¿quieres decir que no viniste a verme?" Rose bromeó, rió mientras su tío tartamudeaba una excusa. "Está bien, tío Harry, recién regresé ayer. Lo siento, pero mamá no está en casa. Ella y papá tuvieron que ir a reunirse con los duendes por sus deudas".

Interiormente, Harry maldijo su suerte por tener que esperar aún más tiempo con Hermione. "En ese momento, supongo que la alcanzaré más tarde", dijo, dándose la vuelta para irse antes de que su sobrina lo detuviera.