Harry Potter y las Historias Mágicas

La viuda 2

Harry Potter y las Historias Mágicas

-La viuda 2-

Ella inclinó la cabeza y sonrió, totalmente despreocupada por su ira.

"Y ahí está. El Harry Potter que se enfrenta al Señor Oscuro y se va ileso. Me preguntaba si aparecería".

Harry exhaló bruscamente y trató de calmarse. No podía decir si realmente estaba amenazando a Hermione o simplemente provocándolo porque estaba a su merced. Cualquiera de los dos lo hizo querer enojarse con ella. "No me importa qué tipo de juego retorcido estás jugando. No quiero ser parte de él".

"¿Torcido? Dices las cosas más bonitas. ¿Qué te hace pensar que estoy jugando?"

Él no respondió, su ira aún dominaba su confusión.

Ella se apartó y dejó que sus ojos recorrieran nuevamente su cuerpo, como si reevaluara una valiosa obra de arte. "Un león disfrazado de cordero", dijo con aparente admiración. "Eres un joven confuso, pero interesante".

Casi se rió en su cara. Nunca había estado más desconcertado por otra persona en su vida. No tenía idea de lo que ella podría hacer a continuación. Ya ni siquiera estaba seguro de que ella hubiera estado tratando de seducirlo.

Ella lo miró con alegría no afectada en sus ojos. La tensión del asiento trasero se desvaneció ligeramente mientras se miraban el uno al otro. Se vio obligada a romper el silencio.

"No temas, Harry. Tu pequeña amiga no está en peligro por mí. Pero debes prestar atención a mi advertencia. Ella no está a salvo del Señor Oscuro".

Algo profundo dentro de su pecho se aflojó. Por alguna razón, él le creyó. Luchó contra el impulso de suspirar aliviado. "Aprecio la advertencia. Haré algo al respecto".

Ella inclinó la cabeza. "Uno siempre debe proteger sus objetos de valor".

Él resopló ante su elección de palabras pero no respondió.

"Realmente no hay razón para la hostilidad", dijo a la ligera. "¿Quieres algo de beber? Necesito un refresco".

El repentino cambio de humor lo dejó sintiéndose desequilibrado. Era casi como si sus amenazas mutuas no hubieran sido intercambiadas. Quería salir de la presencia sádica de esta bruja, aunque solo fuera para poder pensar con claridad por un momento. Él asintió vacilante.

"¿Qué te gustaría? Tengo un delicioso cabernet sauvignon, armañac, champaña, un sublime vodka ... bueno, casi todo lo que quieras".

"Una cerveza de mantequilla estará bien".

Ella le lanzó una mirada divertida. "Pido disculpas, pero no guardo cerveza de mantequilla en mi limusina".

"Yo, er, aceptaré lo que sea que tengas entonces".

Golpeó un pequeño gabinete que estaba construido en la barrera frente a ellos. Se abrió para revelar una jarra que contenía un líquido oscuro y dos vasos de cristal. Ella les sirvió a ambos una modesta medida.

"Aquí. Creo que encontrarás esto un poco más refrescante que la cerveza de mantequilla".

Tomó un sorbo tentativo. Se quemó al bajar. Sospechaba que era una especie de whisky.

"Está bastante bien, ¿no?"

"Es fuerte".

"Lo es. Un gusto adquirido, tal vez, pero esa quemadura es agradable una vez que te hayas acostumbrado".