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Gritaba en voz alta. Quizás con razón. 

Esta tensión entre nosotros se había ido intensificando y estaba destinada a llegar a un punto de ruptura tarde o temprano. Se había estado arriesgando por mi, caminando con el corazón abierto para que todos lo vieran, mientras que el mio permanecía cerrado con llave.

Entonces, no lo puedo culpar, de verdad. No por estar enojado. No por estar herido. Y no por cada palabra que lanzaba que me pinchaba hasta que comencé a sentirme como un alfiler humano. 

Había reprimido todo lo que pasaba y nunca le había dado la oportunidad de expresarse. Cada inquietud o tema de discusión que él planteó, se cerró antes de que la incomodidad pudiera aparecer.  

Cuando se trataba de tales problemas de relación, tenía la tendencia a querer meterme en un agujero y tirar del agujero detrás mío, porque si nunca dejaba reconocer los problemas con Henry, entonces no tenía que preocuparme por las consecuencias.

Pero el globo se reventó. El géiser estalló. El temporizador de las bombas se había reducido a cero. Henry había sido empujado, tirado y estirado hasta su límite. Entonces ahora gritó. Y dejé que sucediera porque, sinceramente, lo sentí justo. No estaba siendo irracional y no me iba a dejar que me escondiera. Era hora de enfrentar la maldita realidad.

-Mierda!-, gritó, tirando de los mechones de su cabello oscuro con los diez dedos mientras caminaba por la habitación, solo parando cuando me hablaba directamente. Hablaba y luego caminaba, hablaba y luego caminaba, sin romper esa mirada salvaje en sus ojos. -Mierda, ¿Por qué tienes que convertirme en un maldito idiota?

Hice una mueca, pero me mantuve lo más estable posible. Esto fue diferente. Henry nunca me gritó, y me costaba mantener la compostura. 

Odiaba la ira que brotaba de sus labios, el fuego en sus ojos y el pisotón en su paso, pero necesitabas sentir toda la fuerza de su dolor. El dolor estaba frente a mi ahora y tenía que saludarlo.

-Estoy yendo por la vida diciéndole a todos los que me importan, diablos, a todos los que conozco , que eres mi novia y que estoy enamorado de ti; que eres a quien quiero para siempre, ¡y que todo este maldito tiempo has sido infeliz!

-No soy infeliz- respondí, con la mayor calma que pude sin parecer dócil.

Él se burló. -Bien, no, por supuesto que no, no eres infeliz. Solo les dices a tus amigos que eres miserable por estar conmigo, ¿para qué, divertirte?

Vi como se pellizcaba el puente de la nariz con un gemido, como si decir las palabras en voz alta lo hiciera revivir el momento en que entró a la habitación después de llegar a casa para escucharme desahogarme con quien quiera que estuviera al otro lado del teléfono.

-No soy miserable contigo- respondí nuevamente tratando de no llorar.

-Entonces, ¿qué eres tú? ¿Hmm?- Sus cejas se levantaron en desafío. -Porque claramente no estás en esto conmigo. Lo intento y lo intento, ¡pero me mantienes a kilómetros de distancia! ¡No me dejas entrar en esa cabeza tuya! Quiero decir, ¿por qué diablos no has terminado conmigo si no me quieres?

-Henry...

-¿Cómo es que estoy loco por ti, absolutamente loco, y no sientes nada ni remotamente parecido a eso por mí?- Su voz se estaba volviendo temblorosa. Todavía era poderoso, lo suficientemente fuerte como para dominar una habitación, pero los extremos de sus frases se tambalearon. -¿Cómo diablos pasó eso?

-Basta, Henry.

Comenzó a caminar de nuevo; sin mirar a dónde se dirigía, pero evadiendo los muebles abarrotados de la sala de estar con facilidad. Realmente fue impresionante. Yo es su lugar habría hecho un desastre, tropezando con mis propios pies, cegada por las lágrimas en los ojos mientras patéticamente me arrastraba sobre las manos y rodillas.

-Dios, no puedo creer esto-, murmuró casi susurrando, pero sabía que se podía oír. -¿De verdad he estado tan desesperado por lo que quiero que ni siquiera vi ...-

-Estoy asustada- Comencé a hablar con la verdad, que nunca me había atrevido a decirle en el pasado. -No se como hacer esto.

-¡YA BASTA! -Retrocedí cuando pego el grito de pura rabia. 

-¿No me crees?

-No.

-Bien entonces.- Crucé los brazos. -¿Dime que es eso? ¿Qué me pasa, Henry? ¿Qué nos pasa?

-¡No me amas!- me señaló con su dedo. -¡Simplemente te gusta jugar! ¡Eso es lo que está mal! 

-Yo te amo!- Finalmente el paro de caminar y se quedo mirandome, pero luego suspiro y rápidamente se secó las lágrimas que amenazaban con escurrirse hasta su barbilla. Lo mire y la expresión de asombro en su rostro me inquietó. Pero, por supuesto, se sorprendería. Nunca se habías dicho antes.

Sacudí la cabeza alejando todos los pensamientos que me decían que me callara. 

-No estoy acostumbrada a este amor. No estoy acostumbrada a que alguien me ame como tú- me quedé callada esperando que diga algo pero como se quedó en  silencio, continue. -Le dije a mi amiga que no estaba segura de poder estar contigo porque no quería que tuvieras que amar a alguien que tal vez nunca podría amarte completamente a cambio. Pensé que no era justo. Porque no importa cuánto te ame, siempre estaré intentando protegerme; y no sé cuánto tiempo me llevará aprender a amar sin tener un miedo paralizante del dolor que me causarías si me dejaras, mierda- maldije por las lágrimas que finalmente cayeron, pero no las limpie. Necesitaba ver que lo que le decía era verdad. -Necesitaba ver que sentías. Pero créeme, no quieres esa carga, Henry. Nadie la quiere-

Dio un paso hacia mi, tentativamente como si se acercara a un conejo asustadizo. 

-Amor..

Sacudí la cabeza de nuevo, interrumpiendolo efectivamente. -Necesito ...- Tragando, me froté la frente con manos temblorosas. -Necesito irme. Lo siento. Sé que es egoísta, pero yo ... 

Su mano grande y áspera agarró la mía firmemente y me miró suplicante. "Preciosa... por favor no te vayas. Solo hablemos."

Mire de sus ojos a la mano que rodeaba la mía y viceversa. -Déjame ir, Henry-.Mi tono era parejo, de alguna manera relajado a pesar de que todos mis nervios temblaban debajo de la piel. -Volveré más tarde, lo prometo, pero déjame ir ahora.

-¿Cuánto más tarde?-Preguntó.

-No lo sé- dije, optando por la respuesta honesta y directa de nuevo. -Pero volveré.

Pasaron segundos que se sintieron como horas, pero luego su fuerte agarre se aflojó lentamente hasta que pude deslizar la mano fuera de su agarre. 

Sin mirar atrás, me di la vuelta y salí por la puerta sabiendo que estaba haciendo lo correcto. 

Henry Cavill One ShotTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon