capítulo 1/2

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— por lo que veo no soy la única que llega tarde — le dije a los chicos.
Sebastián como todos los años se sentó junto a mi, mientras que detrás de nosotros Daniela se sentaba con Natalia a la cual acababa de ver.
— ¡Jesús nati! no te había visto— me paré de mi puesto y por encima de su mesa la abracé.
— tranquila aceptaré la escusa de que llegaste tarde- me sonrió felizmente cuando nos apartamos.

Pasamos un buen rato hablando de lo que hicimos en el verano. Nos reímos a carcajadas de las anécdotas que nos contaba Sebastián. Siempre tenía una historia para contar. Por decirlo de alguna forma el era quien le daba el toque especial a nuestra amistad.

Luego de que Sebastián terminara de contarnos todo lo que le ocurrió en el verano nos quedamos en silencio. Extrañamente no teníamos mucho que decirnos, y eso que no nos habíamos visto durante dos meses.
Yo estaba aburrida, horriblemente cansada, y el fastidio comenzaba a ocupar gran parte de mi cuerpo.

- y ese profesor no piensa llegar ¿o qué? -pregunté mirando hacia la puerta. Los chicos sólo se encogieron de hombros. - ¿saben? Por mi que ni llegué así puedo dormir un poco.
- no dormiste lo suficiente anoche - dijo seba en un tono que era más de afirmación que de pregunta.
- claro que no ¿o por qué  crees tu que me quedé dormida? - sin esperar respuesta me eché sobre la mesa y de un momento para otro se me apagó la película.

-¡ey! Despierta - escuchaba que me decía una voz a lo lejos- vamos despierta - ahora unas manos me sarandeaban.
-¡sueltame!- gruñi. De nuevo unas manos se posaron sobre mi. Pero estas estaban frías, y tocaban más tímidamente uno de mis hombros. -me puedes dejar dormir ¡por favor!.
- disculpe que la moleste señorita, pero este no es lugar para dormir.- ¿señorita? ¿pero que m...? Este no puede ser Sebastián, el esta del lado izquierdo y esa voz viene de.....¡oh por Dios!.

Lentamente me incorpore en el asiento, y casi a rastras levante la mirada. Comencé por los pies. -lindos zapatos- pensé. Seguí subiendo. Llevaba puesto un pantalón blanco. Subí un poco más y  -¡wow! que viejo bien vestido - dije mentalmente. Llevaba una chaqueta en un tono gris brillante. Debajo una camisa blanca que se le notaba bastante ceñida al cuerpo, y una corbata gris con líneas blancas y negras. Pase la lengua por mis labios nerviosa.
-¿señorita esta bien?- pregunto el profesor. Me quedé en estado de shock al verlo al rostro.
-¡mierda!- murmure luego de unos segundos. El profesor me miraba preocupado. No se si fue ilusión mia o mis ojos se desorbitaron. Ese hombre era ¡hermoso!.
- disculpe ¿ qué dijo?- su pregunta me hizo salir del trance.
- oh nada nada- dije rápidamente.
- bien, espero ahora no se quede dormida de nuevo.- me miro fríamente, dio media vuelta y se fue.

Me quedé sin habla luego de eso. ¿En qué minuto había llegado ese pedazo de hombre a nuestro salón?.
-¿estas bien?- pregunto Sebastián a mi lado.
- si - lo mire con el entrecejo fruncido.

Pasé todo el resto de la clase mirando al profesor. Repasando cada parte visible de el y haciendo una nota mental.

Era un hombre altom de unos brazos grandes y una espalda amplia. Sus ojos eran de un color gris y en el centro tenían un poco de verde. De eso me fijé cuando el estaba parado a mi lado. Tenía el cabello castaño oscuro, liso y peinado levemente hacia atras. Su piel trigueña le daba un toque exótico a su rostro, el cual era semicuadrado con una barbilla imponente. Tenía un poco de barva la cual le daba ese toque desaliñado, sus labios eran pequeños, en forma de Eme, carnosos y rosados. Y  ¡bendito sea el cielo! Tenía un tracero como los dioses.
En definitiva ese pantalón hacia maravillas con esa maravilla.

Era un hombre bastante guapo; pero con un carácter de mierda.
Tenía esa expresión en su rostro como diciendo "nadie está a mi nivel".
Además de ser muy joven. ¿que edad tendria?. ¿24, 25? Y eso a lo mucho.
Todo el mundo dice que los profesores jóvenes son los peores; los más pesados y malos. Quizá este sea uno de ellos.
Su rostro, su mirada, la expresión y lo que transmite en ellos, dan señales de que es así.
Jamás había visto a una persona que transmitiera tanto ¿dolor? ¿enfado? No lo se. Pero  el hombre con intención o quizá sin ella transmitía cierto aire misterioso. O probablemente eran solo alucinaciones mías.

Me apoye en la mesa mirando hacia la nada. No se que tanto pensaba, pero lo hacía.

-ey, ¡responde!- el codo de Sebastián me hizo reaccionar.
- ¿qué paso?- lo mire asustada.
- Antonella Vásquez - llamó el profesor.
- ¿aquí?- dije aturdida. El profesor me miro y fruncio el ceño.
- al parecer aún está dormida señorita Vásquez- dicho esto miro hacia otro lado.

Cinco minutos más tarde el timbre había sonado. - hasta mañana jóvenes - se despidió el profesor tomando sus cosas y caminando hacia la puerta.
Yo me levanté del asiento perezosamente- espero que mañana llegue mas despierta señorita Vázquez- dijo el profesor en un tono grave.
Lo miré confundida - ¿qué dijo? - levante ambas cejas. El profesor solamente negó con la cabeza y salió de la sala dejándome en un estado de ¿qué demonios?.

¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Where stories live. Discover now