Julie Dash - Realidad Irreal

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De pronto, me di cuenta de que tal vez volví a equivocarme. Entendí que en ocasiones las personas que parecen más feas por dentro, simplemente son esas a las que han lastimado tanto, que ahora se niegan a sentir. Y ese día, motivada por algo externo que desconocía, me atreví a leer una de las cartas de Sophia. Esa que había escrito cuando decidió mandar e-mails por petición de Christopher y expresar sus sentimientos.

Ksenya había salido desde temprano. Todos estaban preocupados por ella. No sabíamos dónde estaba. Sus bebés no querían que nadie los atendiera excepto yo, y me tocó ir al cuarto de Ksenya y acostarlos en la cama. Les leí un cuento y les puse la televisión (sin saber que tenían prohibido ver televisión hasta que Dolores me dijo que ella se la ponía a escondidas).

Y entonces... decidí ser valiente y leerla a ella. Leí para ella; sabiendo que me esucuchaba. Leí sus emails y la sentí cerca y de algún modo, pude percibir que ella también me sintió cerca a mí. Y hoy narro en presente y en pasado. Narro la realidad y la irrealidad. Narro sus recuerdos y aquello que vivió en su mente. Porque Sophia nació para ser esperanza en aquellos que, como ella, perdieron las ganas de vivir.


Todavía quiero partir:

Sophia Pierce:
2:30 am.

Hay un universo en donde la maldad no roza corazones, ni alimenta almas. Un universo en donde puedes bailar sobre planetas, danzar en las nubes, dibujar en el cielo y dormir sin pesadillas. Un universo al que pertenezco, en donde siento que encajo, en donde nada me asusta y no se me hace tan difícil respirar.

Por mucho tiempo pensé que el amor podría salvarme, y ¿si tal vez no estoy mal, sino que nunca pertenecí a este mundo?  Me enamoré profundamente, conocí grandes amigos, y el amor me ha mantenido flotando, como si un día desapareciera el dolor, pero... ¿y si aun sin dolor, yo todavía quisiera irme?

Cuando pinto me retiro lejos de lo que me rodea, menos de ella. Cuando dibujo o trazo pinceladas en un cuadro, mi mente va volando y el peso de la vida se minimiza, y luego... hasta las pinturas se contaminaron con mis pesadillas. Es difícil que la respiración se corte, que el corazón lata tan fuerte, que el peso del mundo exterior se cierna sobre mi cabeza hasta hacerla estallar. Y luego... están sus ojos. Luego está el amor capaz de convertir cualquier tristeza en un motivo. Luego estamos nosotras bailando y corriendo bajo la lluvia, hackeando al mundo y Julie dándome motivos para querer permanecer. Luego está su sonrisa que eclipsa cualquier planeta que haya conocido para convertirse en mi estrella, en mi guía, en mi hogar. 

Y luego entiendo que no soy lo mejor. Llevo varios días yendo a terapia. Ksenya está allí, ayudándome, y Julie se siente orgullosa. Pero las pesadillas continúan. Es mi tercer día de terapia y me da vergüenza obsérvalas sabiendo que en lo más profundo de mí, yo todavía quiero regresar a mi verdadera casa.

No soy suficiente para Julie, y no, no lo digo porque me crea menos, sino porque no es mi mundo, no es mi lugar, no es mi espacio. Estoy en un tiempo prestado y ella lo es TODO. Es la chica con el propósito enorme, la que vino a salvar vidas, a convertirse en alguien capaz de dejar algo en un mundo contaminado. La que no siente que no puede, la que no se detiene con la maldad, ni con la minoría. Ella simplemente sabe que puede, y lo entrega todo cada día. Y lo sé cuando la tengo cerca. Lo sé cuando la veo. Ella es del ejército de ángeles que vino a aportar y que nació para que el mundo no fuera tan horrible, para demostrar con una sonrisa que sí hay una oportunidad para que gane el bien.

En cambio yo, tengo esta sensación desde que era niña. Nunca he querido quedarme. Nunca he querido vivir en un mundo donde son más los que no tienen que comer, donde los niños se rompen por dentro mientras los adultos los abusan. Nunca voy a sentirme parte de un mundo donde el hambre predomina y las madres abandonan a sus hijos, y los padres les hacen daño. Yo no quiero eso. Yo no puedo sentirme orgullosa de un lugar en el que la injusticia abunda, la maldad aploma y son pocos los corazones bondadosos y aunque tienen más fuerza, piensan que al ser pocos no podrán vencer el mal y por eso... no hacen nada. Pero Julie Dash, ella no es así. Ella es la princesa que no requiere ser rescatada. Ella es la fuerza que no necesita debilitar a otros. La fuerza capaz de abrazar a alguien que le hizo daño. La fuerza capaz de hacer que quiera quererme más tiempo en un mundo prestado, solo para tener más tiempo a su lado, antes de partir.

Ella es lo que mi alma necesitaba para vivir un poco más.

El capricho de amarteDove le storie prendono vita. Scoprilo ora